Titular de MSR Inversiones y Desarrollos, la constructora de los cercos azules que dominan las calles de Rosario, basó su exponencial crecimiento armando formatos financieros innovadores, que ocuparon el espacio vacío de los créditos hipotecarios.
Infatigable, decidido a dejar su sello índigo en la ciudad, sorprende con nuevos proyectos que van marcando hitos en su vigorosa empresa.
¿Qué cambiarías de las políticas económicas adoptadas en los últimos 14 años?
Debemos enfocar la política económica hacia la producción: promoción a la industria, al agro y al comercio, estímulos para la incorporación de trabajadores, reducción de alícuotas impositivas, en un plan estratégico sostenible y con continuidad a través de los distintos gobiernos. La economía informal que hoy sufrimos es una consecuencia de las malas políticas estatales de voracidad tributaria para financiamiento de su estructura macromegálica. Ningún país puede crear riqueza bajo un estado que absorbe cada vez más recursos.
¿Te incomoda la palabra empresario? ¿Por qué tener dinero en Argentina está mal visto?
No me incomoda la palabra empresario. Muy por el contrario, la llevo con orgullo: es un honor que la sociedad llame a alguien “empresario”. Es la persona que emprende. El empresario es quien funda, promueve, lleva adelante, administra una empresa. Y una empresa es una entidad que canaliza organizadamente el trabajo, el capital, los recursos humanos, el conocimiento del mercado, en pos de un objetivo de producción, servicio o comercio.
Desde la revolución industrial en adelante, a pesar de todo lo malo y terrible que ha transcurrido la civilización, la mayoría de los bienes, productos y servicios que hoy usamos fueron desarrollados por pequeños, medianos y grandes empresarios. Desde la computadora en la que escribo esta nota hasta la vacuna COVID que recibió mi madre hace una semana.
Tener dinero de por sí no creo que esté mal visto en Argentina, pero es cierto que hay personas que tienen dinero y no vuelcan a la sociedad una pequeña parte de lo que le brindó, y la opinión de la gente queda formada por esa idea de avaricia. Por otra parte, tenemos también en nuestro país una corriente ideológica muy perversa que condena a quien forma capital de una manera honrada y legal, a pesar de que esos mismos promotores de esa corriente usufructúan también los beneficios de la riqueza que generan los empresarios.
¿Qué otro proyecto te gustaría encarar por fuera de tu empresa actual?
Un viejo sueño: me fascina la industria automotriz, me encantaría participar en el diseño y la producción de automóviles, admiro muchísimo a los grandes pioneros en esa industria, desde Ferdinand Porsche y Henry Ford, hasta Elon Musk, por citar sólo a pocos de ellos. Si no hubiera sido arquitecto, hubiera sido ingeniero industrial. Pero siempre, eso sí, empresario. Es obvio que me gusta complicarme la vida.
Teniendo una idea brillante y los medios para llevarla adelante, ¿se puede hacer dinero hoy en Argentina?
Teniendo la idea y los medios, se puede, con dificultades, crecer y prosperar. Hacer dinero… bueno, es tan relativo! El dinero per se no es un fin en mi caso, es un medio. Crear empresas, emprendimientos, fuentes de trabajo y riquezas perdurables es mi objetivo, y claro, para eso hace falta dinero. Y la respuesta entonces es que sí, se puede. Nuestro país tiene aún grandes posibilidades de desarrollo, a veces me parece que está todo por hacer.
¿Cuál es la mayor traba burocrática o tributaria a la hora de abrir una empresa en Santa Fe?
Creo que en realidad la traba es la misma burocracia y su cultura. Los tiempos de las empresas y los tiempos del estado son totalmente distintos. Cuando el estado comprenda la cultura empresaria, en dónde cada tiempo perdido en una “mesa de entradas” significa pérdida de recursos, y los empresarios también entendamos los requisitos del estado, creo que podremos avanzar y quitar trabas en todos los procesos.
¿Qué es lo que te cuesta entender de la sociedad argentina?
Cuesta entender la soberbia de los “dueños de la verdad”. Cotidianamente quienes estamos dirigiendo empresas nos equivocamos y rectificamos, entendemos los errores, admitimos los desaciertos, y pagamos los costos. Los dueños de la verdad jamás van a reconocer un error, y eso es necesario para mejorar, para avanzar.
¿Dónde buscas inspiración para tu negocio?
En la creación. En el desarrollo y la innovación. Inspira una nueva idea, también inspira la crítica y el proceso de mejora desde el reconocimiento. La creación de nuevos emprendimientos, el crecimiento, la generación de cambios urbanos, son acciones sumamente motivadoras que van mucho más lejos que nosotros mismos, que perdurarán en el tiempo, y que exigen análisis, disciplina, responsabilidad, trabajo y consciencia.