Miguel Ponce Gerente de Relaciones Institucionales de la Cámara de Importadores de la República Argentina advirtió sobre el impacto del default en la caída de las importaciones. Al respecto asegura que en estos momentos, casi el 90% de lo que entra al país está destinado a la producción.
“¿Por qué los importadores estamos muy preocupados? Porque si se consolida el default perdemos financiamiento internacional y la única fuente genuina de dólares es el saldo de la balanza comercial y en ese caso van a frenar las importaciones lo más que se pueda. Se golpeará más aún el aparato productivo. Porque por un lado se ganará algún dólar pero prohibiendo las importaciones se perderán muchísimos más” asegura Ponce. Y continúa:
“El principal proveedor de la industria nacional es la importación. Afectar, trabar las importaciones es pegarle de lleno al sector industrial nacional.
Los importadores aseguran estar viviendo el default fáctico desde antes del propio default con adelanto de pagos al exterior mucho antes de desencadenado el conflicto.
“Venimos adelantando pagos cuando antes lo hacíamos a 90 o 120 días. Ni hablemos de las empresas exportadoras, muchas veces financian sus procesos productivos pidiendo fondos a banca extranjera. Debido a la calificación agravada que recibe Argentina al entrar en default, hablar de una tasa del 8% pasará a ser una utopía” agrega el representante de la Cámara de Importadores.
El escenario que se avizora desde el sector es: pérdida de competitividad y una escasez de dólares que obligará a aumentar los intereses de los bancos, con mayores expectativas inflacionarias y devaluatorias.
“¿Cómo se puede elaborar una política de reposición? No hay cálculo económico. A qué precio voy a vender si no se a cuánto lo voy a reponer? Todo esto se paga. Se paga en baja de mano de obra, en baja del consumo.
Antes del default las expectativas de crecimiento que daba cualquier economista de aquí a fin de año era de 1,5 a 2 % de caída, si se consolida esta situación de default estamos hablando de casi un 5% de caída, esto implica con todas las letras de una explosión social” concluye Ponce.
Por Fabiana Suárez