Experiencias de productores que intensifican

El 29° Congreso Aapresid “Siempre vivo - Siempre diverso” enriquece sus espacios con el aporte de lo protagonistas del Sistema Chacras; abordando una extensa y diversa carpeta de temas.

El 29° Congreso Aapresid “Siempre vivo – Siempre diverso” enriquece sus espacios con el aporte de lo protagonistas del Sistema Chacras; abordando una extensa y diversa carpeta de temas, mostrando la información generada con rigor científico en las distintas zonas geográficas de Argentina.

Vale recordar que el Espacio Chacras fue concebido para dar respuestas a las demandas tecnológicas de grupos de productores y de técnicos en los distintos ambientes donde se desarrollan, a partir de un análisis integrado de sus sistemas productivos.

Para este taller titulado “Más luz verde para el Norte: experiencias de productores que intensifican” se contó con exposiciones a cargo de Verónica Sauer, Ariel Conrradi, Amanda Vizgarra, Juan Carlos Cotella y Esteban Jáuregui, todos profesionales de la agronomía, algunos también productores y otros investigadores. Fieles a la consigna “aprender produciendo” ofrecieron mucha información de interés proveniente de Chacra Bandera y Chacra Sachayoj.

Desde el INTA Las Breñas la ingeniera agrónoma Verónica Sauer presentó las características edafo climáticas en un proceso de recuperación de suelos degradados, en el sudoeste chaqueño. Exhibió gráficos demostrando cómo ha ido variando la agricultura, pasando de algodón mayoritario a que hoy sea sólo el 7%, contra un 24% de maíz, sorgo y trigo, y el 69% de girasol y soja.

“Los suelos tienen una buena capacidad para soportar la productividad de la zona”, apuntó, agregando que la cartografía oficial disponible es óptima. Pueden observarse “suelos nuevos” en áreas que han sido desmontadas, y otros suelos con más de 50 años de uso, ambas son condicionantes para los cultivos por la diferencia en el contenido de materia orgánica.

Sauer sugirió “centrarse en el manejo para optimizar la producción. La siembra directa es una buena opción para la zona”, complementada por rotaciones y uso de cultivos de servicio, más procesos de descompactación.

La conclusión de la investigadora es “mantener el suelo cubierto todo el año, favoreciendo el secuestro de Carbono y mejorando la actividad biológica”.

En su condición de profesional agrónomo y productor en la zona de Hermoso Campo (Chaco), Ariel Conrradi, comentó que allí hay suelos pesados con infiltración deficiente. En la explotación rotan soja, girasol y sorgo, o soja, trigo y maíz. Además suelen usar cultivos de cobertura (vicia con triticale o cebada) detrás de la soja. Para el caso de la ganadería usan alta carga de pasturas en parcelas, con siembra aérea de melilotus sobre sorgo y maíz.

“Es un recurso forrajero importante para la salida del invierno o principio de primavera”, cuando ponen los animales en los lotes aprovechando los rastrojos y los cultivos de servicio.

En su experiencia Conrradi remarcó el éxito en el control de malezas, usando vicia y melilotus, con mejoramiento de infiltración.

Por su lado, la ingeniera agrónoma Amanda Vizgarra, del INTA Quimilí, habló de la importancia de las cartas de suelo con buena información para la toma de decisiones, mostrando los casos de Chacra Sachayoj y Chacra Bandera.

Haciendo un racconto de lo sucedido con el paso de los años y la información que pudieron acopiar, Vizgarra recomendó prácticas de manejo sustentable tendientes a mantener la estructura del suelo, permitiendo el ingreso del agua, favoreciendo así a los cultivos. También incluyó entre los tips el control del tránsito para evitar la compactación del suelo. Además valoró las rotaciones de cultivos y el uso de cultivos de servicio.

Juan Carlos Cotella desde el Establecimiento El Estribo, de su propiedad, habló el trabajo sobre la intensificación de cultivos y el favorecimiento del balance de Carbono, para mantener la fertilidad potencial de la zona. Esa región se caracteriza por tener un régimen monzónico con estación seca en invierno (las heladas arrancan en mayo) y lluvias desde octubre hasta abril. El desafío es intensificar las rotaciones, que son en base a soja y maíz en partes iguales, y en ocasiones con girasol.

Una de las dificultades es la imposibilidad de generar materia seca en invierno. Por eso se piensa hacer los cultivos de cobertura en los meses de verano, tratando de incorporar moha o vicia, según se considere.

Los suelos de la región han sido históricamente fértiles en Fósforo y en nutrientes, pero poco a poco va disminuyendo y “nos obliga a repensar cómo mantener las buenas producciones, acompañando una mejora a la fertilidad de los suelos”. Considerando la explotación de soja y maíz estima que los maíces deben ser de muy alto potencial “no solo por la rentabilidad sino también por su aporte de Carbono y de volumen de rastrojo al sistema para poder hacer sojas de alta producción”.

Por último Jáuregui compartió testimonialmente lo que fue su experiencia, recordando que en el sudeste santiagueño “era prácticamente soja y maíz”, con barbechos invernales largos y estrategias para conservar el agua. En 2015 comenzó otro régimen de lluvias y sobraba el agua en los perfiles productivos, por esa razón empezaron a sembrar trigo, mayormente, y también cebada y garbanzos.

No se quedaron con ese esquema rotación y luego de ensayos pasaron a: soja, trigo, maíz de segunda sobre el trigo, y en ese mismo maíz sumaron centeno como cultivo de servicio. También incursionaron con girasol, en lugar del maíz, y luego del girasol, vicia.

El ingeniero y asesor resumió animadamente el proceso: soja, trigo, maíz de segunda, girasol (cosechado en enero o febrero) y la vicia sembrada en marzo. “Esa vicia va a vegetar hasta agosto u octubre, que será secada para sembrar un maíz de segunda”, otra rotación es que sobre el girasol se siembre moha aprovechando el período libre de heladas.

“Estas intensificaciones las hacemos porque necesitamos cosechar, de eso viven las empresas de la zona y necesitamos generar rentabilidad, pero más allá de eso necesitamos cuidar el suelo y el sistema. Por eso tenemos que hacerlo diversos y aplicando tecnología de proceso, no de insumo”, enfatizó.

Esa sistematización les permite competir con las malezas, generar coberturas “y fijar Carbono, que es el combustible de la materia orgánica. Así generamos estructura de suelo y los tenemos ocupados todo el año con presencia de algo verde”, concluyó.

Jáuregui hizo hincapié en “perderle el miedo al consumo de agua” y apuntó que “los cultivos se servicio son más importantes en los años secos que en los húmedos. Aprendimos cómo funcionan y qué nos brindan”, todo con el debido manejo.

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