Un nuevo Mundial se acerca y una de las principales sedes de Rosario para ver los partidos de Messi y Cía. será el tradicional Bar El Cairo, donde el sentimiento por la albiceleste se multiplica en un lugar que guarda cientos de charlas, encuentros, cafés, shows e imágenes de íconos de la cultura argentina.
Para la Copa del Mundo Rusia 2018, dispondrá de dos pantallas gigantes con excelente definición y están evaluando algún tipo de diseño temático para todo el local, según contó a ON24 el encargado de Relaciones Públicas del emblemático bar rosarino, Ricardo “El Negro” Centurión. Además, los mozos atenderán vistiendo la camiseta argentina, que “ya tienen lista”, dijo.
“Va a ser bastante particular en esta ocasión porque los partidos son cerca del mediodía, por lo que la actividad normal tendrá un adicional”, indicó y estimó que, en ese sentido, habrá un buen nivel de reservas para los días en que juegue el combinado argentino. Hoy, El Cairo (Sarmiento y Santa Fe) cuenta con capacidad para 250 comensales.
“Los partidos se van a ver muy bien y eso va a pesar a la hora de las reservas. Te entusiasma ver el partido de la Selección acá”, aseveró Centurión y acotó: “También influye en la concurrencia para ver los partidos si hay jugadores de Newell´s y Central entre los titulares”.
Por supuesto, “La Mesa de los Galanes”, que hoy frecuentan “Chiquito” Martorell, “Colorado” Vázquez, “Pitufo” Fernández o “Chelo” Molina, estará repleta cuando Argentina salga a la cancha, pero Centurión señaló que, a la hora de las reservas, las mesas más demandadas van a ser las que están cercanas a la pantalla que da la espalda a calle San Lorenzo “porque ahí hay menos reflejo del Sol”. “Aunque después, cuando ya no hay lugar, la gente se sienta en cualquier lado”, afirmó.
También mencionó que los precios de la carta para el Mundial no variarán y sostuvo que si bien la consumición más común para este tipo de ocasiones es la pizza, aclaró que “la especialidad de la casa es el Cartilos”.
El Cairo fue inaugurado en 1943 en la planta baja de una casona y fue cobrando fama gracias a las reuniones de artistas e intelectuales locales, nacionales e internacionales que allí se realizaban. Cerró en 2002 y un incendio puso en duda su reapertura en 2004, pero gracias a un intenso trabajo de reconstrucción de la mano de arquitectos, artistas y obreros, se pudieron recuperar los 500 metros cuadrados originales, dándole a su fachada interna un estilo de la arquitectura colonial.
“Muchos de los motivos de mis cuentos y de los personajes ficticios que aparecen en mis libros están inspirados en las charlas que se daban con los muchachos en la mesa del bar”, decía Roberto Fontanarrosa, quien en su libro “La mesa de los galanes” inmortalizó al histórico bar, que hoy se erige como un multiespacio, con living, barra, biblioteca y escenario para shows en vivo.
REDACCIÓN ON24