En el marco del III Foro de Economía y Management en Salud, organizado por Fundación Libertad, el presidente del Sanatorio Británico, Rodrigo Sánchez Almeyra se despachó con duras críticas hacia el PAMI, el sistema de salud argentino y la Ley de Medicina Prepaga.
Sánchez Almeyra fue el primer orador del panel “La salud en Argentina, una mirada desde el sector privado”, que también integraron Miguel Troisi, director ejecutivo de Grupo ASE; Gabriel Barbagallo, director de OSDE; y Gabriel Novick, director médico-corporativo de Swiss Medical Group. En su disertación, el directivo del Británico sostuvo que en la actualidad, los financiadores del sistema de salud “están bastante concentrados, a diferencia de los prestadores”. En ese sentido, indicó que hay 10 obras sociales (sobre 230) que concentran el 50% de los afiliados. En tanto, PAMI tiene 5 millones de afiliados y hay 6 prepagas con 3.600.000 afiliados.
Al respecto, manifestó: “Estoy seguro que sería un duro golpe a la libertad que a alguien se le ocurra prohibir la libre adhesión de obras sociales por parte de los trabajadores. Es más, a mí gustaría que a alguien se le ocurra que se pueda derivar directamente los aportes a una empresa de medicina prepaga; ¿por qué tiene que existir la obra social puente?”, cuestionó.
Además, se refirió a la actual Ley de Medicina Prepaga, la que, consideró, “debe ser derogada o corregida”, porque, dijo, “fue una payasada populista, aunque la votaron todos”.
Sánchez Almeyra también fue duro con el PAMI como institución y si bien destacó la profesionalidad y la honestidad de su actual director, Carlos Regazzoni, manifestó: “Después de 45 años, tenemos que asumir que el PAMI es una vergüenza nacional”. Aunque señaló que “hay un montón de intereses creados para que el PAMI se perpetúe para siempre”, afirmó que “hay que permitirle a los jubilados optar por el sistema de obras sociales y por las empresas de medicina prepaga con derivación plena del aporte”.
Luego, en diálogo con ON24, el empresario amplió y dijo: “En 45 años, el PAMI no ha sabido resolver el tema de la salud de los jubilados. Ha tenido 19 interventores y ha sido una caja de corrupción de la política durante todo este tiempo. Si bien el actual interventor me parece una persona muy honesta, creo que es un trabajo casi imposible de revertir tras 45 años de desmanejos”. En ese sentid, Sánchez Almeyra propuso que el PAMI transfiera “lentamente sus afiliados al resto de las obras sociales para terminar con esta vergüenza nacional”.
Aunque consideró que “cerrarlo sería inviable políticamente”, recalcó que se debería permitir la libre elección de obra social a los jubilados. De esa manera, aseveró, “o el PAMI mejora para retenerlos o los jubilados se van a otra obra social. Es una misión ciclópea, no imposible”, finalizó.
REDACCIÓN ON24