Desde Fundación Libertad denunciamos desde el primer día la mala gestión que se estaba llevando adelante de la pandemia de COVID-19 en la Argentina por parte de las autoridades gubernamentales. Se presentó el falso dilema entre salud o economía, pretendiendo convencer a la ciudadanía de que restringiendo nuestras libertades individuales se lograría preservar la integridad física y la salud de los argentinos. A prácticamente un año completo del inicio de la cuarentena estricta, y a más de un año del primer contagio oficial confirmado de coronavirus, todos los indicadores objetivos habidos y por haber demuestran el fracaso del Gobierno Nacional en el manejo de la pandemia. Más de 2.2 millones de contagios oficiales y prácticamente 54.000 víctimas fatales al momento en el que escribimos estas líneas ubican a la Argentina entre los peores países del mundo, tanto en términos absolutos como en términos relativos. A la par de ello, Argentina impuso una de las cuarentenas más draconianas y extensas en la faz de la Tierra, lo que provocó una importantísima caída del PBI, el cierre de empresas y de fábricas, la pérdida de puestos de trabajo genuinos y la triste consecuencia de que cada vez haya más pobres y más indigentes. Por su parte, nuestro país estuvo un año sin dar clases presenciales, sin reabrir las escuelas, cuestión que Fundación Libertad ya expuso más temprano en este 2021. Todos los especialistas en la materia son contestes en que durante el 2020 resultaba primordial establecer un sistema eficiente de detección, rastreo y aislamiento de aquellos que se contagiaran de COVID-19. Debía invertirse en tener las herramientas y el personal suficiente para dedicarse a dicha tarea. No se hizo. Argentina testeó poco y testeó mal, dificultando en todo momento saber con precisión en qué estado de situación se encontraba y se encuentra. En 2021 también sigue resultando primordial una política adecuada en lo que refiere a testeos. Nuestro país no parece haber mejorado en absoluto en ese tema. El cierre del año 2020 nos despedía con la esperanza de la aparición y aprobación de las primeras vacunas exitosas contra el coronavirus. Muchos argentinos se habían ofrecido como voluntarios para que Pfizer/BioNTech tuviera prioridad de entrada en nuestro territorio. El exministro Ginés Gonzalez García y el presidente Alberto Fernández hicieron lo imposible para arruinar esa oportunidad histórica. Pfizer no nos vendió ni una sola vacuna. Se arregló con Rusia para traer la Sputnik V y aplicarla incluso antes de que se publicaran en ningún medio científico serio sus resultados respecto a su eficacia y seguridad. Cuando se supo que aparentemente funcionaba, no hubo más dosis disponibles. El panorama no es claro respecto a dosis, cantidades, calidades, plazos de entrega, cronograma de vacunación, prioridades de vacunados y planes localizados en particular. Los Vacunatorios VIP que generaron la salida de González García son sólo una muestra más de la corrupción y falta de transparencia del Gobierno en este sentido. El Gobierno Nacional ha gastado la mitad del presupuesto de vacunación para todo el año 2021 y todavía no ha vacunado ni al 1% de la población argentina. Por tanto, Fundación Libertad se suma al pedido para que se permita a las provincias y a los particulares la adquisición de vacunas contra el COVID-19. La descentralización en jurisdicciones subnacionales y la apertura a la participación de los privados, como se permite en México o en Colombia, y como se piensa hacer en otros países a medida que avance el 2021, redundará en beneficios para todos los involucrados. Más vacunas, a un mejor precio, a una mayor velocidad, para más gente. Para que así haya vacunas para todos, pero de verdad.
SOLICITADA
Vacunas para todos, pero de verdad
Fundación Libertad se suma al pedido para que se permita a las provincias y a los particulares la adquisición de vacunas contra el COVID-19
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