Estos insectos, al presentarse en elevadas densidades proviniendo de rastrojos del cultivo antecesor o por migración desde lotes vecinos, pueden afectar su crecimiento durante la etapa de implantación, con pérdidas de vigor en la plántula y retrasos en el desarrollo.
Si bien las condiciones predisponentes para su desarrollo son periodos de sequía, se observan a campo poblaciones en periodos de primaveras y veranos húmedos.
Características morfológicas
Los trips (Thysanoptera: Thripidae) son insectos muy pequeños, que miden aproximadamente 0,2 mm de ancho y 1-1,5 mm de largo, poseen alas finas y plumosas de apariencia general pardo-negruzca. El aparato bucal tiene estiletes con los que perforan y desgarran los tejidos vegetales para alimentarse.
En observaciones a campo, la apariencia del adulto es la de un insecto pequeño de color negro, mientras que sus estados inmaduros, quienes no tienen alas, presentan una coloración más clara. La hembra encastra el huevo dentro de la nervadura de los folíolos, éstos son muy pequeños (menores a 0,5 mm) y tienen forma aporotada.
Ciclo biológico
Presentan 6 estadíos de desarrollo: huevo, ninfa 1, ninfa 2, pre-pupa, pupa y adulto.
La hembra adulta ovipone sus huevos en el tejido vegetal, desde donde emerge el primer estadío ninfal. A partir de este momento comienza a alimentarse de los jugos vegetales, raspando los tejidos del epitelio. Los estados de pre-pupa y pupa transcurren en el suelo y no ocasionan daño, hasta que finalmente se produce la emergencia del adulto, que continúa con su alimentación y reinicia el ciclo biológico.
La duración total del ciclo, varía fundamentalmente en función de la temperatura, pero en el verano puede completarse en unos pocos días.
Daños
Los daños responden a la característica general de los trips, debido a la particularidad de su aparato bucal. Éste consta de estiletes que los utilizan para raspar el tejido epitelial, haciendo aflorar jugos del vegetal que posteriormente succionan para alimentarse. Como consecuencia de ésto se producen finas cicatrices blanquecinas, que al aumentar en cantidad hacen variar el color de los folíolos y/o cotiledones del verde al plomizo, ceniciento o plateado.
Además de las características tanto del insecto como de las plántulas dañadas, la identificación de la gravedad del daño se complementa al detectar la pérdida de vigor y detención del crecimiento en las plántulas, lo que permite reflejar en general que el cultivo “no progresa”.
El ataque en el estado cotiledonal o los primeros estados de desarrollo como ser hoja unifoliada o primeras hojas trifoliadas, en caso de superar el umbral de daño económico (2 trips/plántula), exige la necesidad de tomar las medidas de control pertinentes para evitar la posible muerte de plántulas.
Cuando los cultivos no son adecuadamente monitoreados en la etapa de emergencia, la evidencia de problemas en la implantación de los mismos debido a elevadas poblaciones de trips, normalmente es adjudicable a otros factores, como calidad de semilla, tipo de suelo, falla de sembradora, etc. Durante el verano, las infestaciones de trips suelen alcanzar altas densidades en el cultivo de soja, con predominio de ninfas. Estas poblaciones migran luego a otros cultivos como la alfalfa.
En esta forrajera el impacto de los trips es diferente, dependiendo si la infestación ocurre en un cultivo desarrollado o durante su implantación. En el primer caso, altas densidades pueden causar daño por la destrucción de las células aunque no afecta el rebrote posterior, mientras que la infestación en las plántulas puede causar retraso en el desarrollo o disminuir el stand.
Generalmente en el mercado las semillas pueden adquirirse con tratamiento de insecticidas para “garantizar” la protección de las plántulas durante los primeros estadíos. Sin embargo, resulta imprescindible monitorear las pasturas después de la emergencia debido a la gran variabilidad en los tiempos de protección condicionada a su vez por las condiciones ambientales.