Buena parte del éxito del blanqueo depende de las adhesiones. La ley invita a las provincias, a la Ciudad Autónoma de Buenos Aires y a los municipios a adherir, adoptando normas tendientes a liberar los impuestos y tasas locales que los declarantes hayan omitido en sus respectivas jurisdicciones.
Esta cuestión es clave, en tanto la no adhesión podría poner en duda el ingreso de más de uno al régimen nacional, debido al riesgo que implica la no cobertura contra impuestos como Ingresos Brutos, Sellos y tasas municipales; y la consecuente exposición a reclamos de fiscos locales y la aplicación de la Ley Penal Tributaria que rige por esos tributos subnacionales.
En este marco, Córdoba ya dio su apoyo. Fue el primer distrito en adherir a la ley de blanqueo, y no cobrará los impuestos provinciales de Ingresos Brutos y Sellos a los recursos que ingresen por el sinceramiento nacional.
¿Y Santa Fe?
El gobierno provincial todavía no tomó la decisión sobre la adhesión. Si bien hay algunas voces que apuntan a que esperan a que se reglamente la ley, fuentes cercanas al gobierno del Frente confirmaron a ON24 que se trata de una cuestión “política”.
Los antecedentes marcan que durante el gobierno de Antonio Bonfatti, Santa Fe rechazó la invitación al blanqueo promovido por el kirchnerismo; pero ahora la situación es diferente.
“Sería bueno que adhiera por los reclamos que mantiene la Provincia con la Nación”, citan las fuentes, en clara referencia a la deuda que Santa Fe le reclama al Estado nacional por los aportes retenidos para solventar los fondos de la ANSES, y que recientemente la Corte Suprema resolvió que sean devueltos.
De esta forma, la adhesión al blanqueo podría ser moneda de cambio para el gobierno provincial a la espera de que la Nación le gire más fondos.
