El negocio de alimentos alternativos crece cada vez más y atrae inversiones no solo de grandes fondos, sino también de personalidades de la tecnología, el deporte o la música que, además de ver un potencial enorme, en muchos casos buscan apoyar a las startups orientadas a reducir el daño ambiental.
Bill Gates es uno de los principales accionistas de la empresa Bayond Meat, que produce carne vegetal y es la opción vegana de grandes cadenas como McDonald’s o Pizza Hut, además de comercializar sus productos en China a través del ecommerce JD.com.
Su principal competidor, Impossible Foods, tiene el apoyo de celebridades como la tenista Serena Williams y el rapero Jay-Z. Cuenta con más de 20.000 puntos de ventas en EE.UU., como Burger King y Disney.
En América Latina también existen proyectos que están escalando a gran velocidad. El de NotCo fue uno de los casos más resonantes: la startup chilena logró una ronda D de inversiones por u$s 235 millones, que le permitió ser el segundo unicornio trasandino: vale u$s 1.500 millones.
La ronda estuvo liderada por Tiger Global, en la que participaron el tenista suizo Roger Federer, el piloto británico de Fórmula 1 Lewis Hamilton y el DJ Questlove. Pero hace dos años, el propio Jeff Bezos, fundador de Amazon, les había inyectado u$s30 millones.
Las inversiones se destinarán a abrir todas las categorías de productos (lácteos, pollo, pescado y cerdo) en dos años; a seguir desarrollando la tecnología y abrir operaciones en nuevos países.
En Argentina, Frizata cerró una ronda Serie A de inversión por u$s 5 millones, encabezada por SP Venture. Pero también participaron Jaime Soler Bottinelli (ex CEO global de Cencosud), Gonzalo Ramirez Martiarena (ex CEO global de Louis Dreyfus y CEO de Swiss Pampa), Global AgriFood Tech, y fundador de Mercado Libre, Marcos Galperín.
La foodtech rosarina fabrica y vende directo al consumidor a través de Internet y tiene su línea Fri que no posee carne en su formulación, para atender al público flexitariano. Los fondos se destinarán a la expansión global; ampliar la oferta de productos de los 75 actuales a 200 y duplicar en 12 meses su plantilla de colaboradores que hoy tiene 200 empleados.
La empresa ya está en marcha para levantar una ronda serie B a fin de año con el objetivo de instalarse en Singapur, desde donde controlarán la expansión al sudeste asiático; y preparar el desembarco en Londres, Madrid y Ciudad de México. Hoy opera en Argentina, Brasil y Chile.
Un negocio que crece y crece
Por lo pronto, hay algunas cifras que evidencian el potencial de crecimiento del segmento Agtech y foodtech:
- En EE.UU. avanzó casi 30% el último año (u$s7.000 millones anuales)
- La comida a base de plantas creció el doble que el mercado total de alimentos
- El mercado global representará cerca de u$s300.000 millones
Sin embargo, los desarrollos de comida plant based son una opción más dentro de la enorme cantidad de proyectos que incorporan tecnología y buscan reducir el impacto ambiental que produce la industria alimenticia y revolucionar un sector que experimentó pocos cambios en las últimas décadas.
La innovación se aplica a toda la cadena y brinda diferentes soluciones: proteínas vegetales y carnes sintéticas; snacks; upcycling (suprarreciclaje); trazabilidad alimentaria; automatización de supermercados y restaurantes; nuevos modelos de distribución; ingredientes; colorantes y saborizantes naturales; alternativas de cultivo; etc.
Para Francisco Piñero Pacheco, director de Vegan Nature y presidente de la Asociación de Productores a base de plantas, que nuclea a 81 empresas que representan el 90% de la oferta argentina, se trata de una tendencia global que va en aumento y existe un interés concreto por invertir en esta industria.
“Sólo en la última semana recibí tres fondos de inversión interesados en entrar al negocio. Y el Estado también está viendo cómo ayuda, porque entiende que a mediano plazo esta es una oportunidad para Argentina“, remarca.
Parte de esta explosión que se refleja en cantidad de inversiones, empresas y proyectos, está relacionada con la necesidad de acelerar y sumar innovación a un mercado muy retrasado en términos de digitalización y en el que 15 grandes compañías son responsables del 80% de la venta de alimentos en el mundo.
“La rueda empezó a rodar. En la medida en que se generan más proyectos, aparecen nuevos fondos queriendo invertir, porque ven la potencialidad de este mundo que parecía del futuro, pero ya es presente. Lo que se viene es exponencialmente superior a lo que estamos viendo hoy”, asegura Bernardo Milesy, fundador de Glocal, aceleradora de startups del sector agroindustrial.
Cada vez más personas a nivel global están experimentando una toma de conciencia en cuanto a los alimentos que se consumen y su elaboración, en línea con una mayor necesidad de cuidar el planeta, sobre todo en las generaciones más jóvenes.
Esta tendencia, sumada a que el sector necesita transformarse con urgencia por estar rezagado en términos de digitalización respecto a otras industrias, da lugar a la proliferación de proyectos.
Si bien hay iniciativas, se necesitan inversores e instituciones que brinden financiamiento. Entonces surgen también nuevos fondos especializados en impulsar empresas de Agrifoodtech y se arma un círculo virtuoso donde todos se retroalimentan.
“Lo que ven estos inversores, personalidades, empresarios, deportistas y celebridades es que el mundo está en una bisagra: la forma en la que comimos y se produjeron los alimentos debe cambiar. Esta es la punta de un iceberg, tanto Bezos como Galperin vislumbran que se dará un gran cambio y quieren apostar“, dice José Robledo, cofundador de Frizata.
El emprendedor remarca que los inversores ven startups que están desafiando el statu quo del sector alimenticio, con equipos de trabajo muy formados, potencial de crecimiento y quieren ser parte del boom.
Para Robledo, los altísimos desembolsos que muchas empresas levantan en las primeras rondas, aún con la versión beta del producto, y la posibilidad de que una startup se convierta en unicornio con pocos años de operación, es algo “muy de esta época” y del mundo de la tecnología, que tiene una visión muy distinta de las compañías del futuro.
“El mundo se acelera, se hace más tecnológico y se termina materializando en nuevas empresas, que son las hacedoras de todos estos cambios. Muchos hablan de burbuja, pero yo creo que no: a diferencia de muchas otras compañías que son tecnología pura que puede volverse obsoleta, foodtech es comida“.
Entonces, los inversores priorizan emprendimientos que reduzcan el impacto negativo en el ambiente. Estrellas del mundo del deporte o de la música, como Federer, abiertamente activista del cambio climático, o Hamilton, que es vegano, buscan además buenos negocios, con potencial a futuro y que puedan generarles un rendimiento cuando se retiren.
“Lo interesante en ambos casos es que hayan puesto el ojo en una firma Latinoamericana como NotCo“, indica Mauricio Alonso, country manager para Argentina de la foodtech trasandina.
El ejecutivo señala que, en el caso puntual de la empresa, los inversores valoran la tecnología y la versatilidad de Giussepe, el algoritmo de Inteligencia Artificial que a futuro tendrá un impacto que va a trascender la formulación de los productos de la compañía.
“El algoritmo puede ayudar a grandes firmas a nivel global a desarrollar aromas y sabores en base a plantas, idénticos a sus productos, muy rápido y con gran precisión. Ya tenemos cinco patentes en Estados Unidos y muchas organizaciones que se acercan a consultar”, agrega.
Para Elian D. Álvarez, cofundador de 54 Ventures, las grandes tecnológicas están acostumbradas a invertir, ya que ellas mismas pasaron por el mismo proceso cuando empezaron, y en general buscan diversificar apostando a diferentes industrias.
Remarca que atletas como Cristiano Ronaldo, Gerard Piqué, Zlatan Ibrahimovic, Manu Ginóbili, Kevin Durant han inyectado capital en startups de diferentes verticales. “Se está dando cada vez más que deportistas o personas ajenas al mundo de las inversiones pongan plata en empresas con potencial y un equipo emprendedor con las condiciones necesarias para escalar el negocio”.
Milesy coincide en que los “inversores ven el potencial”, ya que promete innovaciones que todavía no vimos” en un rubro clave como el alimenticio. En ese sentido, el experto identifica que habrá proyectos de plataformas que posibiliten que la comida vaya del productor al consumidor (direct to consumer), sin intermediarios.
También surgirán nuevos marketplaces para la compra y venta de alimentos que permitirán, por ejemplo, “entender qué es lo que quiere el consumidor, qué prefiere comer, y en base a eso armar una oferta. Es mucho más que un supermercado: es saber qué necesita y entregárselo listo para comer, como hace Simpleat”, startup argentina que comercializa platillos caseros congelados en bolsa al vacío, que se prepara sumergiéndola entre 10 y 15 minutos en agua hirviendo.
Dentro del área de la trazabilidad también hay un amplio camino por recorrer, para que el consumidor pueda saber de donde proviene lo que está comiendo y como fue producido. Por último, agrega, el desarrollo de ingredientes alternativos para que todas las firmas de alimentos puedan incorporarlos a su proceso de elaboración.
Cómo se fabrica y consume comida con miras a mitigar el cambio climático es clave. Los platillos del futuro se están delineando y plantean posibilidades inimaginables. Aunque Bezos, Gates y Galperín ya saben que serán disruptivos.
Fuente: iProUP