Un servicio para tiempos difíciles

Los imprevistos climáticos son cada vez más frecuentes en el centro y norte de la provincia de Santa Fe.

En el centro norte de la provincia de Santa Fe la inestabilidad climática suele ser moneda corriente. Las sorpresivas lluvias, alta nubosidad, elevados porcentajes de humedad, extremas sequías y sofocantes temperaturas hacen que los riesgos se acentúen y el cultivo de maíz esté más expuesto a la hora de la siembra. En este contexto resulta crucial una correcta elección del híbrido que mejor se adapte a estas condiciones ambientales y realizar un seguimiento continuo de las previsiones meteorológicas para poder ajustar las fechas de siembra.

“Es una región donde se corren algunos riesgos, con la particularidad además de tener suelos arcillosos que tienden al planchado y encharcamiento con cierta facilidad”, comenta Alberto Bressan, productor de la zona de Reconquista, que extiende su área de acción también hacia el noroeste de Santiago del Estero (Bandera, Pinto). “Hay que tener ciertos cuidados y estar atentos a los pronósticos para ubicar la siembra en el momento más oportuno. Sin embargo, a veces uno se equivoca o el tiempo le juega una mala pasada”, agrega.

Eso fue justamente lo que le sucedió en la última campaña, cuando una serie de precipitaciones malogró un lote de 60 hectáreas de maíz tardío ubicado en la pequeña localidad de Malabrigo, pegada a Reconquista. “Era un lote que venía de girasol y se había sembrado a principios de enero, un poco más tarde que el resto por un corte de siembra que nos demoró. Pero justo hubo un cambio de tiempo y vino una lluvia de más de 200 milímetros que nos provocó un planchazo terrible”, recuerda.

Una experiencia similar sufrió Gustavo Zuiani, otro productor santafesino radicado en Videla, un  pequeño pueblo del Departamento de San Justo, en el centro de la provincia. “Habíamos sembrado tres lotes de maíz de segunda sobre rastrojo de trigo. En el más grande, de 86 hectáreas, no tuvimos problemas porque lo habíamos sembrado antes. Pero los dos restantes, de 30 y 74 hectáreas, habían sido sembrados el 9 de enero y a los pocos días los agarraron las lluvias justo cuando el maíz estaba emergiendo. Encima son campos planos, donde el agua no corre y se hacen charcos que terminaron pudriendo la planta”, relata.

Ante este panorama, ambos productores decidieron recurrir al programa de resiembra de Nidera, un servicio que la semillera ofrece sin costo y se encuentra incluido en el precio de la bolsa de cada híbrido de maíz y girasol. “Tuvimos una respuesta rápida y práctica a la vez”, asegura Bressan. “Primero le informamos del problema al distribuidor de la zona. A los cuatro o cinco días vinieron a recorrer el lote para hacer un peritaje y creo que al día siguiente ya nos autorizaron el seguro. Los trámites fueron muy acelerados para poder contar con la semilla lo antes posible, porque ya nos pasábamos de la fecha óptima de siembra”, indica.

En tanto, el caso de Zuiani fue un poco diferente: “Era la primera vez que sembrábamos híbridos de Nidera y cuando nos enteramos que contábamos con este seguro la compañía semillera, luego de hacer un recorrido por el campo decidió reintegrar las bolsas de maíz por los dos lotes afectados.

“Los encharcamientos son muy usuales en la zona y estos últimos años sobre todo han venido medio complicados. Pero a pesar de haber tenido algunas experiencias complicadas, nunca había llegado al estado de tener que pedir el reintegro de las semillas. Por eso ahora me doy cuenta que contar con este tipo de servicio es un plus”, confiesa Zuiani, que lleva sobre sus espaldas toda una vida dedicada a la actividad agrícola.

El programa de Resiembra Asegurada de Nidera nació ante la necesidad de poder brindar al productor no solamente genética de alta calidad acompañada de las mejores recomendaciones agronómicas, sino también garantizar la máxima seguridad ante inclemencias climáticas que son cada vez más frecuentes. En ese sentido, el seguro gratuito abarca la reposición de bolsas para la resiembra efectiva de híbridos de la semillera (maíz y girasol) ante eventos como granizo, encharcamientos y/o heladas.

“El balance final de todo el proceso de resiembra ha sido muy bueno. Reforzamos la relación con Nidera y hemos estado probando distintos materiales en muchas situaciones, tanto maíces de primera como de segunda. Y la verdad que el comportamiento siempre ha sido muy bueno, con resultados comparables y a veces superiores a la competencia”, señala Bressan, quien en la actual campaña decidió apostar nuevamente por los híbridos de la semillera.

“En esta oportunidad nos inclinamos por el AX 7761 y repetimos con el NS 7818 VIP3, que fue el material que había sido resembrado en la campaña anterior”, revela el productor, quien asegura que este material posee la mejor tecnología del mercado para el control de insectos lepidópteros que afectan a la región. Un concepto también compartido por Zuiani, quien asegura que la tecnología Agrisure Viptera 3 fue uno de los motivos por los que se decidió a sembrar por primera vez híbridos de Nidera. “Me gusta por el tema del control de insectos en maíces de segunda. A la competencia la veo un poco atrasada en ese sentido”, añade.

Sin embargo, el clima volvió a meter la cola en la pasada campaña “El rendimiento no fue el esperado porque también tuvimos un período de sequía muy intenso con altas temperaturas en el mes de marzo que afectó muchísimo al cultivo, pero si lo comparamos con otros materiales tuvo un muy buen comportamiento”, acota Bressan, que anualmente hace alrededor de 2.000 hectáreas de maíz entre campos propios y arrendados.

La misma suerte corrió Zuiani. “Fueron entre 10 y 15 días de sequía y falta de agua en el mes de marzo que le pegaron muy fuerte a los maíces de segunda, justo en el momento de la floración, cuando tiene que nacer el grano”, explica el productor que siembra 250 hectáreas arrendadas y 650 propias con trigo, maíz y soja.

“Nosotros estamos en San Justo, que es como el portón de entrada del norte santafesino. Es la línea divisoria de calidad de los campos, con lluvias más irregulares, periodos de sequía prolongados y dos o tres grados más de temperatura en comparación con la Pampa Húmeda”, remarca Zuiani. Bressan coincide con la mirada de su colega y considera que en estas zonas más inestables es imprescindible acertar en la elección de los materiales y tener un amplio esquema de rotaciones que otorgue cierta estabilidad. En ese sentido, además de los cuatro cultivos principales, el productor de Reconquista también ha experimentado con garbanzos y carinata, entre otros.

“Las temperaturas y el nivel de humedad son más dispares y siempre tenemos que ir ajustando esas variables. Un largo tiempo sin llover nos puede pinchar mucho las expectativas. Pero también corremos riesgos con lluvias intensas como las que tuvieron lugar en la pasada temporada. Por eso creo que el seguro de resiembra es una herramienta muy importante en las manos del productor”, concluye Bressan.

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