Tras la medida de la AFIP, de subir 10 puntos porcentuales la alícuota del dólar tarjeta, pasando del 35 al 45% a cuenta de Ganancias o Bienes Personales, el experto local en tributación, Enrique Lingua, explicó que, si bien no se trata de una disposición confiscatoria, sí puede catalogarse como un anticipo exagerado.
“Como es una percepción a cuenta de un impuesto, en todo caso es una retención exageradamente alta, pero confiscatorio tiene que ver cuando se paga un impuesto. Pero esto es un crédito todavía”, explicó. Consultado, entonces, cuál es el límite que tiene la AFIP para incrementar esa percepción a cuenta, indicó: “El límite está dado en el costo final del impuesto”.
No obstante, apuntó: “Esta retención la vas a poder usar recién el año que viene, con lo cual al ritmo devaluatorio que existe y la proyección de la inflación, al momento del cómputo, la capacidad de ese dinero se va a ver mermada”. En ese sentido, Lingua añadió que “el Estado lo cobra con el fin de querer nivelar un valor del dólar, argumentando que lo vas a poder utilizar a largo plazo, pero un año acá es un montón”.
Además, advirtió que para el caso del monotributista, “habrá que ver cómo le devuelven ese dinero y qué requisitos le van a pedir”, por lo que subrayó que “lo riesgoso de esta medida es que vos le estás entregando dinero al Estado que es de dudosa o dificultosa devolución, y ahí sí se convertiría en un costo”.
CLIMA DE NEGOCIOS
Más allá del impacto tributario, para Lingua, “lo más serio” en este tipo de disposiciones “es que se está poniendo de manifiesto la escasez de dólares”, lo que “dispara” la demanda de dólares blue o financieros para atesoramiento, al tiempo que la incertidumbre se apodera de la actividad económica, golpeando a un clima de negocios que está muy lejos de contar con reglas claras para determinar inversiones o emprendimientos.
“En el 2001, uno creía que podía ser el final, pero a lo mejor había una esperanza de que se pudiera cambiar algo con políticos con cierta razonabilidad. En este momento, no tenemos ninguna esperanza, porque la gran diferencia es que en el 2001 no estaban los Kirchner, que son, hacia el futuro, el obstáculo más grande que tiene Argentina para crecer”, sostuvo Lingua.
“Eso es lo que desanima y lo que genera este clima de negocios”, manifestó. “Hoy, los grupos (sociales) se han hecho fuertes y su laburo es no laburar. Y eso conspira contra el principio de igualdad. Entonces, para que esto funcione, hay que alinear los planetas con un acuerdo entre todos los sectores, que hoy parece imposible”, finalizó.
REDACCIÓN ON24