Resultado de una articulación público-privada, la empresa láctea Verónica presentó la primera leche funcional larga vida (UAT). Se trata de un producto logrado a partir de la tecnología desarrollada por investigadores del INTA Balcarce –Buenos Aires– que, a partir de la alimentación animal en el tambo, incorpora propiedades protectoras de la función cardiovascular, antitumorales y antidiabetogénicas.
Para Francisco Anglesio, presidente del INTA, “es un orgullo que un producto con estas características y elaborado con tecnología desarrollada por el INTA, pueda llegar a todos los hogares del país”. Y agregó: “Sin dudas, nuestra institución está en la frontera del conocimiento, día a día lo demuestra, y hechos como este lo confirman”.
En este sentido, Anglesio expresó: “Lograr que esta leche funcional, que naturalmente beneficia a la salud del consumidor, llegue a todo el país fue posible gracias al compromiso de los investigadores y al trabajo de articulación público-privada con la empresa Verónica”.
Resultado de una alimentación estratégica en el ganado bovino y caprino permitió obtener leche con ácidos linoleicos conjugados (CLA), un conjunto de ácidos grados beneficiosos para la salud cardiovascular y el sistema inmunológico. Además, posee promisorias propiedades antitumorales y antidiabetogénicas, que permanecen en el producto aun luego de un proceso de pasteurización.
Gerardo Gagliostro, especialista del INTA Balcarce y líder de la investigación, señaló que “estos lácteos no constituyen un medicamento, sino una medida preventiva, capaz de funcionar como un eslabón más de una cadena de alimentación sana y hábitos saludables de vida”.
Única en Latinoamérica, los beneficios de la leche funcional parten en la alimentación animal, y no son agregados a través de un proceso industrial. “La ventaja es que se genera un producto natural, en lugar de una leche con aditivos químicos”, expresó Gagliostro quien aseguró: “Como resultado, se obtiene una leche con menor contenido graso y con mayores niveles de CLA”.
“Producimos la leche CLA únicamente en tambos propios, seleccionados y adaptados para este importante desarrollo y bajo supervisión de técnicos del INTA”, aseguró Espiñeira para quien “esta innovación ubica a la Argentina y, a la región, en una tendencia mundial que tienen como objetivo una alimentación equilibrada, saludable y, sobre todo, natural”.
“Este exitoso proceso nos permitió llegar desde mediados de abril a los hogares argentinos debido a que el precio de la leche CLA larga vida es similar al de cualquier leche de marca líder disponible en el mercado”, señaló Espiñeira, quien además agregó: “El objetivo es que todos los consumidores puedan introducirla en su dieta”.
De acuerdo con el investigador del INTA, una persona de unos 70 kg podría alcanzar la dosis antitumoral al consumir 0,8 g/día de CLA, presente en estos lácteos. En paralelo, los efectos reductores sobre la aterosclerosis se alcanzarían a partir del consumo de 0,25 g diarios de CLA. “El contenido de CLA en los alimentos convencionales es insuficiente para expresar sus potenciales beneficios, lo que subraya la importancia de desarrollar este tipo de alimentos”, destacó Gagliostro.
Mediante la firma de un convenio de vinculación tecnológica con el INTA, la empresa santafesina tiene por delante tres años más de exclusividad para comercializar la leche, que ya se consigue en el mercado en la presentación larga vida.
A los beneficios de la leche con alto CLA, se suma que mejoran el metabolismo de las grasas, ayuda a equilibrar el colesterol bueno y malo, aporta el balance correcto de Omega 3 y Omega 6 y no pierde sus propiedades cuando se la usa para elaborar cualquier comida. Además, es apta para celíacos y altamente aconsejable para bebés, niños y madres lactantes.
La clave está en el alimento de las vacas. Con costos mínimos, la alimentación y el manejo de las vacas requieren un protocolo estricto. El suplemento para el ganado bovino o caprino se realiza con oleaginosas, aceites y derivados de la molienda como las borras y los pellets o cáscaras de soja.
“Es un proceso sano y que agrega valor en la producción primaria”, señaló Gagliostro quien afirmó: “Tanto el protocolo de alimentación como las buenas prácticas ganaderas, mejoran la salud de los animales, lo que reduce la necesidad de recurrir a tratamientos farmacológicos, y disminuye la emisión de gas metano”.
El desarrollo de la “súper leche” recibió el primer premio que otorga la Fundación ArgenINTA a la Calidad Agroalimentaria en la categoría Investigación en Inocuidad y Calidad. Además, obtuvo dos menciones de la Honorable Cámara de Diputados de la Provincia de Buenos Aires, una de Honorable Cámara de Diputados de la Nación y otra del Senado de la Nación, sumado al aval adquirido por parte de la Sociedad Argentina de Nutrición (SAN).
Este logro es el resultado de una investigación iniciada en 2002 por técnicos del grupo Nutrición, Metabolismo y Calidad de Producto del INTA Balcarce –Buenos Aires–, con la colaboración del INTI Lácteos y un tambo de la Pyme Prodeo, de la localidad bonaerense de Chivilcoy, que elaboró los primeros quesos funcionales bajo la marca Mamá Mecha.
Para Cecilia Accoroni, especialista en Nutrición del INTA Totoras –Santa Fe–, “cuando se habla de alimentos funcionales, se hace referencia a aquellos que proporcionan beneficios para la salud más allá de la nutrición básica y, además, son capaces de demostrar científicamente que el alimento mejora una o varias funciones en el organismo”.
En el caso de la leche desarrollada por investigadores del INTA, se trata de un producto que contiene, de manera natural, un “bajo índice aterogénico –potencial de obstrucción de las arterias– y una alta concentración de ácido linoleico conjugado”, explicó Accoroni y agregó: “La modificación en el perfil de ácidos grasos de la leche favorece la salud del consumidor de manera natural, es decir, sin el agregado de productos químicos”.
Como los compuestos funcionales están incorporados naturalmente a la leche, mediante la alimentación de los animales, el consumidor mejora su aprovechamiento (biodisponibilidad) y no se modifica la calidad organoléptica, o sea, el sabor de la leche.
De acuerdo con los especialistas, las acciones de investigación son permanentes y se complementan con estudios en la Universidad Nacional del Litoral –Santa Fe–. De esta manera, se evalúan las propiedades saludables de los productos lácteos funcionales sobre la prevención o atenuación de alteraciones en el metabolismo lipídico, en animales de laboratorio. (INTA)