Por Damián Specter – Consultor en Planificación Estratégica – Ex Director General de Promoción de Inversiones del GCABA
Asombra ver cómo países expuestos a contextos similares, muestran patrones de desarrollo y progreso tan diferentes. Pensemos entonces qué hacen los países a los que les va bien.
Estos comienzan a consolidarse cuando sus líderes logran establecer consensos que permiten definir una visión de largo plazo y fijar objetivos, los que en general se ven plasmados en una Constitución Liberal, junto a leyes complementarias, que promueven valores e ideales. Estos países también se caracterizan por tener instituciones sólidas, modernas infraestructuras, apostar al conocimiento y contar con presupuestos que hagan foco en estas temáticas, eliminando gastos superfluos.
Es de igual importancia que los sucesivos gobiernos trabajen para cumplir con estos objetivos acordados.
Argentina fue un claro ejemplo de diseño e implementación de una estrategia exitosa, la que comenzó en 1853 y duró aproximadamente 80 años.
Durante este período contó con dirigentes que tenían una visión clara de cómo construir una Nación pujante.
Para ellos lo primero fue crear instituciones sólidas, con reglas de juego claras y ejecutar políticas públicas generadoras de oportunidades.
Estas generaciones hicieron foco en 3 grandes temáticas:
Educación, Ciencia y Cultura:
Se sancionó la Ley 1420 (de educación primaria laica y obligatoria), así como también una ley de universidades, las que fomentaron la inclusión y la meritocracia, siendo vanguardistas para su época a nivel mundial.
Derechos civiles:
Se creó un moderno Código Civil, el que le dio unidad, coherencia y estabilidad jurídica a la Argentina, permitiendo así a sus habitantes y a quienes quisieran serlo, conocer sus derechos y obligaciones.
Entre otras, se sancionó también la Ley Sáenz Peña.
Se diseñaron las bases para el Desarrollo Económico:
Se decidió contar con un estado ágil y dinámico, que fomentó la planeación de largo plazo y actuó como facilitador y promotor de la innovación e inversión productiva.
Dentro de este periodo se diseñaron e implementaron grandes y modernas infraestructuras.
También se sancionaron progresistas leyes laborales.
¿Por qué este modelo no duró hasta nuestros días?
Fue un proceso de paulatino abandono de aquellos valores e ideales iniciales, lo que fue provocando una decadencia institucional y cultural profunda, la que devino en un lento, marcado y constante deterioro económico y social.
Desde entonces la Argentina en vez de adaptar su exitosa estrategia a las nuevas necesidades y desafíos, decidió romper el modelo y comenzar a probar sistemas que ya habían fracasado en otros países.
¿Cómo podemos salir de este laberinto?
Desde hace décadas estamos atrapados en paradigmas ideológicos que parecen ser más parte del problema que de la solución.
Es por esto que para volver a lograr una visión mancomunada de país, será necesario trabajar en “Reformas Estructurales” y en la Matriz Cultural, fomentando así, los valores de la libertad, de la igualdad ante la ley, de la meritocracia y de la iniciativa privada.
Alguna de las principales medidas a tener en cuenta para volver a la senda del Desarrollo y el Progreso:
Reformas sugeridas:
Del Estado:
- Del Sistema Impositivo.
- De la Ley de “Coparticipación Federal”.
- Del Sistema Educativo.
- De las leyes laborales.
- Del Sistema Electoral.
- Del Sistema de Jubilaciones y Pensiones.
- Del sistema Sindical.
- Leyes sugeridas:
- Ley de límites al Déficit Fiscal.
- Ley de límites de Endeudamiento.
- Ley de límites a la emisión monetaria.
- Ley de modernización de las 4 principales Infraestructuras.
Tal vez la gravedad de la crisis en la que estamos inmersos, nos haga reaccionar a tiempo y nos estimule a construir los consensos necesarios para así poder llevar adelante estos cambios.
Nosotros lo hicimos en el pasado y hoy muchos países lo están haciendo en el presente. ¡Sumémonos al cambio!
“Solos posiblemente llegaremos rápido, pero juntos, seguramente llegaremos lejos”.