Ezequiel Gorosito era hasta hace cuatro años un joven que dedicaba sus días a estudiar abogacía y a trabajar como administrativo en Tribunales. En sus ratos libres ponía toda su inquietud artística y autodidacta en fabricar objetos. “Siempre me gustaron las manualidades, pintar, hacer. Un día le hice un collar a una amiga para un cumpleaños y gustó tanto que me fui animando a más”. Así nació EGO, una marca que hoy vende productos por mayor y menor en todo el país.
Cien por cien autodidacta, Ezequiel se animó a dar un volantazo en su vida en donde el empleo público y administrativo se le hacía “cada vez más pesado”. La marca comenzó a crecer con una velocidad que lo sorprendió, y decidió apostar todo. “En el 2018 me fui de Tribunales, al año abrí un Showroom en Santa Fe y Sarmiento que por suerte fue muy bien, en ese momento se sumó mi hermano que es diseñador gráfico pero trabajaba en una fábrica. Él también necesitaba un cambio y el aporte de Gastón a EGO era el mejor complemento, hoy es parte fundamental, somos los dos quienes estamos detrás de la marca”.
Comenzaron a sumar productos: a sus collares y aros con piedras sumaron pañuelos que diseñan ellos mismos, vinchas que son hoy uno de los productos más vendidos, así como los “holders” o correas para lentes que hoy son el trending topic para sostener tapabocas. La tienda virtual que nació con la marca fue clave, y más aún las redes sociales.
“Hoy todo parte de las redes sociales, por más que la clienta ya te conozca, la consulta llega por Instagram y la mayoría de las ventas se concretan por ahí, por más que tengas tienda on line. A la gente le gusta consultar y que respondas, y esa charla que se da por redes sociales hace que la venta de alguna manera sea personalizada”, destaca el joven de 36 años que comenzó su emprendimiento trabajando hasta las dos de la mañana para dar abasto con los pedidos y hoy lidera un equipo de cuatro personas más otros puestos indirectos.
Cada uno de los productos que EGO incorpora, como la línea de velas y aromatizantes para el hogar que sumaron el 2020, nace producto de esa pasión autodidacta que lo caracteriza. “Soy bastante inquieto, investigo técnicas, materiales, así como me fui animando a soldar, a coser, fui aprendiendo técnicas algunas veces con cursos cortos y otras por mi cuenta”, explica y destaca el ex estudiante de abogacía: “Los programas de estudios largos no son para mí”.
Entusiasmo, seguir aprendiendo siempre y creer en lo que uno hace. La dosis justa de EGO para que un proyecto funcione. “El emprendedurismo es difícil al principio, en simultáneo tal vez tenés que laburar de otra cosa, pero hace falta animarse”, cierra con orgullo.