Los permisos de residencia a ciudadanos extranjeros que se conceden en muchos países de Europa, y del resto del mundo, por la inversión en vivienda u otras opciones se encuentran en entredicho. Más conocidas como ‘golden visa’, la Comisión Europea lleva advirtiendo durante años que estos programas exponen a la Unión Europea a riesgos de seguridad y lavado de dinero, y la guerra en Ucrania ha aumentado estas preocupaciones.
Para salir de la recesión por la crisis económica del 2008, en muchos países fue una opción en un intento de atraer inversión cuando más se necesitaba. Actualmente, la posibilidad de conseguir una ‘golden visa’ varía, según el territorio, pero están denostados o se han incrementado los requisitos para poder acceder a uno de estos pasaportes.
Comprar casa o invertir para lograr la residencia no es algo nuevo
Algunos de los programas han existido durante décadas. Una forma útil, y por qué no decirlo sencilla, para que los gobiernos recauden fondos y alienten la inversión extranjera. Canadá lanzó su Programa Federal de Inversionistas Inmigrantes en la década de los 80 y EEUU lleva años con el programa de visas EB-5, que allana el camino para que los inversores extranjeros obtengan la ‘Green Card’, la famosa Tarjeta Verde de residencia permanente en la primera economía mundial.
En Europa, las ‘golden visa’ ganaron popularidad durante la crisis de deuda europea, cuando un puñado de países comenzaron a vender propiedades para tratar de atraer dinero extranjero y tapar los déficits presupuestarios. Portugal, Irlanda, Grecia y Hungría estaban entre esos países, después de ser rescatadas por la Unión Europea (UE) y el Fondo Monetario Internacional (FMI).
Portugal, por ejemplo, comenzó a ofrecer estos visados a ciudadanos no pertenecientes a la UE en 2012 que estuvieran dispuestos a gastar al menos 500.000 euros en una propiedad, invertir en un fondo del país o poner en marcha una empresa y crear empleos. Posteriormente, la inversión inmobiliaria se redujo a 350.000 euros.
En 2013, Grecia, España y Hungría iniciaron sus propios programas, ofreciendo permisos de residencia a cambio de inversiones inmobiliarias. En nuestro país, se partía del medio millón de euros. La ‘golden visa’ permitía el derecho a viajar libremente por muchos países de la UE, y solicitar la ciudadanía pasados unos años.
Hungría cerró su programa de visados en 2017 en medio de acusaciones de corrupción, pero ya plantea reiniciar una nueva versión este año, otorgando a aquellos que inviertan al menos 250.000 euros en fondos inmobiliarios locales o 500.000 euros en propiedades el derecho a solicitar una permiso de residencia renovable cada 10 años.
Pero ahora las desventajas, como el incremento de los precios de la vivienda, las dudas sobre el blanqueo de capitales o la falta de arraigo de los compradores, superan a las ventajas y los gobernantes están abandonando esta opción de inversión, aunque sigan representando una pequeña parte del mercado residencial de cada país.
El Reino Unido, Irlanda, los Países Bajos, Grecia y Malta han puesto fin o han endurecido las normas relativas a su permiso de residencia por inversión. España ya adelantó en abril que también pondría fin a su programa.
Mientras Portugal ha modificado su programa, uno de los más populares de Europa, eliminando las inversiones inmobiliarias como base para la solicitud de un permiso de residencia. Y es que alrededor del 90% del dinero recaudado por el programa luso procedía del sector inmobiliario.
“El programa atrajo miles de millones de euros al mercado inmobiliario y fue tan popular entre los inversores chinos que los carteles en el aeropuerto de Lisboa que anunciaban propiedades de lujo estaban escritos en chino”, comentan los expertos. Y más recientemente, este programa ha sido cada vez más popular entre los inversores estadounidenses.
En Portugal, todavía se pueden lograr el permiso de residencia si hay una inversión en fondos por más de 500.000 euros, realizar actividades de investigación científica o invertir en el capital social de una empresa que cree cinco puestos de trabajo o mantiene 10 puestos de trabajo.
Grecia ha anunciado planes en marzo para aumentar la cantidad mínima que los compradores extranjeros de propiedades deben pagar para obtener una ‘golden visa’ a 400.000 euros, y sigue siendo una opción para aquellos que pueden alcanzar el umbral más alto.
Más allá de Europa, Australia suspendió en enero las solicitudes para personas que inviertan más de 5 millones de dólares australianos (3 millones de euros), como parte de una reforma más amplia de la política de inmigración diseñada para atraer a inmigrantes más cualificados.
Dónde se puede conseguir aún la ‘golden visa’
El coste de obtener la ciudadanía mediante inversión también está aumentando en El Caribe, donde dichos programas representan más de la mitad de los ingresos nacionales de algunas pequeñas naciones insulares.
Algunos pasaportes caribeños permiten viajar sin visa al Reino Unido y la UE como parte de acuerdos bilaterales, y los reguladores europeos han expresado su preocupación de que puedan servir como puerta de entrada para delincuentes. Por eso los gobiernos europeos están presionando a las naciones caribeñas para que las restrinjan.
Dominica, Granada, San Cristóbal y Nieves y Antigua y Barbuda acordaron cobrar al menos 200.000 dólares (185.000 euros) por sus pasaportes a partir del 30 de junio, el doble de la tasa actual, en algunos casos. Santa Lucía no firmó el acuerdo y continúa vendiendo sus pasaportes por 100.000 dólares, casi 93.000 euros.