Segré va por una banca liberal en el Congreso y se propone dejar de alimentar vagos en el Estado

El economista argentino hoy radicado en Brasil, Gustavo Segré, asegura que mientras muchos están haciendo las valijas para tomarse un avión en Ezeiza, él las está preparando para volver al país.

El economista argentino hoy radicado en Brasil, Gustavo Segré, asegura que mientras muchos están haciendo las valijas para tomarse un avión en Ezeiza, él las está preparando para volver al país. Es que a sus 57 años se prepara para lanzar su precandidatura a diputado nacional por la Ciudad de Buenos Aires, en representación del partido liberal Republicanos Unidos.

El actual socio de Segré & Asociados, empresa con sede en Argentina, Brasil, México, USA y Australia, y conferencista internacional, dialogó con ON24 sobre este cambio que decidió para su vida, que lo incursionará, de ganar la banca, en la política local, desde donde intentará impulsar reformas que, sin duda, el país necesita hace décadas.

¿Por qué tomaste la decisión y el desafío de ser candidato a diputado en estas elecciones?
Primero, porque soy movido a adrenalina, soy piloto de avión, entre otras cosas, entonces, todos los desafíos me motivan a involucrarme. Veo que Argentina está en una caída que no consigue parar y definí mi participación como la búsqueda del punto de inflexión para cambiar el sentido de la curva, dejar de caer y empezar a estar, al menos, en una meseta que luego permita subir. No hay milagro, las cosas no cambian porque uno quiere que cambien, sino porque uno hace que las cosas cambien.

¿Qué ideas vas a intentar llevar adelante?
Tengo propuestas que me parecen muy oportunas para el momento del país. Una ley de responsabilidad fiscal para que un intendente, gobernador o presidente no le pueda dejar a su sucesor una deuda mayor a la que tenía cuando asumió. También definir una cantidad máxima de empleados en los tres niveles de Estado, una reforma de la ley laboral, de la ley sindical, de la ley tributaria y de la administración pública, es decir, que no entre al Estado gente por militancia, sino porque agrega valor. Y que, si alguien en el Estado no está produciendo, pueda ser despedido. No hay por qué alimentar vagos en el Estado. Que entre por concurso me parece más que necesario, así como también reducir la cantidad de asesores; que no sean del senador o del diputado, sino del bloque.

¿Y en economía?
Una política de Estado de apertura económica, un desarrollo totalmente amplio y abierto de las relaciones internacionales, buscando que el país pueda comercializar con quien quiera, en una reducción de aranceles de importación, sobre todo con insumos o productos que el país no produce, para bajar todo lo que sean costos de producción. Esto es lo que necesita cualquier país, no es que yo descubro la pólvora.

Sin duda, pero por algún motivo en Argentina hace décadas que eso no se hace.
Exactamente. Y eso lo que vamos a tratar de hacer.

¿Cómo?
Con tiempo y con paciencia. Sería imposible hacer todos estos cambios hoy con uno, dos, tres o cinco diputados, porque ninguno de estos proyectos que te mencionaba hoy pasan de la Comisión. Yo voy a proponer también ficha limpia y el fin de la lista sábana… En fin, todas cuestiones que los políticos no tienen ningunas ganas de aprobar porque les rompés el quiosquito. Entonces, lo que vamos a hacer es entrar, mostrar las propuestas y contar que hay buenas propuestas que podrían ayudar a la gente, pero que los políticos que en este momento están en el Congreso no quieren aprobarlas. Con lo cual, en el 2023, votá a quien quieras de presidente, pero seguí ayudándonos a meter legisladores liberales en el Congreso. Y lo mismo en el 2025 y en el 2027, estaremos totalmente en carrera para disputar la presidencial sin ningún tipo de dudas.

¿Es una misión difícil?
Bueno, nadie dijo que iba a ser fácil. Pero no me molesta. Creo que es muy oportuno hacerlo, sobre todo porque desde la lógica, el avión hoy no tiene cómo volar, y yo sé cómo hacerlo volar. Eso es lo que hay que hacer, buscar pilotos de tormentas. Todos los pilotos evitamos entrar en una tormenta o turbulencias, pero si estamos en ella, sabemos cómo hacer para salir. (…) Yo recuerdo cuando iba por primera vez a Brasil, no tenía plata para ir en avión y viajaba en micro. Llegué a estar con 10 dólares para comer, trasladarme y pagar el hotel. Me decían que no se podía hacer eso y yo lo hice. No hay cosa que me motive más a que alguien me diga que no voy a conseguir determinada cosa. Y por eso, el eslogan de mi proyecto es “Aún estamos a tiempo”.

¿Ves alguna posibilidad de alianzas?
Yo diría que la idea es agrupar a todo el cuadro liberal, porque si vamos de poco y separados, no entra nadie. Mi visión es que hay que resignar egos. Yo estoy dispuesto a resignar cualquier participación mía con el objetivo de tener una lista liberal única. No me parece que sea el momento de hacer acuerdos con Juntos por el Cambio, por lo menos en estas elecciones. Para el 2023, las cosas pueden cambiar; ahí habría que tomar dos instancias: una, que el Liberalismo libere a sus votantes para que elijan lo que deseen en las presidenciales y que refuercen la presencia liberal en el Congreso. Pero hay que tener en cuenta que la política es muy dinámica; entonces, quizá, lo mejor podría ser que se presente una posibilidad presidencial del propio Liberalismo. Pero dos años en política es una eternidad, así que el foco principal debe ser las elecciones legislativas.

¿Qué aspiraciones tenés más allá del Poder Legislativo?
Me encantaría disputar una candidatura presidencial en el futuro, pero hay que ir despacito y con calma.

¿Por qué Argentina te parece que vuelve siempre sobre las mismas recetas que se sabe de antemano que no tienen cura? Ejemplo: cepo a la exportación de carne.
Yo creo que hay dos cosas que confluyen en eso: una es un proyecto que lo denominé “El Proyecto Stalin”, que es lo que propone el gobierno para generar dependencia de la sociedad en relación al Estado. Y lo están haciendo muy eficientemente. El otro es el mismo médico que hace años recetó un remedio, sabe que no funciona, pero cuando vienen con los mismos síntomas, le vuelve a recetar el mismo remedio. Y ahí juega un personaje que es el más dañino para cualquier organización, sea público o privada: el ignorante proactivo. Es gente que no tiene idea porque nunca contrató mano de obra, nunca pagó impuestos, nunca solicitó un crédito, pero de repente toma la política de Estado para que todos los que hacemos esas cosas no podamos hacerlas. Bloquean todo lo que debería estar libre. Pero es lo que hay y espero que la gente vote mejor en las próximas elecciones.

¿Qué límite creés debe tener el Estado?
El Estado tiene que ser muy chiquitito. Defiendo un Estado que pueda brindar las tres condiciones más importantes como contrapartida de los tributos: salud, seguridad y educación, con muchas reformas, sobre todo en lo educativo. Hoy pagamos impuestos esperando esos tres servicios básicos y, sin embargo, te encontrás con que hay que pagar un plan médico particular, una escuela particular y una seguridad que te cuide el negocio porque ninguno de los tres servicios del Estado funciona bien.

¿Por qué parece que el concepto de Liberalismo se transformó, injustamente -a mi modo de ver-, casi en una mala palabra en Argentina?
Yo creo que por una experiencia peronista que fue la de Menem, cuya política económica fue liberal en muchos sentidos, pero no terminó bien porque no le dio dedicación a uno de los puntos más importantes del concepto liberal, que es la reducción del gasto público. Por otro lado, el Peronismo y el Kirchnerismo, sobre todo, utilizó la característica de Neoliberalismo para tratar de atacar a Macri. Eso pegó. Pero Macri no tuvo nada de liberal. Nada de nada, por lo menos en la implicancia de su gobierno. Nadie entendía muy bien qué era el Neoliberalismo, pero la culpa era del Neoliberalismo. Y me parece que tampoco los liberales ayudamos en ese sentido. Además, se vincula al Neoliberalismo con un proyecto de derecha y ahí se lo asocia con estar cerca de los militares. Y ése es otro error en la comunicación. Por eso, yo no me defino ni de derecha ni de izquierda, sino que veo al Liberalismo como algo flexible.

¿Quién es el máximo referente liberal hoy en Argentina, para vos?
Varios. Creo que uno de los más coherentes es Ricardo López Murphy, que está con nosotros en el proyecto Republicanos Unidos. En lo que se refiere a la batalla cultural, innegablemente Javier Milei. Hay muchas personas que no son tan famosas, pero que tienen una visión muy interesante del Liberalismo y que no están vinculados al aspecto político: Agustín Etchebarne, Manuel Adorni, Gabriela Malerba, Gustavo Lazzari, Natalia Motyl, Fausto Spotorno, Miguel Boggiano; somos muchos soldaditos que empujamos en este proyecto. Con que uno llegue, todos estaremos bien representados.

Por último, ¿está bien que se juegue la Copa América en Brasil?
Creo que sí, porque Brasil está con la Copa Brasileirao con 40 equipos; terminó hace 15 días la copa provincial, está con las clasificaciones a la Copa del Mundo y tiene la Libertadores. Entonces, ¿por qué no la Copa América?

Bueno, en Argentina también se juegan los torneos locales…
Sí, pero en Brasil no está Cristina que lo llama a Bolsonaro para decirle lo que tiene que hacer.

REDACCIÓN ON24

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