La infraestructura portuaria de Rosario ha crecido, sin dudas, como consecuencia del desarrollo industrial y comercial. Actualmente, el río supone una alternativa de inversión y una de las mejores opciones para el turismo local. Así se fue forjando un abanico de opciones que le da a la localidad portuaria la mezcla de una radiante ciudad cosmopolita junto al corredor industrial y comercial más importante de Argentina.
En el siglo XX, y hasta hace algunas décadas, el microcentro rosarino formó parte de las viviendas de familia más adineradas de la ciudad. Aquí, aún se aprecia una riqueza arquitectónica originada en el siglo XVII, donde la “Chicago Argentina” recién comenzaba a ser parajes de carretas a orillas del río Paraná. Todavía se conservan las huellas de lo que fue el epicentro de la actividad política, económica, religiosa y social de la metrópoli santafesina. Hoy en día, esa tendencia se ha revertido, ya que este centro urbano no mira hacia adentro, sino que ha virado y ha quedado, cultural y comercialmente, de frente al río.
La ciudad recuperó su ribera a merced de la reorganización de los terrenos portuarios y ferroviarios que la ocupaban, y, de esta manera, la tendencia de concentración comercial y habitacional comenzó a cambiar. El notable progreso edilicio y la constante modernización de la zona urbana han empezado a voltearse de cara al río. Su infraestructura, emprendimientos y comercios vinculados no sólo aprecian sus aguas que enmarcan la ciudad, sino que convierten a la zona en la puerta hacia la movilización económica regional.
La gama de opciones que ofrece el río se extiende desde la privilegiada vía de comunicación hasta como una oportunidad para muchos inversionistas. Además de poseer uno de los mayores centros de exportación de bienes de Argentina, foguea el inminente desarrollo inmobiliario que abarca: viviendas, oficinas y complejos hoteleros de alta gama con múltiples opciones de inversión. A raíz de tal movimiento y aprovechando la externalidad positiva, las diversas opciones gastronómicas, los centros comerciales y las actividades de ocio se hacen eco de este desarrollo.
Así, la vorágine que vive la ciudad se traslada al río, sobre todo durante la temporada estival. Los turistas se ven atraídos por este tipo de actividades y los rosarinos han encontrado en el río un escape a la urbanidad. Las posibilidades de dejarse llevar por las diferentes propuestas al aire libre combinadas con el agua, siempre resultan una alternativa interesante. Desde pasear en embarcaciones cruzando a la isla hasta la pesca deportiva, el paracaidismo y los vuelos turísticos sobre el río y los principales puntos de la zona urbana.
RÍO MÁS POBLADO
Rosario tiene uno los mayores parques náuticos del país. Se estima que hay unas 30 mil embarcaciones, sumando las que poseen motor y las que no. Además, debe considerarse aquellas que se adquirieron hace poco tiempo y que aún no están matriculadas. Se calcula que de esa cifra hay alrededor de 17 mil kayaks y piraguas, que son meramente de uso deportivo y de esparcimiento.
Hasta febrero del 2014, el incremento de lanchas deportivas trepaba al 7 u 8% en términos interanuales. Igualmente, se calcula que en los últimos dos años, tanto las lanchas deportivas como mercantes crecieron 20%. Asimismo, a partir de febrero del año pasado, esta tendencia se revirtió registrando una caída del 3 al 4% anual. Este comportamiento, en parte, corresponde a la desaceleración de la actividad económica que sufrió el país en el último año. Sin embargo, el principal corredor acuático de Argentina continuó acelerando la demanda de espacios para guardar las embarcaciones y abrió otra puerta al río como alternativa de inversión.
Por tal motivo, el crecimiento de las guarderías náuticas responde cada vez mejor a la demanda insatisfecha de los últimos años, con inversiones auspiciosas que costean la ciudad. Afirman desde el sector que tanto las ventas como los alquileres han tenido una buena respuesta al desarrollo náutico y, de esta forma, se ha convertido en una atractiva propuesta con prometedoras tasas de rentabilidad en el largo plazo.
En este escenario fuertemente condicionado por factores políticos y económicos, y donde el valor de la moneda se escurre, Rosario comienza a abrir sus puertas a diferentes apuestas para ganarle a la inflación y al estrés de la ciudad. El río, en este caso, es el protagonista y se suma a la lista de inversiones no convencionales, una combinación perfecta para quienes buscan crecer con estabilidad.