King Agro es una PyME argentina especialista en la utilización de fibra de carbono para la náutica que revolucionó la industria de las pulverizadoras agrícolas al fabricar los primeros y únicos barrales con este material que existen en el mundo.
Tras dos años de experiencia con el producto, King Agro presentó este viernes en su planta industrial ubicada en Campana, provincia de Buenos Aires, un acuerdo con la multinacional John Deere a partir del cual le proveerá de esta tecnología en forma exclusiva para que la marca global la comercialice en sus pulverizadoras en todo el mundo.
“Nuestro objetivo es cambiar el paradigma del acero en la maquinaria agrícola. Creemos que los barrales de fibra de carbono son solo el principio de una tendencia que se viene y que tiene innumerables ventajas vinculadas al incremento de la productividad, la disminución de costos operativos y una menor compactación de los suelos por un menor peso de los equipos”, expresó Guillermo Mariani, CEO de la compañía.
La planta de King Agro es el resultado de una inversión de 70 millones de pesos provenientes del aporte de socios y del financiamiento otorgado por la banca privada. Desde allí, la empresa está en condiciones de fabricar 500 barrales al año y planea llegar a las 1000 unidades para finales de 2016.
A partir del acuerdo con John Deere, King Agro provee con exclusividad sus barrales para que la marca los comercialice en todo el mundo pero mantiene el compromiso de continuar proveyendo la tecnología a todos los fabricantes y productores locales interesados en el producto.
Actualmente, en la Argentina hay unas 250 pulverizadoras de distintas marcas que ya están trabajando con esta tecnología. La fibra de carbono es seis veces más resistente y 5,5 veces más liviana que el acero. Estas características hacen posible que los barrales diseñados por King Agro puedan ser utilizados en equipos más reducidos y además cuenten con tamaños de 32, 36 y 45 metros de ancho, con capacidad para pulverizar a 30 kilómetros de velocidad.
Desde King Agro aseguran que el tradicional parque de pulverizadoras -sean autopropulsadas o de arrastre- trabaja con barrales de 25 metros en promedio. Al utilizar barrales de 36 metros de labor se deja de pisar el 1% de los cultivos por la menor cantidad de veces que necesita pasar la máquina para cubrir la misma área. Esto implica que se cosecha un 1% más y se ahorra el 10% del combustible al realizar un menor recorrido.
A nivel nacional, ese 1% de cosecha adicional implica, sólo en soja, 2.700 millones de pesos por exportaciones. Si se le suma el trigo, son otros 600 millones de pesos más. Lo que significa un impacto positivo de esta tecnología a nivel país de alrededor de 400 millones de dólares anuales. Y sólo aumentando la capacidad productiva de una pulverizadora, sin contemplar la ganancia por una menor compactación de suelos, economía en combustible y menor mantenimiento.
La producción anual de pulverizadoras a nivel nacional es de entre 800 y 1000 máquinas anuales autopropulsadas. Si se considera que la maquinaria se renueva cada 6 años en promedio, se puede inferir que el parque de máquinas pulverizadoras activas en la Argentina es de entre 5.000 y 7.000 unidades.
Por qué fibra de carbono
La aplicación de las propiedades de la fibra de carbono a los barrales de las pulverizadoras permite construir piezas de un ancho de labor mayor al alcanzable con los materiales tradicionales, manteniendo un peso menor y comportamiento dinámico mejor que la pieza original metálica. Además, se incrementa la productividad tanto por el aumento del ancho de labor, como de la velocidad de giro en las cabeceras del campo y durante los transportes.
Lo anterior también impacta en un ahorro de combustible, menor compactación de suelos y menor pisado del cultivo. Otro beneficio de la fibra de carbono combinada con resina epoxi es la no corrosión de las partes. No se oxida ni es afectada por los agroquímicos. Esta ventaja, junto al hecho de que la fibra de carbono es más resistente a la fatiga que el acero, aumenta la vida útil de los barrales significativamente.
El primer desarrollo tecnológico de la fibra de carbono fue su aplicación en la industria militar y aeroespacial, por sus condiciones de alta resistencia y bajo peso. A medida que el costo por tonelada de estos materiales fue disminuyendo fueron descubriéndose nuevas aplicaciones para los deportes de alto rendimiento, en la aviación comercial, y en todas aquellas actividades donde el peso y la resistencia son una limitación para el avance.
King lleva más de dos décadas innovando y desarrollando tecnologías para el uso de la fibra de carbono. Fue la empresa que inició en Sudamérica las aplicaciones de este material en la industria náutica de alta performance. Hoy, King es referente internacional en la fabricación de mástiles y veleros de regata de fibra de carbono y pionera en el desarrollo y producción de estructuras de fibra de carbono para una nueva generación de maquinarias agrícolas.
La fabricación de piezas en fibra de carbono es un proceso integrado de tecnologías combinadas. En su planta industrial de Campana, King Agro cumple cada uno de los pasos necesarios para transformar la materia prima en barrales de alta performance. Así, produce los moldes de precisión micrométrica con un plotter CNC de 5 ejes. Se realizan cortes optimizados de los tejidos de carbono/kevlar con un cutter CNC. Las piezas se laminan en áreas de ambiente controlado y libre de polvo y se curan a 5 atmósferas de presión y alta temperatura. Finalmente, se hace el maquinado, pintado y armado del producto listo para su instalación