Las legumbres de invierno se han instalado en numerosas zonas del país como una alternativa de intensificación en el uso del suelo y como forma de disminuir los costos de los barbechos para llegar a la próxima campaña gruesa, ya que contribuyen al control de numerosas malezas otoño-inverno-primaverales e incluso demoran la aparición de aquéllas de ciclo primavero-estival como el Amaranthus spp., cuyo costo y control representa una gran dificultad.
Ahora bien, no se trata sólo de sumar a las legumbres en la rotación, sino que es fundamental conseguir calidad de granos, que en muchos casos puede significar grandes diferencias de precios y de ingresos, como en el caso del garbanzo, donde aumentar el milimetraje promedio de la mercadería cosechada puede significar aumentos de ingresos considerables.
Pero para lograrlo es necesario implementar cierto manejo tecnológico que favorezca desde el inicio la producción de mercaderías de alta calidad, empezando por la germinación y el crecimiento radicular, siguiendo por un importante desarrollo vegetativo que permita cubrir el surco en forma rápida y genere fuente de reservas para llenar los granos, continuando por el mejor cuaje de las flores y finalizando con una planta potente que permita lograr el máximo llenado posible.