Qué los cumplas… ¿feliz?

El Cepo Cambiario cumple tres años.

Los economistas Leandro Fisanotti y  Adriano Mandolesi de Fundación Libertad, recorren la triste vida de la medida cambiaria en su tercer aniversario.

Viernes. 28 de octubre de 2011. Con la rueda de mercado ya cerrada y de cara al fin de semana, el entonces Ministro de Economía Amado Boudou anunciaba que quienes deseen adquirir moneda extranjera debían solicitar a tal fin una autorización ante AFIP. Junto al titular de la AFIP, el funcionario explicó que sólo quien contara con la “capacidad contributiva” necesaria podría hacerse de billetes verdes. A tres años de la controvertida medida, un análisis de las variables que llevaron al cepo y el impacto que ha tenido en la economía se mantienen como una discusión vigente y un desafío de cara al futuro.

El mercado informal para la divisa había nacido con la precuela del cepo cambiario. Ya en septiembre de 2011 existía un incipiente intercambio paralelo en donde los compradores que buscaban evitar el registro de las transacciones cambiarias estaban dispuestos a pagar un plus sobre la cotización oficial del orden del 5%. La consecuencia inmediata de la instalación de las restricciones a la compra de dólares (que tomaron efecto el lunes 31 de octubre de 2011 día en el que las reservas alcanzaban U$S 47.523 millones) fue la conformación de un mercado informal para la divisa estadounidense. Así nació el hoy famoso “dólar blue”.

El tipo de cambio, por entonces de 4,24 y la brecha comenzaba a ganar tracción: el primer día de restricciones saltó al 6% (4,49 pesos por dólar contra un oficial de 4,24). Luego fue a 9%, y así hasta llegar a un 73% actual (habiendo alcanzado al 100% en mayo de 2013, la mayor diferencia entre el dólar oficial y el dólar libre en la Argentina desde 1974). Estos incrementos fueron de la mano de nuevas y mayores restricciones que se impusieron a lo largo de los siguientes 36 meses.

La canilla de dólares se cerró cada vez más. En el verano de 2012 se impusieron nuevos requisitos a las empresas para la obtención de divisas para girar al exterior. Esto resultó en un duro golpe para las filiales extranjeras que debieron buscar alternativas para pagos por servicios o ganancias a sus casas matrices. No es extraño que a partir de entonces la Argentina haya sido uno de los países que menor inversión extranjera directa recibió entre los latinoamericanos, ni que ésta sea principalmente reinversión de utilidades cautivas. Mientras que durante 2013 la IED recibida por los países de América Latina y el Caribe se incrementó en un 6,3% interanual, los flujos de fondos hacia nuestro país cayeron en un 25% según indica un informe de CEPAL.

Para los individuos, las complicaciones para acceder a la moneda extranjera fueron crecientes. Una a una, las ventanillas para hacerse de dólares se fueron cerrando o, al menos, limitando. En el segundo trimestre de 2012 pasó a ser necesario contar con una cuenta bancaria en dólares (con saldo, lógicamente) para poder realizar extracciones en el exterior. El monto autorizado en relación a los ingresos se redujo y aparecieron las autorizaciones para la compra de moneda para viajes al exterior.Cada uno de estos cambios fue combustible para la brecha entre el mercado oficial y el paralelo. Por mayo de 2012 había alcanzado el 20%.

La última vuelta para cerrar definitivamente la canilla a las compras para atesoramiento llegó el 14 de junio de 2012 (aunque fue oficializada casi un mes después). Las compras de dólares con motivo de ahorro quedaron restringidas en forma definitiva y la brecha se consolidaba por encima del 30%. Esta medida recién fue revisada en enero de este año.

Días después fue el turno de las compras con tarjetas de crédito. Primero les corrió un recargo del 15%, en concepto de percepción a cuenta de pagos por Impuesto a las Ganancias y Bienes Personales. La alícuota fue posteriormente incrementada llegando al 35% con la consigna de poner coto a una balanza de pagos por turismo que se hacía cada vez más negativa.

Como se dijo, recién en enero de 2014 se rehabilitó la alternativa de compra de dólares para atesoramiento por parte de los particulares, aunque con visto bueno de AFIP mediante. Los pagos de exportaciones y remesas de utilidades para las empresas siguen en un área gris. Con denuncias de discrecionalidad, los importadores dejan saber que hay pagos demorados por un monto del orden de los US$ 5.000 millones.

La modalidad de “dólar ahorro” fue la vía que muchos argentinos utilizaron para proteger sus ahorros. En lo que va del año, con datos hasta el 27/10/2014, se llevan vendidos bajo este esquema 2.095 millones de dólares. El mes de octubre será – nuevamente –un récord.

 

Una pregunta válida es por qué se llegó al cepo. La respuesta debe buscarse en la imposibilidad del gobierno para detener una creciente hemorragia en las reservas del Banco Central. Desde los 52.000 millones de dólares que contaba el BCRA en sus reservas al finalizar mayo de 2011, el mes de octubre se presentaba con una merma de casi un 10%. Tres años después, el balance resultante indica que poco logró el cepo para contener el drenaje: entre octubre de 2011 y el mismo mes de 2014 se perdieron 20.000 millones.

En contraste, en los tres años de vida del cepo ni el gasto del Estado ni la emisión monetaria para solventarlo encontraron límite.Prueba de ello es que la base monetaria se amplió en un 112% a lo largo de la vida del cepo. El resultado es claro: mayor presión sobre el tipo de cambio (el cepo no evitó una devaluación del dólar oficial del 89%), mayor brecha entre mercado formal e informal y una mayor inflación (en octubre de 2011 la inflación publicada por el Congreso arrojaba el 23%, hoy se acerca al doble).

 

El impacto de esta medida, a lo largo de sus tres años de vida, resulta amplio. Desde las variables monetarias y el fogoneo del proceso inflacionario hasta el cimbronazo que acusó la economía real. Para muestra, el mercado inmobiliario se contrajo más del 50% entre 2011 y 2014. Además que semana tras semana se conocen nuevas empresas que sufren los faltantes de insumos que no ingresan por el freno a la importación, mientras se profundiza la parálisis de la inversión hacia el país, vital para lograr su desarrollo.

¡Feliz cumpleaños, cepo! ¡y que cumplas pocos más!

 

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