Recientemente, Fundación Libertad presentó el Índice de Desempeño Provincial (IDP) 2019. Falta de libertad económica y brechas estructurales caracterizan el mapa argentino de performance fiscal de acuerdo a las variables contempladas por el índice. Por decimoquinto año consecutivo CABA lidera el IDP mientras que Formosa se adjudica el último puesto. Santa Fe está entre las provincias líderes, ocupando el segundo lugar del ranking.
El Índice de Desempeño Provincial (IDP) es elaborado desde el año 2005 por Fundación Libertad con el apoyo de la Fundación Internacional para la Libertad (FIL) y la Red Federal de Políticas Públicas, en base a la metodología aplicada por The Fraser Institute para mensurar la libertad económica en los gobiernos sub-nacionales. Las tres áreas de estudio son: a) tamaño del sector público, b) financiamiento del gasto público y c) empleo público provincial.
Los resultados del IDP muestran, una vez más, que las provincias líderes y las de más baja calificación en el ranking básicamente son las mismas desde la primera edición. Específicamente, por decimoquinto año consecutivo, Ciudad de Buenos Aires lidera el ranking mientras que Formosa se adjudica la última posición. Esto demuestra que las heterogeneidades provinciales adquieren un carácter estructural. Por su parte, la provincia de Santa Fe, asciende un puesto en relación a la edición 2018 y se adjudica el segundo lugar en el ranking.
Ranking IDP 2019
Puesto | Provincia | Puntaje |
1 | Ciudad de Buenos Aires | 8,38 |
2 | Santa Fe | 7,65 |
3 | Córdoba | 7,35 |
4 | Buenos Aires | 7,34 |
4 | Santiago del Estero | 7,34 |
6 | San Luis | 7,29 |
7 | San Juan | 6,76 |
8 | Mendoza | 6,66 |
9 | Neuquén | 6,49 |
10 | Chubut | 6,43 |
11 | Catamarca | 6,21 |
12 | Santa Cruz | 6,11 |
13 | Salta | 5,88 |
14 | Corrientes | 5,65 |
15 | Entre Ríos | 5,54 |
16 | Tierra del Fuego | 5,45 |
17 | La Pampa | 5,44 |
18 | Misiones | 5,10 |
19 | Río Negro | 5,03 |
20 | Tucumán | 4,74 |
21 | La Rioja | 4,03 |
22 | Chaco | 3,94 |
23 | Jujuy | 3,17 |
24 | Formosa | 2,54 |
En lo que atañe al análisis por variables que conforman el IDP, el ratio Gasto Corriente / Producto Bruto Geográfico (PBG), que mide el tamaño del sector público, alcanza un promedio de 19,8% para el conjunto de provincias, la máxima de toda la serie. Las discrepancias son contundentes: en CABA las erogaciones de carácter corriente representan el 7,8% de su PBG en tanto que en Formosa equivalen al 41,4%, esto es, cinco veces más.
La variable que mensura la relación entre recaudación propia e ingresos corrientes, muestra un valor promedio de jurisdicciones equivalente al 24,3%, evidenciando, una vez más, la alta dependencia de las economías del interior sobre los recursos enviados por el gobierno nacional. Solo basta ver que, en promedio, los ingresos propios representan casi una cuarta parte del total de recursos corrientes. En algunas jurisdicciones la recaudación propia no llega al 10% de sus recursos, como en Formosa, y en otras, supera el 30% como en Santa Fe.
En el indicador que vincula el stock de deuda con el producto, se advierte una suba respecto en las últimas ediciones pero aún en valores muy bajos respecto a las primeras ediciones de este índice. Precisamente, el valor promedio alcanzado para el conjunto de provincias es del 7,4%, exponiendo el mayor cociente Jujuy (22,3%). En esta variable es de destacar a Santa Fe, que es la tercera provincia con menor stock de deuda en relación a su producto, al lograr un ratio equivalente al 1,3% en esta variable. Por otra parte, en Chubut, la deuda equivale al 84% de sus ingresos totales mientras que en La Pampa apenas al 4%.
En lo que atañe a la presión fiscal, medida a través del cociente Recaudación Tributaria / PBG, también creció a lo largo de la serie del IDP y en esta edición el ratio promedio provincial es del 4,4%, el máximo de la serie. Además, se advierte un incremento del 48% en este indicador desde la primera edición del IDP, al analizar la media de jurisdicciones. La provincia de mayor presión impositiva es Tucumán (7,1%) en tanto que Catamarca (2,3%) es la de menor carga tributaria.
La variable que mide la relación entre los empleados públicos y la población ocupada si bien el promedio descendió levemente en esta edición se halla cerca del valor máximo y con un crecimiento del 21% desde la primera edición. La cantidad de trabajadores estatales de este nivel de gobierno supera los 2,2 millones de personas, habiéndose incrementado un 63% entre 2003 y 2017. En Tierra del Fuego la cantidad de empleados públicos subió un 130% en el período mencionado mientras que en Formosa la variación fue del 10%. Por su parte, Santa Fe es la tercera jurisdicción con menor proporción de empleados públicos en relación a su población ocupada, con un porcentaje del 9,3%, muy por debajo del promedio provincial.
Vale señalar que las erogaciones en personal representan, en promedio, el 49% del total de gastos de los presupuestos provinciales. Por su parte, la inversión real directa representa en promedio tan sólo el 10,2% de los egresos. En este marco, las desigualdades entre provincias son por demás elocuentes. Por ejemplo, Santiago del Estero destina el 24% de su presupuesto a obra pública mientras que Santa Cruz apenas el 2,8%. En materia de gastos en personal sucede algo parecido. Por ejemplo, en Chubut, los gastos en concepto de personal se ubican en el 61% del total de egresos en tanto que en provincias como Santiago del Estero o San Juan rondan el 35%.
En síntesis, a través del análisis de diversos indicadores fiscales, el IDP tiene como propósito contribuir al diagnóstico de la situación de las finanzas provinciales y, en función de esto, proponer lineamientos de acción para lograr un sector público sub-nacional más disciplinado y eficiente. Desde que se realiza el IDP se viene señalando la necesidad imperiosa de efectuar una reforma integral y profunda del Estado. Sabemos que solo a partir de ello se podrá alcanzar el tan deseado crecimiento sostenido y reducir la pobreza. Los indicadores de este índice evidencian que poco y nada se ha hecho en la materia en este tiempo. Es por eso que cobra cada vez más fuerza insistir en la importancia de encarar dichas transformaciones estructurales que, lamentable, aún siguen postergadas por los hacedores de política económica.