Entendiendo lo que sucede uno debería prepararse para disminuir los pesos de los cerdos destinados a faena a partir de marzo y subirlos a partir de agosto, pero sucede totalmente a la inversa. Quizás sea difícil disminuir los pesos a principio de año, pero en nada debería ser difícil mantener los pesos altos de agosto en adelante, por supuesto teniendo las condiciones adecuadas edilicias con respecto al manejo de las altas temperaturas.
En el caso concreto del presente año y frente a las proyecciones de pesos de los cerdos histórica, si entre septiembre y diciembre volviéramos a entregar cerdos de promedio de 120 kilos, en los cuatro meses tendríamos más de 75.000 toneladas extras (Equivalente a la producción oficial mensual del sector en el país).
Cabe recordar que la demanda es constante hasta fin de año y en nada habría castigos a los animales pesados (dentro de la normalidad, o sea inferior a los 140 kilos). La producción extra se colocaría tanto en el mercado local, como en el mercado de exportación. Este análisis lo vimos pensando en una estrategia nacional, ahora ¿qué sucede en el caso particular de cada productor?
Los costos de hacer un kilo de cerdo los dividimos en costos fijos y costos variables. Los primeros no cambian en el aumento lógico de la producción. Los segundos varían con el aumento de los kilos.
En este caso pasar de un cerdo de 114 kilos a uno de 120 kilos, lo único que tomaremos como variable es el alimento, que a su vez es el alimento más barato. Los 6 kilos extras tendrán un costo total de $270 (U$D3.47). A esto habría que relacionarlo con el precio recibido del mercado que cada uno maneja y luego multiplicarlo por la cantidad de animales vendidos. Ese importe es lo que “dejamos” de ganar. También hay que tener en cuenta el tiempo que demandaría volver a aumentar los pesos generales y con un pequeño atraso de 2 días semanales en la entrega, en un mes se llega al peso esperado. En nada afecta el mercado.
Resumiendo
No es algo nuevo lo que sucede en nuestro sector y la propuesta planteada tiende a hacer un manejo estratégico del mercado y no ser manejado por el propio mercado. Como país aumentaríamos en cuatro meses, el equivalente a la producción en toneladas de un mes promedio, generando más oferta a un mercado demandado tanto en el orden local, como en el internacional.
Cada productor tendría un resultado económico mejor de su explotación y obtendríamos mayores kilos por madre en producción. Tenemos los recursos alimenticios disponibles, especialmente en maíz y soja y le daríamos un uso mejor a los mismos, que simplemente exportarlos. Como sector habría que adecuar qué hacer en marzo del año próximo con el peso de faena y no dejarnos llevar por la sorpresa, cuando sabemos qué hace años sucede lo mismo.
Autor: Juan Uccelli