En el marco del Simposio Fertilizar, que se llevo a cabo en Rosario, uno de los disertantes destacados fue Esteban Jobbagy, del Grupo de Estudios Ambientales de la Universidad de San Luis. El experto se refirió a la ”Sustentabilidad del agua y los nutrientes en nuestros sistemas agrícolas”, profundizando en los conflictos que se visualizan entre los planteos globales sobre del impacto ambiental de las producciones y su realidad, por ejemplo, en Argentina.
“La principal preocupación en el mundo respecto al agua pasa por asegurar su provisión en cantidad, calidad y ritmo; mientras que en nuestro caso hablamos de uno de los países más planos del planeta, el cual también debe avanzar en un manejo oportunista de la oferta hídrica para disminuir el crecimiento de los niveles freáticos”, enfatizó el investigador del CONICET.
Además, Jobbagy sostuvo que en una agricultura protocolizada como la actual, el desafío pasa por lograr un sistema de toma de decisiones dinámicas.
“Si la napa está a 70 cm, deberemos inclinarnos por un cultivo de cobertura y soja; mientras que si oscila entre un metro y los 70 cm, hablaríamos de un ciclo largo de algún cultivo de invierno, sustentado en una fertilización dividida”, explicó el disertante. Y avanzó: “Con napas de entre 1 y 2.3 metros, podríamos ir por un ciclo intermedio de trigo, correctamente fertilizado. Por último y sin napas, habrá que avanzar hacia una soja de primera”.
Ya refiriéndose al manejo de nutrientes, el disertante destacó que mientras la mayoría de las áreas agrícolas del mundo que expanden el área cultivada e incrementan la productividad se recuestan sobre un crecimiento sostenido de la fertilización, Argentina aun sostiene balances negativos (entre exportación y fertilización) en casi todo el territorio agrícola.
“Paradójicamente, la austeridad en el uso de fertilizantes puede traer algunos problemas ambientales”, explicó Jobbagy. Además, destacó que el nutriente que más preocupa en nuestro país es el fósforo, no por su sobre uso, sino por el déficit que se evidencia en las distintas regiones. Y el déficit de nutrientes se traduce en menos consumo de agua y más riesgo de crecimiento de napa.
“Hay mucho por hacer y esto contempla no sólo la oferta de fertilizante sino la reducción de su demanda por los cultivos. Una oportunidad poco contemplada surge de reconocer la naturaleza de la función del fósforo en las semillas”.
La mayor parte del fósforo en los granos se acumula como ácido fítico y la mayor parte de la producción se destina a producción de animales que no digieren el ácido fítico y deben ser suplementados por un lado y por otro incrementa la cantidad de fósforo en los residuos con los que aún no hacemos nada pero deberíamos considerarlo.
La visión a futuro
Ya intentando responder el interrogante vinculado a qué hacer con las demandas actuales, Esteban Jobbagy propuso avanzar compromiso ambiental adaptativo. “Por medio de una visión estática hemos llegado a la propuesta del principio precautorio (comprendo, luego actúo). Es decir, se nos reclama conocer las consecuencias de las nuevas intervenciones agrícolas antes de implementarlas”, analizó. Y profundizó: “Interesante sería avanzar en una propuesta más dinámica, ligada al manejo adaptativo que reclama implementar las nuevas intervenciones agrícolas, en forma gradual y experimental, acompañándolas con mecanismos explícitos de monitoreo, análisis, comunicacion y debate de sus impactos ambientales. Esta es la apuesta; y se apoya en la colaboración y la transparencia entre los actores del sistema”.