Vicentin asegura que en las negociaciones que lleva adelante con la Provincia hay más puntos en común que discrepancias, pero plantea que no hay acuerdo en los instrumentos jurídicos planteados.
A través de un comunicado, la compañía aclaró los principales puntos de lo avanzado hasta el momento.
Respecto de versiones periodísticas que hablan de “fracasos” o “rechazos”, es preciso aclarar que las conversaciones mantenidas con representantes oficiales de la Provincia, a instancias del tribunal concursal, arrojaron – a juicio de esta empresa- muchas más coincidencias que discrepancias.
Sí debe hablarse de criterios contrapuestos a propósito de cómo implementar los instrumentos jurídicos enderezados a materializar esas coincidencias.
El fideicomiso, iniciativa que nació de los accionistas de Vicentin, siempre se ofreció y se sigue ofreciendo, para su constitución inmediata, como un mecanismo de certeza y garantía del compromiso de los accionistas de la concursada para cualquier propuesta concursal que, en primer lugar, contemplase la capitalización de créditos (y consecuente licuación de la participación de los actuales dueños). Es la manifestación inequívoca que los accionistas de Vicentin, negociarán de buena fe y constructivamente una solución integral que lleve a la recuperación industrial y comercial de la empresa.
Sin embargo, los representantes provinciales peticionan una naturaleza distinta de fideicomiso, que importa el desprendimiento de todo derecho de los accionistas respecto de su propiedad sobre el capital social de Vicentin, en la esperanza que un plan de recuperación que la Provincia y la Nación liderarían tenga un resultado exitoso. Si se mira desapasionadamente este planteo, se aprecia fácilmente que equivaldría a consentir una expropiación sin precio indemnizatorio, con la única esperanza de rogar que las gestiones de los representantes oficiales efectivamente sean fructíferas. Paradójicamente, incluso va bastante más allá de lo planteado por la Provincia en el incidente judicial que protagoniza la Inspección de Justicia pidiendo la intervención de la sociedad concursada.
Insistimos, no hay negativa de los accionistas de Vicentin a acordar toda propuesta que sea una solución concreta y sustentable, pero no puede razonablemente pedírseles que voluntariamente claudiquen su responsabilidad y abandonen su propiedad anhelando que haya suerte. Al contrario, la propuesta de los accionistas es bien concreta, no caprichosa, ni predicada en necesidades políticas circunstanciales. Comprometen sus acciones en garantía de un proceso reglado y no azaroso.
Lo mismo corre acerca de la pretendida negativa a renovar la integración personal del Directorio. Se ha hecho explícito a este respecto el compromiso de que los directores actuales, asumiendo la responsabilidad que les incumbe, culminen la confección y aprobación de los estados con arreglo a la manda específica del tribunal concursal y en la misma convocatoria a la Asamblea que trate ese balance 2019, se materializará su renuncia, para que la Asamblea designe nuevos integrantes para el órgano. La diferencia, nuevamente, finca en que los representantes oficiales piden que ese nuevo directorio no lo elijan los accionistas actuales de Vicentin, sino el Fiduciario siguiendo directivas oficiales.
Repetimos, lo instrumental que separa a la iniciativa de los accionistas del pedido de los representantes de la Provincia, no debería ser obstáculo para buscar soluciones prácticas y no meramente declarativas, ya que de lo que se trata es de recuperar integralmente a Vicentin.
Los accionistas han hecho explícito su aquiescencia a poner sus acciones en garantía de un comportamiento constructivo, que borre toda duda de seriedad a las negociaciones que se entablen con acreedores y nuevos inversores; también anticipan que aceptarán dilución de su participación en el capital, sin poner precondiciones al respecto; los directores actuales sólo se quedarán en funciones hasta entregar el balance dispuesto por el tribunal. Nada de esto puede verse a la luz de una mirada de buena fe, como una actitud reticente a acordar. Por el contrario, es un enfático mensaje de construcción de consenso, en un contexto por demás desafiante desde lo social, desde la macroeconomía nacional y desde la propia posición de la concursada, sin olvidar hostigamientos políticos que no contribuyen a ninguna solución, sino que agregan incertidumbre a todo esfuerzo de solución.