Dos científicos rosarinos están llevando la biotecnología argentina al mundo. Esteban Lombardía, licenciado en Genética (de la Universidad Nacional de Misiones) y doctor en Ciencias Biológicas (Universidad Nacional de Rosario), junto a Adrián Rovetto, biotecnólogo de la Universidad Nacional de Rosario, fundaron Terragene en 2006 y hoy exportan sus productors a más de 70 países y factura US$ 14 millones. Para fin de año su proyección es llegar a US$ 18 millones.
Es una empresa de base biotecnológica, dedicada a la fabricación de indicadores para el control de procesos de esterilización en hospitales, clínicas dentales, pharma e industria de los alimentos: garantizan que los procesos de esterilización y desinfección hayan sido correctos.
El equipo interpretó que en el mundo había una gran demanda de este tipo de soluciones, por lo que empezaron exportando incluso antes de conseguir clientes en la Argentina. Hoy son la empresa local con más patentes en FDA (la Administración de Medicamentos y Alimentos de los Estados Unidos) y exportan 95 por ciento de su producción que se hace enteramente desde Santa Fe, aunque ya cuentan con oficinas en Ciudad de México, Houston, Madrid y Shanghái.
Terragene tiene una actividad comercial creciente en China desde hace varios años, y aceleró su tasa de crecimiento de manera significativa en el último tiempo. Es que China es el segundo mercado más grande del mundo (luego de Estados Unidos) para los productos que desarrollan y comercializan.
Desde la firma aseguran que el futuro es aún más promisorio, porque el mercado chino está lejos de su madurez y las perspectivas de crecimiento son muy alentadoras en tanto que cada año aumentan las regulaciones para la prevención de infecciones y los estándares de exigencia son cada vez mayores, siguiendo las pautas de los países más desarrollados en la materia.
En vista del enorme potencial del mercado chino y con el objetivo de dinamizar su crecimiento, en agosto de 2019, Terragene decidió avanzar con una inversión directa en China, constituyendo una empresa con oficinas en Shanghai y conformando un equipo de trabajo.
Tamaño del mercado es, sin duda, de las principales motivaciones para poner un pie en tierras tan lejanas. Pero también implica enormes desafíos como sortear barreras para-arancelarias y aspectos regulatorios que complejizan el acceso al mercado para las compañías que no tienen operaciones en China.
Pero no solo eso. La brecha cultural con el gigante asiático también es un reto a superar para conocer mejor las necesidades y preferencias de sus clientes y lograr una mejor aproximación al mercado. Lo mismo con comprender el doing business chino.
“Aumentamos nuestra facturación y nuestra tasa de crecimiento (2021 va rumbo a reportar un crecimiento del 100% en la facturación en relación a 2020 -vale aclarar que durante la pandemia no reportamos caída en nuestra facturación desde China, aunque tampoco tuvimos crecimiento, nos mantuvimos en los niveles de 2019-), aumentamos el número de distribuidores y mejoramos el mix de productos que comercializábamos allí“, aseguran desde la empresa que ya tiene planes para ampliar y reforzar la estructura actual en China, dotándola de mayores recursos.
Fuente: infotechnology