Por: Darío H. Schueri – Desde Santa Fe
Ya nada será igual para la humanidad (sea el siglo que fuere por el que transitamos de acuerdo con las religiones) luego del Covid y la invasión rusa a Ucrania. Tras la amenaza, aparentemente conjurada, del SARS-CoV-2, ahora aparece en el escenario Vladimir Putín y su amenaza de conflagración nuclear.
Mientras los analistas de todas las disciplinas científicas y sociales – porque no religiosas – trataban de escudriñar las secuelas, negativas y positivas, de los “devastadores” efectos del Covid-19 en la humanidad, aparece el endiablado presidente de la Federación Rusa Vladimir Putin, amenazando intrínsecamente con ponerle fin al mundo, al menos tal como lo conocemos, si no lo dejan quedarse con su vecino país Ucrania.
¿La Nueva Era pronosticada por los ocultistas de los años sesenta?. ¿El Armagedón? (libro del Apocalipsis, capítulo 16, versículo 16). ¿O sólo un psicópata más con delirios expansionistas, de los tantos que abundaron en la historia?.
Lo cierto es que Putín ya no tiene retorno feliz; ni de Ucrania ni de su existencia. Sea cual fuere el resultado militar, el líder Ruso – que acaba de interpretar las sanciones que le imponen como una declaración de guerra casi universal – está acabado. Y a su tumba política se llevará a más de uno.
En Argentina tampoco habrá excepciones; quienes lo apoyan solapadamente, ignorando las masacres de civiles causada en Ucrania, y utilizando a las Islas Malvinas como cínica excusa de un estudiantil discurso “anti OTAN”, no quedarán socialmente impunes.
¿Nace el “mirabellismo”?
Mientras el mundo aguarda angustiantemente el desenlace del conflicto en Europa del Este, la vida continúa. Y la política también.
El oficialismo gobernante en Santa Fe está a punto de darnos la razón: el elegido por Omar Perotti para sucederlo no sería otro más que Roberto Mirabella, uno de sus incondicionales – juntos con Marcos Corach – desde que el actual Gobernador probó las mieles del poder allá por 1991, cuando asumió la intendencia de Rafaela.
En un plenario llevado a cabo la semana pasada en la sede del sindicato de la Sanidad ATSA de esta capital, “se juntaron equipos de trabajo de 14 Departamentos de toda la provincia. Para las transformaciones que hemos iniciado y la gran cantidad de obras desplegadas en la provincia, Roberto es la persona idónea para continuar todo ese esfuerzo. Yo no hablaría de candidatura, aún nos falta la discusión interna y llegar a un consenso con otros espacios”, tal el relato textual de uno de los asistentes.
De acuerdo con lo señalado en esta columna, entre este mes de marzo y abril Perotti relanzará su línea interna Hacemos Santa Fe, para pasar revista a las lealtades. Los episodios con funcionarios del “rossismo” y Evita, oficiaron de advertencia para quienes optasen por otros bandos.
La “conscripción de leales” ya habría comenzado en el ámbito senatorial, en este caso con el representante costero José “Pepe” Baucero. Intendentes y presidentes comunales desde hace rato son seducidos; Mirabella llevó medio centenar hace poco a la Casa Rosada para recibir favores en obras y recursos.
El “exabrupto” de Corach con Pullaro
El políticamente violento twit del ministro Marcos Corach para con Maximiliano Pullaro (inculpándolo de apañar a las mafias durante su paso por la gestión del extinto Lifschitz), luego de que el diputado radical copara la escena mediática y política precisamente contando, a pedido de los fiscales del caso, cómo atrapó siendo Ministro de Seguridad de Miguel Lifschitz en febrero de 2019, al sanguinario narco rosarino Esteban Lindor Alvarado (relato que rozó nada menos a que la Vicegobernadora Alejandra Rodenas y a su esposo, Ministro del gabinete de Perotti) generó la ¿inusitada? reacción del ministro político por excelencia de Omar Perotti.
Tal como describiéramos, Marcos Corach ES Omar Perotti; pues entonces el objetivo del gobierno sería no dejarle pasar una, en principio al precandidato a gobernador radical, pero la decisión sería “ecuménica” en cuanto a la oposición (con la que no se acuerde).
Se consolida el eje de poder de la UNL
El jueves pasado tuvo lugar la asunción de la primera decana de la Facultad de Ciencias Jurídicas y Sociales: Claudia “pipi” Levín. La primera mujer, desde el origen mismo de esa Casa de Estudios, que habrá de cumplir ese rol trascendental.
El acto se llevó a cabo en un verdadero marco de jerarquía política nacional y provincial, con referentes importantísimos que se dieron cita para presenciar el acto en que la Dra. Levín fuera, por fin, signada para comenzar el ejercicio del decanato de la Facultad de referencia.
Asistieron al evento dirigentes políticos de diversa procedencia partidaria, representantes de empresas, dirigentes gremiales y académicos de prestigio, como así también ministros de las cortes nacionales y provinciales, todo lo cual habla a las claras de la relevancia personal y profesional de la flamante decana.
Sugerimos prestarle particular atención política- institucional a la nueva “decana de derecho” de la UNL, allende los claustros universitarios. Su figura no pasará desapercibida.
En la jornada siguiente, se llevó a cabo nada menos que la reelección del Dr Enrique Mamarella como rector de la UNL. Sin lugar a dudas, una noticia magnífica para Santa Fe, ya que el Dr. Mamarella es el rector al que más se ha identificado, por su trayectoria y capacidad de gestión, con el impulso de la economía del conocimiento, actividad clave para nuestro desarrollo (sólo el Parque Tecnológico del Litoral, genera casi un tercio de nuestro producto bruto exportable).
Mientras tanto, el que desee: rece. “Nunca hay que subestimar el poder de la oración”, supo decir un sacerdote amigo.