Jorge Lanata falleció en estas horas. Y empiezan los recuerdos, llegarán los homenajes y viene a la mente de todos la palabra que él instauró para describir la realidad argentina: la grieta.
Lo bueno de reconocer a las personas destacadas es hacerlo a tiempo, cuando están con vida, en la plenitud de su carrera. Así lo hizo la Fundación Libertad en 2015, cuando le entregó a Lanata su ya muy merecido Premio Libertad.
Y nada menos que el ex editor del Buenos Aires Herald, Robert Cox, fue quien tuvo en sus manos la entrega del reconocimiento junto Gerardo Bongiovanni, presidente de la Fundación.
“Que bueno es respirar libertad, estoy muy agradecido de estar con ustedes y con Jorge Lanata. Yo he seguido su carrera desde muy temprano, compartimos la Argentina sin Justicia y casi sin periodismo y la superamos con trabajo duro, pero estos últimos 12 años estuve muy preocupado por él, porque hemos sufrido las mismas amenazas otra vez. No obstante él ha sabido armar un gran equipo de periodistas para mostrar que el periodismo puede salvar a un país. Yo creo que lo consiguió. Jorge es un gran hombre, siempre seguí la actualidad argentina a través de él. Hay que animarse a hablar de liberalismo en todo el sentido amplio de la palabra, estamos en el momento justo. Cuando una vez le pregunté a Lanata si quienes han gobernado estos doce años son democráticos, lo pensó y me dijo: “autocráticos”.
Hay que reconocer su coraje físico y mental, su sentido del humor y su inteligencia.
Cosas abstractas y una linda palabra
Lanata en 2015: “tengo ganas de hablar sobre la libertad. Damos la vida por cosas abstractas como la felicidad, la seguridad, el tiempo, la libertad. La libertad es la posibilidad de ser, de ser de manera completa. Si alguna vez alguien me recuerda, a mi me gustaría ser recordado como un tipo libre. Un tipo que trato de ser lo más libre que pudo. En mi profesión ganar libertad es también ganar independencia. O sea ser libre en el periodismo es desplegar el yo, poder ser lo que uno siente dentro del sí que es. No hablo de egocentrismo, sino de sentirnos seguros de nosotros mismos. Con el tiempo vamos entendiendo que lo único irremplazable es lo que uno es, y eso es lo que nos hace distintos. Esa tendencia a formatearnos que tienen los demás, tenemos que saber combatirla pensando con libertad para identificarnos ante otros y cuando fui yo mismo siempre me fue bien. Desde Pagina12 hasta acá”.
“El peor enemigo de nuestra libertad son nuestros prejuicios y creer que el proceso de aprendizaje alguna vez termina. Nadie termina nunca de aprender. Hay que saber preguntar. Los que conservan no son libres son esclavos de lo que quieren conservar, sin embargo en la Argentina al liberalismo lo asimilan a lo conservador cuando es todo lo contrario. Yo necesito cambiar para avanzar y no quiero conservar nada, yo creo en el espíritu emprendedor he formado siempre empresas privadas pero también entiendo que a veces es la comunidad entera la que tiene que enseñar a sus miembros a ser más libres de lo que son porque el que no come todos los días no es libre, el que deja el colegio dejá de ser libre, se necesita igualdad de condiciones para la libertad”.
“Cuando el arquero zen dispara una flecha, cierra los ojos, porque el blanco está en él, no en el árbol, él siente donde está, sabe donde ubicarlo y pega en el blanco… Ejerzan su libertad, escúchense a si mismos todo lo que puedan y denle menos importancia a las opiniones ajenas. El que nace es uno, el que está triste es uno, el que festeja es uno y el que muere es uno…y a esa hora nunca hay nadie más…siempre es uno el que está ahí. Por favor sean libres y gracias por un premio con un nombre tan lindo: libertad”.
