Fuente: Artículo de Rebeca Arroyo / Expansión
El furor del inversor por el negocio residencial en España, junto con la falta de suelos finalistas en las zonas con más demanda de las grandes capitales, obliga al capital a optar por otras alternativas para promover viviendas sin perder rentabilidad.
Una opción que en los últimos meses está ganando peso es la reconversión de inmuebles destinados a oficinas a viviendas.
Grupo Lar, de la familia Pereda; la división inmobiliaria de Acciona; la joint venture formada por Admara y la mexicana Be Grand; la familia Capriles y la gestora de fondos de inversión Persépolis Investments, son algunos de los inversores que en el último año han comprado edificios, antes sedes de empresas o administraciones públicas, para promover viviendas destinadas a la venta o alquiler.
Esto coincide, además, con un momento de impasse para el segmento de oficinas, que sufren ante el desapego por parte de ciertos inversores hacia esta categoría de activos.
En un informe reciente de EY, la consultora señalaba que cerca de 2,5 millones de metros cuadrados de oficinas en Madrid y Barcelona, que representan un 12% del parque total de estas ciudades, deberían cambiar su uso a viviendas para mejorar su valor y lograr la rentabilidad esperada.
En concreto, el mercado de oficinas de Madrid tiene 1,8 millones de metros cuadrados que, de ser reposicionados a residencial, generarían hasta 20.000 unidades y permitirían mejorar los precios de los edificios prime en el distrito de negocios en, al menos, un 30%, hasta 44 euros el metro cuadrado al mes.
Esto implicaría que ambas ciudades podrían añadir hasta 28.000 unidades a su oferta residencial si se ejecutaran estos cambios de uso. Poco a poco cada vez más inversores hacen números y les salen las cuentas.
Operaciones
Precisamente una de las grandes operaciones del año en el mercado inmobiliario se enmarca dentro de esta tendencia. Grupo Lar se acaba de hacer con el inmueble estrella en venta del Ministerio de Hacienda. Tras dos subastas fallidas, la puja llegó a buen puerto y la inmobiliaria se alzó el pasado viernes como ganador del activo tras ofrecer 205 millones de euros.
La intención de Grupo Lar ahora es convertir la torre del complejo, con 20 plantas de alturas, en viviendas para la venta. La conversión de oficinas a otro uso era un objetivo que también perseguían otros de los interesados por el edificio, ubicado en el número 50 de la madrileña calle de María de Molina.
Por este activo pujaron también Whiteni Socimi, con una oferta de 198 millones; Rainforest Capital Partners (Dunas Capital), de 191 millones; Tomaleta Servicios y Gestiones, de 180 millones); Nescaleo (Kronos), de 176 millones; y Conren Tramway, de 166 millones).
Se trata, sin duda, de la operación más relevante del año pero no ha sido la única. Acciona ha comprado a Mapfre e Iberdrola un complejo de oficinas ubicado en el norte de Madrid con el objetivo de promover viviendas que destinar al alquiler, uno de los negocios por los que está apostando la compañía en los últimos años. El inmueble está localizado en el distrito de Fuencarral-El Pardo.
La compañía inmobiliaria mexicana Be Grand, en alianza con la gestora local Admara, adquirió un edificio de oficinas en el céntrico barrio de Las Letras a un grupo de inversores, entre ellos futbolistas, liderados por Paul Gomero, por unos 18 millones de euros. Los promotores destinarán ahora unos ocho millones a la reforma del inmueble, que albergará 50 viviendas.
Otro inversor mexicano, la familia Capriles, también se ha subido a la ola. A través de su sociedad Orinoquia Capital, ha comprado un edificio de oficinas ubicado en el número 17 de la calle José Silva, en el madrileño barrio de Arturo Soria. El inmueble, con una superficie de 3.300 metros cuadrados distribuidos en seis plantas, contará tras la reforma con 20 viviendas a precios de venta que oscilarán entre 550.000 y 800.000 euros. Orinoquia prevé invertir 11,5 millones en la rehabilitación del edificio.
La gestora de fondos Persépolis Investments, a través de Mahnaz, cerró en noviembre del pasado año la compra de un edificio en el centro de Madrid a Colonial por 25 millones de euros. Según explicó la compañía entonces, el objetivo de la compra pasaba por reconvertir el edifico en pisos residenciales de lujo.
Búsqueda de alternativas
Situado en el número 27 de la céntrica calle Sagasta, el nuevo activo cuenta con más de 5.000 metros cuadrados.
Dentro del boom del residencial se enmarca la decisión de Merlin de vender una parcela localizada en Ática, parque empresarial ubicado en Pozuelo de Alarcón (Madrid), con edificabilidad de oficinas pero compatible con viviendas.
La Socimi ha decidido sacar a la venta este suelo, en lugar de promover oficinas, ante el apetito que ha despertado en el inversor que quiere promover pisos en este municipio.