En el 2018, la familia Dana abrió un bar de tragos, un almacén y una enorme cava de vinos en un espacio inmenso que levantaron durante diez años, en el corazón del barrio donde nacieron. Belgrano Café surgió así con la idea de convertirse en el punto de encuentro de todo un barrio y sus alrededores. Una apuesta ambiciosa y anticipada a la descentralización que hoy se corrobora como tendencia.
Se convirtieron en poco tiempo en un punto de encuentro en la zona, y en un clásico de tragos y aperitivos que vienen a probar de todos lados. Con una estética que recuerda a las clásicas casas chorizo, el patio con toldos es el corazón de Belgrano Café y su fuente, la “Fontana Di Vermú”, su sello y bandera. Este año redoblaron la apuesta con el amor que sienten por el clásico aperitivo y crearon “Sifonazo” un club de vermú de autores.
Detrás de la idea está Matías Dana, un joven de 35 años que conoce de aperitivos como cualquier abuelo o tal vez más. Se dedica a dar talleres de coctelería, fue embajador de marcas como Cinzano, Campari y Cynar y dio charlas sobre el origen del vermú en distintas oportunidades, dentro y fuera del país. “Soy un enamorado enfermo del vermú, me apasiona. Y siempre quise difundir esta cultura que hoy por hoy nuestra generación está recuperando. Si revisamos fotos viejas vemos que en cada mesa donde hubo un encuentro había una botella de vermú sobre la mesa, para mi recuperar esa tradición tiene que ver con eso, y lo quisimos hacer en el barrio donde nací, eso también es Belgrano”, cuenta Matías a On24.
“Toda la estructura la levantó mi viejo, las aberturas, los bancos, todo. Los vitrales que enmarcan la cava del subsuelo los hizo él”, cuenta sobre el bar que tiene también una vinería inmensa en toda la superficie del subsuelo, más una tienda de almacenes. Además, cada tardecita, “a la hora del vermú”, Belgrano abre sus puertas para disfrutar de tragos y platos de cocina casera.
Con Sifonazo, lograron llegar también a cada casa. Por el precio de una membresía mensual, Sifonazo te envía a domicilio cada mes una botella del vermú de selección, que acompañan con una pequeña picada, vaso acorde para la ocasión y un instructivo didáctico con la preparación y la historia de la bebida familiar.
“La idea es un club, así como existen club de vinos, un club para conocer y probar la cantidad de vermús de producción chica que son excelentes, un poco por fuera de los del circuito comercial. Hay productos que son riquísimos”, destaca Matías y cuenta que además Sifonazo brinda descuentos tanto en la vinería como en la carta para quienes sean parte.
Desde barrio Belgrano hacia todo Rosario
“Muy pocos de los que van pasan de casualidad, pero el cliente que va es porque quiso llegar, viene el que ama el vermú, los ricos cocteles y las tapas”, destaca Matías sobre la ubicación de Belgrano Café, sobre la avenida Provincias Unidas, una calle poco ligada a la gastronomía. “Sin embargo vienen clientes de todos lados, hasta de otras localidades. Se generó una muy buena sinergía con quienes nos visitan, el boca en boca es fundamental y lo que se genera en redes sociales, sobre todo Instagram, fue muy bueno también”.
¿Volverías a elegir Belgrano? “Sin dudas, creo que la descentralización es un fenómeno que ocurre en todos lados y en Rosario hay que desarrollarla más aún. Belgrano fue coincidencia, elegimos armarlo en el barrio en que nacimos, pero hay una realidad en la relación del costo de estructura y el servicio que se puede brindar que no es lo mismo. Los costos indirectos afectan el precio final y estar en un lugar con un costo menor permite ofrecer un producto de calidad a un buen precio”, cerró.