Venezuela está comprando menos y varias industrias santafesinas lo están sintiendo. La caída de las exportaciones afecta a varias industrias que habían ampliado sus líneas de producción de cara a las ventas al país centroamericano; a partir de intercambios enmarcados (en gran parte), dentro de acuerdos que se remontan a los tiempos de gobierno de Néstor Kirchner y su par Hugo Chávez.
A mediados de la década pasada, la proliferación de la crisis energética llevó al presidente Néstor Kirchner y a su ministro de Planificación, Julio De Vido, a cerrar un acuerdo comercial con Hugo Chávez. Aprovecharon de esa manera dos características sobresalientes: el país caribeño contaba por aquellos días con una oferta energética prolífica y el líder bolivariano había trabado una amistad personal con Kirchner.
El convenio contemplaba la creación de un fideicomiso en el Banco Nación (el fideicomiso “Néstor Kirchner”) en el que la Argentina depositaría los fondos para que esa entidad financiera les pagara a exportadores de productos que compraría Venezuela.
Bajo ese marco, varias empresas dedicadas a la producción de alimentos y equipos aprovecharon para incrementar el volumen de sus ventas a la nación bolivariana; en un intercambio que en los últimos meses ha caído en picada, dejando a varias empresas afectadas profundamente.
En Santa Fe
Entre las industrias santafesinas que han alegado severos problemas por el derrumbe de las ventas a Venezuela, se destacan los casos de Vasalli Fabril, Sancor y Nestlé.
El caso de Vasalli (que exportaba maquinaria agrícola), tocó un punto crítico luego de que en enero firmara un contrato para exportar a ese destino 245 cosechadoras, de las cuales se vendieron 50, y otras 70 quedaron en stock en los patios de la compañía.
Ese incumplimiento de firmas venezolanas, generó un desbalance financiero en la firma, que había recurrido al Banco Nación para solventar la operación. Lo cual, según trascendió, culminaría con el traspaso del manejo de la mayor fábrica de cosechadoras a nivel nacional, a su red de concesionarios.
Los males de las negociaciones con Venezuela también afectaron al sector lechero. Hace algunas semanas, Firmat se sacudió con un nuevo conflicto laboral derivado de la decisión intempestiva de Nestlé de despedir a una decena de empleados.
La decisión está relacionada con la estrepitosa caída de exportaciones a Venezuela. Dado que en lo que va de 2016, la exportación de manufacturas del sector lechero (algo en lo que Nestlé se especializa) se han prácticamente evaporado. En este marco, la venta al exterior de fórmulas infantiles cayó 75 por ciento debido a la exigua demanda bolivariana.
En el mismo tren se encuentra SanCor, que le vendió a Venezuela 40 mil toneladas de leche en polvo por 158 millones de dólares, de los cuales tienen vencidos y en mora casi 50; además tiene en los depósitos mercadería por 120 millones para ése país, que no pueden entregarle por los problemas económicos que atraviesa el gobierno de Maduro.
Cresta Roja, el peor de los casos
La avícola propiedad de los hermanos Rasic resultó uno de los peores ejemplos de las relaciones comerciales con Venezuela. A través del Fideicomiso Néstor Kirchner, Argentina le vendía pollos que el chavismo pagaba un 42% más que el precio de mercado, por una extraña tasa de riesgo ante eventuales demoras en los pagos.
El problema comenzó cuando empezaron a caerse los acuerdos de compra y se terminaron los contratos por la crisis económica en la que entró ese país. Desde entonces Cresta Roja habría recibido del gobierno kirchnerista unos $ 26.000 millones en subsidios, y aun así alegaba problemas para pagarles el sueldo a sus empleados.