Si hay algo que Javier Milei prometió y repitió hasta el hartazgo a lo largo de su campaña en el 2023 fue la necesidad de lograr el famoso “déficit cero” lo más rápido posible. Una vez electo, Milei ratificó en múltiples oportunidades el rumbo fiscal que elegía para su gobierno, con su icónica frase de cabecera: “no hay plata”.
Lo cierto es que, el viernes pasado, a las 19:30 horas el Ministro Caputo adelantó los resultados de la ejecución presupuestaria que serán publicados el próximo martes 20 en el cual se enorgullece de haber logrado, solo en un mes, superávit financiero.
Esto es, que no solamente durante el mes de enero el Estado gastó menos de lo que recaudó (superávit primario), sino que también le alcanzó para pagar los intereses de la deuda y hasta incluso le sobró plata. Para ponerlo en otros términos, es como si a una familia, luego de hacer todos sus gastos mensuales, paga lo que debe de tarjeta e incluso le sobra plata para cancelar cuotas o ahorrar dinero. Específicamente, el monto anunciado por Caputo es un superávit financiero de 518.408 millones de pesos, equivalente a 0,2% del último dato de PIB anunciado por el INDEC. El superávit primario, por su parte, fue de 2.010.746 millones de pesos, algo así como el 1% del PIB.
Lo interesante de estos números son particularmente dos cosas: La urgente necesidad de mostrar buenos resultados y la rareza de encontrar un mes donde el estado gasta menos de lo que recauda. Vayamos por partes.
La situación crítica del país demanda incansables esfuerzos a la población, y esto el Presidente lo sabe. Ahora, al mostrar este dato, queda en evidencia que, por lo menos una parte del esfuerzo tiene sentido. Es completamente necesario lograr que las cuentas del Estado se equilibren para poder disminuir rápidamente el proceso inflacionario que vive la Argentina. Desde hace años, el Estado financia sus déficits crónicos mediante emisión monetaria y en consecuencia la tasa de inflación en argentina sube, afectando principalmente a aquellos con menos recursos. Esta es la causa de nuestros problemas inflacionarios: la génesis de la inflación en nuestro país está en el prolongado déficit fiscal que es precisamente lo que Caputo se encargó de arreglar en un mes. Una vez consolidado el resultado, si este logra mantenerse en el tiempo, tendremos la cancha limpia para poder llevar adelante una fuerte reforma fiscal que le saque el peso del Estado a las empresas argentinas.
Para dimensionar este resultado, tenemos que irnos a agosto del 2012 para encontrar el último mes con superávit financiero y al 2010 para encontrar un año superavitario. Es decir, de los últimos 137 solo en enero del 2024 el estado argentino tuvo superávit financiero. Durante los otros 136 meses, la argentina tuvo que endeudarse o emitir dinero para poder pagar los exorbitantes gastos del estado que nos han llevado a la situación actual: Pobreza del 40% e inflación del 254% interanual.
Por otra parte, la promesa de terminar con transferencias discrecionales a las provincias se cumplió y ayudó a consolidar las cuentas en el mes de enero. Según informa el IARAF, estas se han cortado de raíz y han disminuido un 98% en términos reales.
Para finalizar, a pesar de que el ancla fiscal parece estar más firme que nunca y los resultados parecen ser esperanzadores, se están generando algunas dudas de la sostenibilidad de estos, que se ven empeoradas por la compleja situación en el Congreso. Principalmente, son dos los factores que generan ciertas dudas: Por un lado, se estima que el gasto devengado en jubilaciones y pensiones cayó mas del 30% en términos reales y que en algún momento esto será ajustado al alza volviendo a comprometer las arcas nacionales. Por otro lado, durante el mes de diciembre, el impuesto PAIS significó más del 5% de la recaudación total y fue el único impuesto que aumentó en términos reales junto al IVA durante el 2023, específicamente en un 91%. Bajo la supuesta unificación cambiaria que el gobierno prometió, este impuesto desaparecería, obligando a llevar a cabo un ajuste aún mayor. Sin embargo, al momento de la supuesta desaparición del impuesto PAIS, la recaudación tributaria que en diciembre cayó en términos reales, debería verse recompuesta de la mano de la mejora en la actividad económica esperada para el mes de abril en adelante.
Sea cual sea el desenlace, los datos de enero son motivo de festejo. El camino no será fácil, pero los primeros pasos son positivos.
Por Juan Manuel Redolfi, Economista de Fundación Libertad.