Los movimientos de las importaciones han sido (y son), parte nuclear del debate de la oscilante escena comercial e industrial argentina. La actualidad no es la excepción, y el sector importador vuelve a ser blanco de opiniones críticas, que revelan matices de una impronta de trabajo cuyo desafío pasa congeniar con el mundo, imponiendo la exigencia de modernizar las ideas.
Así lo entienden desde la Cámara de Importadores de la República Argentina (CIRA), en tanto “existen sectores proteccionistas que se han beneficiado de un cierto tipo de políticas, que resultaron en un juego desaprensivo donde muchos hicieron su negocio en torno a un mercado distorsionado”. Y ahora, apuntan con recelo hacia la competencia externa. “Entiendo que la industria quiere estar protegida respecto a lo que produce, pero si hoy por hoy, una industria no puede competir con un producto importado que cuando ingresa al país cuesta más del 150% del valor FOB (valor de mercado en las fronteras aduaneras de un país, incluidos todos los costos de transporte y derechos de exportación), creo que lo que habría que hacer es una revisión de esa industria”, sostiene el presidente de la entidad, Rubén García; sobre el panorama.
En la actualidad, “las pautas de la OMC (Organización Mundial de Comercio) no se cumplen es un totalidad, en parte, por posturas de industrias que presionan mucho sobre la Secretaría de Comercio”. Pero lo cierto, “es que le guste o no le guste a los industriales, el mercado va a ir destrabándose cada vez más. Yo no digo que haya que abrir la economía como en los noventa, pero sí tiene que haber un proceso de re adecuación, de modernización, de re industrialización que mejore los costos que hoy tiene un producto argentino”, apunta García. Y alarga propuestas, “hay que buscar ideas paliativas para que las empresas se puedan insertar en el mercado; yo creo que el gobierno debería actuar en esto de manera fuerte y precisa; si no, dentro de cinco años vamos a estar discutiendo los mismos temas”.
