El panorama del mercado de trigo hasta el final de la campaña luce relativamente aclarado, con participación en declive de los exportadores en el segmento disponible y demanda de la industria molinera orientada hacia requerimientos de calidad cada vez más difíciles de encontrar. El diferencial de precio entre lotes en condiciones Cámara y con exigencias de proteína o gluten se mantiene relativamente estable en 25-30%, reflejando la necesidad de los compradores de premiar la aptitud industrial de la mercadería para lograr atraer un mayor volumen de ese segmento. Los valores suben desde alrededor de $ 980 a cerca de $ 1.350 por tonelada en la zona de Rosario.
Hasta el momento se han comercializado poco más de 10,5 millones de toneladas sobre una oferta total que el Ministerio de Agricultura estima en 15,7 millones entre producción y stocks iniciales, es decir, aproximadamente dos tercios. En términos relativos, esta situación muestra una gran similitud con el avance de la comercialización registrado a la misma altura del año pasado, que mostraba negocios por 6,3 millones de toneladas sobre una oferta total de 9,7 millones. La principal diferencia es que el año pasado la cosecha había logrado mejores parámetros de calidad, facilitando las estrategias de la industria molinera.
El consumo interno se mantiene apenas por debajo del ritmo que mostraba a la misma altura del año pasado. La molienda de mayo de este año reportada por el Ministerio de Agricultura resultó de 476.006 toneladas frente a las 506.522 toneladas correspondientes al mismo mes de 2014, a pesar de que este año la disponibilidad de materia prima es mayor. Parte de la diferencia la explica el mercado exportador de harina. Desde comienzos de la campaña hasta ahora las emisiones de ROE Verde de harina acumulan unas 250.000 toneladas, frente a las 330.000 toneladas emitidas durante el mismo tramo del ciclo comercial 2013/14.
El sector exportador, por su parte, muestra una posición neta abrumadoramente larga. Sus compras totales llegan a casi 7 millones de toneladas y los embarques concretados desde diciembre hasta el momento ascienden a unas 3 millones de toneladas. Si bien estos participantes tienen ROE Verde concedidos para colocar otras 700.000 toneladas y cupo anunciado que los habilita a recibir permisos hasta completar 4,7 millones, queda todavía un excedente a la espera de cualquiera de tres alternativas: una nueva ampliación del cupo de exportación, la venta del cereal en mercados externos durante la próxima campaña o destinar esos stocks al mercado doméstico, siempre y cuando tengan calidad de interés para los molinos.
De las exportaciones efectuadas en lo que va de la campaña actual, más del 70% tuvo a Brasil como destino y el volumen restante se repartió entre compradores menores de Asia y África. A la inversa, se observa también que Argentina ha sido el principal origen de las importaciones brasileñas en el ciclo 2014/15. Tomando datos de Abitrigo desde agosto del año pasado hasta junio de 2015, sobre importaciones totales por 4,8 millones de toneladas luego de transcurridos 11 meses de la campaña, el 51% del cereal utilizado por la industria brasileña provino de Argentina, el 29% de Estados Unidos, el 10% de Uruguay y el volumen restante fue paraguayo o canadiense.
Al ver estos números queda claro que las compras de Brasil durante el año en curso sufrieron una fuerte retracción respecto de las previsiones iniciales, denotando un inesperado retroceso de la demanda que posibilitó un considerable ahorro de costos en un contexto de depreciación del real frente al dólar. Cabe recordar que en las campañas 2012/13 y 2013/14 las importaciones brasileñas de trigo totalizaron 7 y 6,6 millones de toneladas, respectivamente, recurriéndose en el segundo de estos años a mercadería norteamericana por el 60% del total.
Las compras brasileñas podrían recuperarse en el corto plazo para terminar de cubrir el empalme de cosechas, ya que en poco más de un mes comienza a ingresar al circuito comercial la producción del estado de Paraná. Si bien el USDA estuvo reportando algunas ventas desde Estados Unidos a Brasil, el grueso de las necesidades de importación se apoyará en la disponibilidad de los exportadores argentinos, que colocan trigo exento de arancel y con menores costos de flete hasta los puertos de destino. Las primeras estimaciones de producción en el país vecino rondan las siete millones de toneladas, aunque algunos analistas advierten que se trata de una proyección optimista tras las lluvias persistentes del estado de Paraná y los recientes ajustes a la baja en la superficie de Rio Grande do Sul.
Mirando a otros jugadores de la región, en Uruguay y Paraguay el año transcurre con menores perspectivas de cosecha debido a la reducción de la superficie sembrada y, al igual que en Argentina, el menor uso de tecnología. Las expectativas de rinde son altamente dispares, ya que Uruguay ha sufrido un otoño y comienzo del invierno predominantemente seco, pero no así el área agrícola del sudeste paraguayo, bastante cargada de agua. El fenómeno de “El Niño” ha comenzado a condicionar la marcha de la campaña y los resultados a cosecha son verdaderamente inciertos tanto en términos de cantidad como de calidad.
Autor: Guillermo Rossi
Fuente: BCR