El pasado miércoles, YPF y Petronas anunciaron la instalación de una planta de Gas Natural Licuado en Punta Colorada, con una inversión de 30 mil millones de dólares que podría revitalizar a la localidad a través de 5 mil puestos de trabajo.
Ahora parece haber una razón para quedarse en un lugar que subsiste en la meseta rionegrina como un cascarón vacío. Ahora, sus casas de persianas bajas se llenaron otra vez de ilusiones y el anhelo de recuperar el esplendor de los años 80. Esta inyección económica se convierte en la esperanza de desarrollo exponencial para una zona que supo crecer al calor de la minería y que se convirtió luego en una ciudad fantasma.
Desde que YPF pisó firme con el proyecto del oleoducto Vaca Muerta Sur, y tras el anuncio de la elección de Sierra Grande para la construcción de una planta que exigirá la inversión más grande de la historia argentina, un aire distinto se respira en la localidad. Los hoteles de la ruta, que sólo recibían a viajeros de paso, se llenaron de ejecutivos de empresas constructoras y petroleras, periodistas o curiosos que buscan oportunidades de trabajo o inversión.
“A los que vengan en busca de trabajo, les digo que todavía no es el momento”, le dijo a LMNeuquén Roxana Fernández, la intendenta de Sierra Grande, en relación a las expectativas que generaron los anuncios y que, por ahora, no se traducen en empleos reales. Lo cierto es que su teléfono suena a cada rato. “Lo más importante para nosotros es lograr el pleno empleo, somos una comunidad que ha sufrido mucho y que tiene necesidad de trabajo”, dijo la intendenta.
Por su parte, los habitantes de Sierra Grande todavía sienten la desazón de las promesas incumplidas. Tras la posible reactivación de la actividad minera con capitales chinos que nunca despegó, se ilusionaron de nuevo con la posible instalación de una planta nuclear y también con el impulso del hidrógeno verde. Pero nada sucedió, y los pobladores sólo pueden apostar a cuotas pequeñas de actividad pesquera o el breve verano que llena las posadas de Playas Doradas con los turistas que buscan un destino más virgen y tranquilo que el balneario de Las Grutas. El resto, ve las líneas amarillas sobre el asfalto de la Ruta 3 como una vía de escape hacia el único futuro posible.
Todo un desafío
En la época de mayor esplendor de la mina de HIPASAM, Sierra Grande llegó a contar con 22 mil habitantes y una pujante actividad, que se tradujo en la construcción de un gran hospital o de las escuelas. Tras el cierre de la mina y el gran éxodo de población de 1992, la localidad se quedó con sólo 4 mil habitantes permanentes y, tras una recuperación que subió el número a 7 mil, ahora debe prepararse para dar respuesta a una demanda creciente de tierras y servicios.
El hub exportador para Vaca Muerta
Con la decisión de YPF y Petronas, Río Negro comienza a configurarse como el principal hub exportador de los hidrocarburos de Vaca Muerta. Más allá de la puja política, Sierra Grande ya había sido elegida como sede del principal proyecto de transporte de petróleo neuquino, el oleoducto Vaca Muerta Sur, que YPF puso en marcha con el tendido del caño entre Añelo y Allen. La obra es una realidad, aunque resta definir el grueso del financiamiento, en torno a los 2.300 millones de dólares, para el tramo entre Allen y Punta Colorada, las estaciones de bombeo, los tanques de almacenamiento y las dos monoboyas que se instalarán en el Golfo San Matías.
Ahora, Sierra Grande sueña en grande con el GNL, un megaproyecto que está llamado a ser la mayor inversión de la historia argentina, de más de 30 mil millones de dólares. Definida la localización, YPF y Petronas ingresaron en etapa de “project finance”. Las compañías buscarán posibles compradores del gas para luego salir a buscar el financiamiento con inversores y la banca internacional. Logrado ese desafío, pasarán a la etapa de FID (decisión final de inversión), lo que podía suceder hacia mediados de 2025, si se da una serie de condiciones.