En el marco del ciclo de conferencias que se realizan en el sector de AeroAplica de AgroActiva 2015 el ingeniero agrónomo Ramiro Cid, del INTA Castelar disertó en la segundo jornada de la mega muestra sobre las aplicaciones aéreas y terrestres de fitosanitarios.
El especialista planteó un enfoque integral sobre las fumigaciones. Sin lugar a dudas, uno de los aspectos más conflictivos de la producción agrícola está centrado en las aplicaciones de agroquímicos en las zonas que circundan cercanamente a los pueblos y a las escuelas rurales. No puede ser de otra manera, ya que los agricultores necesitan de su producción para generar recursos económicos, y los vecinos sienten que están siendo sometidos a un bombardeo químico cuyos resultados generalmente desconocen en profundidad. Ello sumado a las fuertes presiones de grupos ecologistas.
Es una cuestión que merece ser analizada objetivamente desde varios aspectos: legal, productivo, sanitario y medioambiental, tecnología de aplicación y social, antes de dar una respuesta o proponer una metodología para este tema.
“Trato de hacer un poco de recorrido sobre qué sucede en otros lugares del mundo y qué hay de cierto y de mito en todo este tema”, indicó Cid y destacó que lo necesario es “trabajar en conjunto”.
El especialista del INTA aseguró que “hay muchísima desinformación y muchas veces la información que ronda es malintencionada porque no responde a la realidad”. En países como Alemania, Bélgica o Dinamarca, las zonas de exclusión de las aplicaciones terrestres de agroquímicos es de cero metros y no se puede decir que las autoridades de esos países no cuiden la salud de su población.
En el caso de las aplicaciones aéreas el riesgo de deriva es un poco mayor pero los valores que manejan desde el Instituto son de 50 ó 60 metros. “Si uno quiere poner un margen de 100 metros para preservan la salud está bien, pero hablar de valores de 2.000 ó 3.000 metros es ridículo y lo único que hace es atentar contra la producción agrícola del país”, dijo.
Regulación
Una de las grandes carencias del sector productivo agropecuario está dada por la falta de una Ley Nacional de Agroquímicos actualizada que contemple y analice todas las circunstancias que esta actividad genera. La normativa en vigencia es el Decreto-Ley Nº 3489/58 y su correspondiente Decreto Reglamentario Nº 5769/59.
“La realidad es que estamos fallando con la regulación y el control de las aplicaciones y aplicadores. De hecho la Ley Nacional de Aplicación de Agroquímicos es de 1958 y desde esa fecha hasta entonces las cosas han cambiado muchísimo”, contó y sostuvo que “es una vergüenza que un país como Argentina no tenga una Ley de Agroquímicos actualizada y acorde con lo que es la tecnología actual”.