Según estadísticas del Fondo de Población de las Naciones Unidas de la ONU, el mundo alcanzará en 2050 los 9.000 millones de habitantes. Este crecimiento demográfico planteará grandes problemáticas relacionadas sobre todo con la sustentabilidad en la producción de alimentos y la conservación de los recursos. En este sentido, el INTA junto con la Asociación Argentina de la Ciencia del Suelo (AACS) organizaron la jornada para conservación de este recurso.
Durante la presentación de la jornada, Francisco Anglesio, presidente del INTA, expresó que “el suelo es fuente de vida y es el principal capital de los productores, por lo que su conservación es esencial para la seguridad alimentaria y para nuestro futuro sostenible”.
El encuentro realizado, en la sede del INTA AMBA, contó con la participación de Pablo Mercuri –director del Centro de Investigación de Recursos Naturales (CIRN)–, Gustavo Tito –director del INTA Área Metropolitana de Buenos Aires (AMBA)–, Francisco Damiano –especialista en manejo agrohidrológico del Instituto de Clima y Agua–, Miguel Taboada –director del Instituto de Suelos–, Andrea Maggio –directora del CIPAF– y Jorge Carrillo –responsable del Centro de Investigación de Agroindustria del INTA–, entre otros técnicos y especialistas.
Para entender la importancia del recurso “debemos tener en cuenta que la Argentina produce alimentos para el mundo”, destacó Anglesio. Además señaló: “Debido al mal manejo, cerca del 40 % de los suelos del país están afectados por principios de erosión y por esto es fundamental entender que debemos cuidarlos”.
De acuerdo con datos presentados en la jornada, en la Argentina el 20 % del territorio nacional está afectado por procesos de erosión hídrica y eólica. Además, las regiones áridas y semiáridas –que cubren el 75 % del país– poseen ecosistemas frágiles con grados de desertificación entre moderados y graves.
Por esto, “el trabajo que realizan los técnicos de nuestro instituto en todo el territorio nacional, es fundamental para mantenerlo en las condiciones óptimas”, indicó el presidente del INTA, para quien “es necesario coordinar esfuerzos entre las instituciones y esta jornada es un ejemplo de eso”.
Con el Año Internacional de los Suelos (AIS) como disparador, la ONU busca concientizar a la comunidad sobre la importancia del suelo en la seguridad alimentaria y sus múltiples y vitales funciones.
De hecho, para la Organización para la Agricultura y la Alimentación de las Naciones Unidas (FAO, por sus siglas en inglés), el suelo es un componente fundamental del desarrollo agrícola y la sostenibilidad ecológica, es la base para la producción de alimentos, combustibles y fibras y para muchos servicios ecosistémicos esenciales.
Mercuri se refirió al artículo 41 de la Constitución Nacional en el que se establece que “todos los habitantes gozan del derecho a un ambiente sano, equilibrado, apto para el desarrollo humano y que las actividades productivas satisfagan las actividades presentes sin comprometer las de las generaciones futuras”.
En este sentido, el director del CIRN destacó que “el suelo es un recurso especialmente frágil y vulnerable, por lo que es necesario usar prácticas conservacionistas que impliquen mínima o nula remoción de los residuos”.
“El suelo debe estar cubierto la mayor parte del año”, dijo Mercuri y agregó: “Su conservación requiere de un amplio abanico de conocimientos y de técnicas que van desde el reciclado de residuos y efluentes agrícolas hasta las buenas prácticas agronómicas”.
Mediante videoconferencia, la jornada se transmitió en todas las unidades del INTA. Además, se estableció comunicación con las experimentales de Paraná –Entre Ríos–, Balcarce y Pergamino –Buenos Aires–.
En la Argentina, de las 60 millones de hectáreas con capacidad para desarrollar la agricultura y la ganadería, unas 34 millones se encuentran cultivadas y en producción. Sin las rotaciones adecuadas ni los niveles de reposición de nutrientes necesarios, la intensificación productiva registrada en la región pampeana y extrapampeana, la calidad de los suelos comenzará a verse disminuida.
De hecho, en los últimos años hubo un incremento evidente de los procesos de degradación y erosión de los suelos, por lo que “tenemos que poner en valor la importancia de estos ambientes para que sigan prestando servicios”, aseguró Taboada.
Uno de los principales servicios que prestan los suelos tiene que ver con contener una adecuada calidad de agua y del aire atmosférico, para mantener la biodiversidad y para regular los ciclos de nutrientes.
Para Taboada, la adopción de la siembra directa (SD) sin dudas ayuda “para asegurar una cobertura permanente del suelo y mejorar las condiciones físicas, químicas y biológicas del recurso”.
Según estimaciones de la Asociación Argentina de Productores en Siembra Directa (Aapresid), en esa vertiginosa carrera hacia otro tipo de agricultura se dejó atrás el sistema de arado milenario y se implementó esa técnica en alrededor de 90 millones de hectáreas a escala mundial, entre las cuales 45 millones se encuentran en América del Sur, la mitad en Argentina y la otra mitad distribuida entre Brasil, Paraguay y Uruguay. (INTA)