En varias entrevistas tanto Milei como Caputo mencionaron que la prioridad es levantar el cepo cuanto antes. Si bien jamás dieron fechas exactas, la “segunda mitad” del año se ha instalado como el momento a partir del cuál deberían levantarse las restricciones cambiarias.
No obstante, ambos han dicho reiteradas veces que primero es necesario sanear el balance del Banco Central antes de poder dar el paso, y se barajó la posibilidad de adelantar la salida de los controles cambiarios si alguna institución, como el FMI, da una cifra considerable que respalde la medida (se habla de al menos 15 mil millones de dólares).
¿Por qué se demora tanto el gobierno en sacar el cepo? Hay que tener en cuenta varios factores y la situación de la que se parte. En primer lugar, abrir completamente el mercado de cambios implicaría que el precio del dólar quede librado a las fuerzas del mercado, y por tanto se determinaría por el juego de la oferta y demanda. Esto es positivo desde muchos puntos de vista y necesario para los que creemos que los precios deben ser libres y que las intervenciones arbitrarias generan desajustes en toda la economía. Sin embargo, es lógico que el que está haciendo política económica se pare un segundo a pensar las posibles consecuencias y lo indeseable en términos políticos que puede ser un aumento de volatilidad en el plano cambiario. Poniéndolo en términos concretos, el gobierno no levanta el cepo hoy porque tiene miedo. ¿Miedo de qué? De que la oferta de dólares no llegue a cubrir las posibles fuentes de demanda, debiendo ajustar por tipo de cambio, lo que en un contexto recesivo y en donde la gobernabilidad no abunda podría ser desestabilizante para el programa global del gobierno. No hay que olvidar que lo cambiario es sólo una parte más del sistema.
El Banco Central no necesita tener reservas enormes en un sistema libre, porque si el sistema fuera 100% libre no es necesaria su intervención. Sin embargo, las reservas cumplen un rol disuasorio, si el mercado sabe que el Banco Central tiene dólares tiene menos incentivos para correr contra su moneda porque este podría salir a intervenir en caso de ser necesario. Por eso podría pensarse que el gobierno quiere 15 mil millones, por si hay una corrida y eventualmente tiene que salir a intervenir. El problema es que al dar ese mensaje se puede perder credibilidad en la fortaleza de la autoridad monetaria y el sector público y terminar en una especie de “profecía autocumplida”, como sucedió en la etapa final del gobierno de Mauricio Macri luego que recurrieran al FMI.
Dicho esto, ¿La precaución es justificada? ¿Qué tan lejos estamos de un mercado libre? Si se levantan las restricciones, cualquiera que precise dólares, por cualquier motivo, podría acceder a ellos pagando el precio de mercado. Esto implica que si una empresa quiere girar dividendos al exterior lo puede hacer, si la gente se quiere ir a turistear a Europa puede usar dólares, si doña Rosa quiere comprar para ahorrar lo puede hacer, y cualquiera que quiera importar también tiene acceso libre. Así también, significa que, si soy un exportador que vendí mis productos y me quiero quedar con los dólares sin cambiarlos por pesos, ya sea en el país o afuera del país, también lo puedo hacer. Hoy la situación se encuentra completamente alejada de la antes descrita.
Hoy los exportadores están obligados a liquidar un 80% al tipo de cambio oficial, recibiendo pesos a cambio, mientras que el 20% se liquida a dólar CCL (sirviendo para mantener a raya ese mercado), los importadores tienen restricciones cruzadas que les impiden acceder al dólar oficial por 90 días si hacen operaciones de dólar CCL, existe la restricción de la comunicación A7340 del BCRA que obliga a la “ida y vuelta” al banco de los dólares originados en ciertas operaciones bursátiles, sigue vigente la limitación de los 200 millones por día, no están permitidas algunas operaciones de dólar contra caución, la limitación del dólar ahorro sigue existiendo, no hay libertad total para la remisión de utilidades para las empresas. Sigue vigente el impuesto PAIS (que explica una parte considerable de la recaudación) el cual perdería sentido en un mercado de cambio libre, pues los importadores podrían hace un by pass con dólares CCL para evitar pagarlo, lo que perjudicaría el equilibrio fiscal. Todas estas, y otras restricciones se irían si se levanta el cepo.
Sumado a esto, el BCRA partía de reservas netas negativas (aprox. -11 mil millones de dólares) y, si bien ha acumulado varios miles de millones a través de la compra en el mercado por liquidación de exportaciones, hoy siguen siendo negativas (aprox. -4 mil millones). Se partían con una deuda con importadores por encima de lo normal, para lo que se instrumentaron los Bopreales (aprox. 9 mil millones). Pero esto tiene dos problemas, por un lado, los que licitaron empezarán a tener acceso al dólar CCL por la diferencia entre el valor técnico y el precio del momento de la venta, lo que significa una fuente adicional de demanda de dólares. Por otra parte, la deuda con importadores siguió creciendo, porque al sacar la SIRAS el gobierno puso un mecanismo escalonado para el pago de importaciones que hizo que, como se ve en el gráfico, la diferencia entre las importaciones que se realizaron y las que efectivamente fueron pagadas desde que asumió Milei sea de casi 9.500 millones de dólares (se pagaron sólo un 27% de las importaciones de estos meses). O sea que puede decirse, forzando el argumento, que los Bopreales solucionaron (y sólo en parte) la deuda importadora de estos meses, pero no la heredada del anterior gobierno. No significa que todos esos dólares vayan a ser demandados al BCRA pronto, pero es otra potencial fuente de problemas.
Milei y el equipo económico están siendo más pragmáticos que dogmáticos en el plano cambiario. Es paradójico porque dicen ser defensores de los mercados libres y que los precios reflejen la realidad, pero siguen manteniendo las restricciones en el mercado cambiario. Claramente el componente político pesa más, lo cual tiene sentido pues el potencial costo a asumir si algo sale mal es muy alto.
Podría no pasar nada si se levanta el cepo, incluso el mercado podría equilibrarse en el medio o más cerca del tipo de cambio oficial si todo sale bien, podría ser la señal para que inversores extranjeros quieran ingresar al mercado local y entonces que el peso se aprecie contra el dólar, o podría pasar que la demanda sea enorme y el tipo de cambio tuviera que subir, obligando al gobierno a intervenir o a aceptar el costo de la volatilidad (y el posible impacto en precios, con lo que eso significa) Es una incógnita, y por tanto, lo lógico a esperar es que el gobierno vaya levantando de a poco las restricciones vigentes y testeando los resultados, antes de dar el paso final de sacar el cepo. Dependerá como venga la formación de reservas los próximos meses, si se liquidan las exportaciones o no, si llega el apoyo del FMI (es dudoso dado que requeriría aprobación del Congreso), del panorama en los otros sectores y cómo se vaya asentando la economía. A día de hoy no está claro que se vayan a poder sacar todas las restricciones cambiarias este año.
Joaquín E. Aranguiz. Economista miembro del Centro de Investigaciones Sociales y Económicas de la Fundación Libertad.