El ex ministro y ex secretario de Salud de la Nación, Adolfo Rubinstein, habló acerca de la segunda ola de la pandemia de Covid-19 y de las políticas llevadas adelante por el gobierno. En su análisis, explicó cuáles deben ser los tres ejes fundamentales para trazar un plan de acción que permita mitigar el impacto.
En primer lugar, Rubinstein apuntó a la vacunación. Dijo que “Es la única forma de doblegar la curva de contagios y vencer a este virus. Eso ya lo estamos viendo en algunos países, pero nosotros estamos corriendo muy de atrás”. En este sentido fue crítico con el accionar de la gestión de Alberto Fernández y señaló que “el cuello de botella principal está marcado por la ausencia de un suministro fluido de vacunas que permita generar un horizonte de previsibilidad, implementando una campaña de vacunación eficiente”.
El médico y político argentino subrayó: “Todos los días uno se desayuna con la noticia de que llegará un vuelo de Aerolíneas Argentinas que vendrá de Moscú con 500 mil dosis. La realidad es que no se sabe y la gestión es del día a día. Es muy difícil armar una campaña logística tan compleja de esa manera”. Además, hizo hincapié en el número de dosis que llegan: “Si quisiéramos tener una buena campaña necesitaríamos entre 250 y 300 mil dosis por día. En el máximo de los días hemos llegado apenas a la mitad”.
Además, disparó contra el método de distribución de las dosis, por no privilegiar las zonas que concentran mayor población de riesgo. “Hay distritos que presentan fuertes desventajas respecto a otros, como CABA que tiene un 24 o 25% de su población arriba de los 60 años, frente a un 17% en el resto del país. Sin embargo, recibe las mismas vacunas que otras provincias con poblaciones más jóvenes. En muchos lugares sobran vacunas y se terminan aplicando a personas que no tienen riesgo. Cada distrito está teniendo esquemas diferentes, lo cual contribuye a más ineficiencia de la campaña”.
El segundo eje que mencionó es el aumento de la cantidad de testeos. “Esto significa una búsqueda activa de casos para poder rastrear los contactos y aislarlos. Esto lo dijimos desde el principio de la pandemia y ahora prácticamente ya no se habla del tema”, explicó. En este punto fue especialmente crítico con la política de la Provincia de Buenos Aires: “Confirman todos los casos por nexo epidemiológico, pero eso deja afuera un montón de potenciales casos. Por otro lado, no permite confirmar. Es como navegar en una noche nublada, sin ver las estrellas”.
En cuanto a la relevancia de los testeos, aclaró que otro punto fundamental es la “vigilancia genómica”, es decir la posibilidad de detectar mutaciones como la cepa de Manaos. “No lo vamos a poder saber y contrasta con la actitud de otros distritos como CABA y Córdoba que sí parecen focalizar la atención en el testeo más que en restricciones. Falta coordinación general y presencia del Ministerio de Salud para articular una política nacional”, dijo.
Finalmente, el último eje son las restricciones. Sin embargo, aclaró en este tema que la pérdida de credibilidad de Alberto Fernández y su gestión han condicionado este aspecto. “Hay que calibrar muy bien este tema porque no se puede repetir lo que se hizo el año pasado. Cuando ahora dicen ‘vamos a volver a fase tres’, me pregunto cómo vamos a volver, qué harían”, expresó. Finalmente, concluyó: “Lo peor que puede hacer el gobierno es dictaminar algo que luego no se cumpla y que, además, sea obvio y manifiesto el incumplimiento”.