El error es de nadie

Al día de hoy, la situación que envuelve al tema del cierre dominical es, cuanto menos, confusa. La ley provincial y la ordenanza municipal por la que Rosario adhirió a la norma se descascaran en los pasillos de la Justicia dejando entrever los hilos que realmente motivaron esta jugada: un lobby de un sector empresarial, abonado por funcionarios, legisladores y organizaciones patronales y sindicales apuntado a redireccionar ventas desde ciertos actores a otros. Nada que ver con el descanso de los trabajadores, eso es evidente.

Lo cierto, es que mientras se espera que la Corte Suprema de Justicia de Santa Fe falle a este respecto, la sentencia expedida por la Cámara de Apelaciones declarando la inconstitucionalidad de la norma hizo que todo se tornara más resbaloso. A la inequidad planteada de antemano entre supermercados con superficies mayores  y menores a 1.200 metros cuadrados, se le introdujo una nueva, que es la posibilidad de que algunas de las cadenas que por ley están inhabilitadas para abrir sus puertas, lo hagan por haber conseguido avales particulares por parte del Poder Judicial para levantar sus persianas los domingos.

A este desprolijo panorama se le suman acciones que lejos de aclarar, oscurecen. En las últimas horas, la propia intendenta, Mónica Fein, envió una carta a las autoridades provinciales en la que pide que suspendan las sanciones a los supermercados locales que abran los domingos. Actitud que no deja de llamar la atención,  en tanto, la ordenanza de adhesión contó con el apoyo unánime del oficialismo en el Concejo, al igual al que recibió en la Legislatura provincial.

A casi un año y medio de su puesta en vigencia, y con cada vez menos argumentos, ninguno de los actores políticos, sindicales y empresariales ha asumido responsabilidad alguna. No sólo por la falsedad del espíritu planteado en la norma, sino también por la inequidad que están sufriendo los supermercados que están sujetos a la ley de forma desigual , y los perjuicios económicos que vienen padeciendo. Al parecer, el error es de nadie.

 

REDACCIÓN ON24         

Por Mariano Fortuna

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