Argentina se resiste a sanar de la inflación, y el remedio termina siendo más caro que la enfermedad. Las farmacias y droguerías están al límite de sus márgenes.
“Estamos vendiendo a un 5% menos de lo que lo compramos” asegura Nicolás Mariné, Gerente General de Droguerías Kellerhoff.
La semana pasada los precios de los medicamentos debieron retraerse casi un 4%. Los laboratorios habían realizado aumentos sin la autorización de la Secretaría de Comercio Interior. Por lo que las droguerías que compraron con el incremento, hoy están obligadas a absorberlo sin trasladarlo a precio.
“En el 2013 los laboratorios aumentaron un 30%. Salió en todos los medios, pero lo que pocos saben es que desde hace 7 años los medicamentos están controlados por la Secretaría de Comercio Interior, con un tope anual que no supera el 14%. Si nos retrotraemos a la inflación de los últimos años, lo que vemos es que los laboratorios trataron de ponerse al día con el retraso que se fue acumulando durante todos estos años”, explica Mariné.
“Los precios están atrasados y lamentablemente en algún momento se tendrán que acomodar.
Las farmacias tienen paritarias de un 30%” finaliza el representante de Kellerhoff, haciendo clara referencia a la brecha que se genera entre precios “cuidados” y aquellos que siguen el ritmo de la inflación.