El pasado lunes los mercados financieros se despertaron con un derrumbe histórico, del 12,4%, en el Nikkei, el índice de referencia de la Bolsa de Tokio. Esa misma jornada las caídas se moderaron al entono del 2%-3% en los principales índices bursátiles de Europa y Estados Unidos.
La oleada de ventas en los mercados globales se convirtió en un auténtico vendaval bajista en la Bolsa de Tokio, debido en parte a la magnitud de las subidas acumuladas por el Nikkei desde el inicio del año, pero también como consecuencia de los efectos del ‘carry trade’, que tuvo como protagonista al yen japonés. Un repunte de la divisa penaliza a las grandes empresas exportadoras de Japón, de forma que las caídas del yen suelen servir de revulsivo para el Nikkei.
El lunes, lejos de ejercer de estímulo, el yen se convirtió en un detonante de las caídas en el Nikkei por los efectos del ‘carry trade’, la denominación popular de una estrategia de trading utilizada en los mercados internacionales que busca aprovecharse de las diferencias existentes entre los tipos de interés de dos divisas.
En concreto, los inversores tratan de identificar los pares de divisas que se apreciarán o depreciarán con el tiempo en función del rumbo que adopten las políticas monetarias de sus respectivos bancos centrales. Los periodos de fuerte volatilidad y aversión al riesgo en los mercados pueden acelerar estos ajustes por la búsqueda de refugio.
Las divisas de bajos tipos de interés como el yen y el franco suizo suelen utilizarse para financiar operaciones de ‘carry trade‘, que se han desmantelado drásticamente en las últimas jornadas.
Como explican desde IG, en el ‘carry trade’ “los inversores buscan los cruces de divisas que cuenten con la moneda que posea un mayor tipo de interés y la que tenga un menor tipo de interés. Es decir, debes posicionarte en un cruce que tenga el mayor diferencial posible, para comprar la divisa con el tipo de interés más alto y posicionarte a la baja de la divisa con el tipo de interés más bajo”.
La política del ‘tipos cero‘ que ha adoptado el Banco de Japón durante los últimos tiempos debido a los persistentes problemas de deflación en el país ha convertido al yen en protagonista destacado del ‘carry trade’.
A modo de ejemplo, los analistas de XTB detalla que “observamos que la divisa A tiene un tipo de interés de un 1% mientras que la divisa B cuenta con un interés del 5%. En este escenario, los inversores pedirán prestada una cantidad X de la divisa A al tiempo que colocan ese capital recibido en la divisa B obteniendo un rendimiento del 5%. En una situación perfecta en la que no existe movimiento de los tipos de cambio, el inversor obtendrá el rendimiento de la divisa B (5%) menos el coste de pedir prestado la divisa A (1%). El rendimiento de la operación será, por tanto, producto de la diferencia de los tipos de interés de ambas divisas, es decir, un 4%. (5%-1%)”.
Uno de los problemas es que las perspectivas sobre tipos de interés, lejos de permanecer invariables, pueden llegar a variar bruscamente, como ha sucedido en las últimas jornadas, a raíz de las alertas de recesión de EEUU y de las reuniones de los bancos centrales.
La subida de tipos aprobada la semana pasada por el Banco de Japón, y su predisposición a adoptar nuevos repuntes adicionales de las tasas, coincidió con el correctivo que registraba el dólar en medio de las repentinas alertas de recesión en EEUU, y de las previsiones de rebajas más bruscas de los tipos de interés por parte de la Fed.
Las políticas monetarias del Banco de Japón y de la Fed enfilaban así caminos opuestos, disparando los ajustes en el mercado de divisas, y más concretamente entre el yen y el dólar, puesto que, a modo de resumen, como señalan desde IG, “en esencia, en el carry trade el trader paga un tipo de interés bajo por la divisa prestada mientras que cobra el rendimiento del tipo de interés más alto de la divisa comprada”. Si estos intereses varían, los inversores pueden verse tentados a variar su posicionamiento, con el consiguiente impacto sobre el mercado de divisas y, por extensión, sobre la renta variable.