Un ensayo del INTA que estudió distintas combinaciones de nitrógeno, fósforo y potasio, determinó las dosis óptimas de esos nutrientes para lograr un buen desarrollo del cultivo de banano. Así, el ensayo comprobó que, con las cantidades precisas, es posible duplicar la producción de bananas.
Francisco Scribano, técnico del INTA IPAF Laguna Naineck –Formosa– y parte de la investigación, explicó el alcance de estos resultados: “Hemos podido obtener rendimientos superiores al promedio de la región, que está en 20 toneladas por hectárea. Nosotros hemos obtenido 46 toneladas por hectárea”.
La “receta” probada en los tratamientos lleva: 200 kilos de nitrógeno por hectárea, más 300 de potasio y una sola aplicación de nitrógeno de 200 kilos, explicó Scribano. “En las dosis de 200 kilogramos de nitrógeno, hemos visto que ha aumentado el número de manos”, agregó el técnico. A su vez, con respecto al peso y la longitud de los dedos, “hemos observado que a dosis de 300 kilogramos de potasio por hectárea se han beneficiado sustancialmente estos dos parámetros”.
Para el bananero Severiano Cabrera, gracias a esa investigación “la producción mejoró bastante, en el dedo, el kilaje y la calidad es muy buena. Eso es lo que a nosotros nos hace falta en esta zona: calidad”.
De las 1.500 hectáreas cultivadas con banano de Laguna Naineck, el 89 % está en manos de casi 500 agricultores de pequeña escala que, en promedio, poseen alrededor de cinco hectáreas.
“Es un dato importante porque muestra que, justamente, en la provincia de Formosa, el banano es el cultivo de renta de los pequeños productores”, dijo Eda Avico, técnica del INTA El Colorado.
En Laguna Naineck, las condiciones agroclimáticas son más que propicias para esta actividad. Las bananas requieren unos 2.000 milímetros anuales de agua para un óptimo crecimiento, señaló Avico. Esa localidad posee un clima seco y sub tropical en el que se concentran lluvias intensas entre la primavera y el otoño, con registros que varían entre 1.200 y 1.400 milímetros anuales.
“Es imperioso que los productores cuenten con equipos de riego para poder mantener o mejorar los niveles de productividad”, explicó la técnico, quien recomendó utilizar sistemas de riego por goteo y microaspersión “para ser eficientes en el uso del agua y porque también tiene la ventaja de aplicar fertilización”.
En la misma línea, Avico destacó un aspecto fundamental del uso de estos sistemas, con el objetivo de utilizar prácticas sustentables que contribuyan con la conservación del recurso: “Hay que tener en cuenta con este tipo de tecnologías estamos evitando salinizar nuestros suelos, que son muy susceptibles a las sales”. (INTA)