La sociedad argentina, cuando atraviesa uno de esos ataques espasmódicos de defensa de la libertad que suele padecer de tanto en tanto, reclama por un ícono: el derecho a decir. Y confunde, exagera, se equivoca y hasta ensucia un poco las legítimas luchas que sostienen otros pueblos auténticamente censurados y silenciados que llegan a dar sus vidas por pronunciar...