Se dio a conocer una nueva edición del Informe Económico Mensual, que elabora el Departamento de Economía del IAE Business School de la Universidad Austral.
Juan J. Llach destaca que si bien algunos aspectos de la economía de EE.UU. en el mes de junio fueron positivos, junto a China y Europa que también presentan mejoras lentas; el FMI castigó el crecimiento proyectado para el 2020, compensándolo parcialmente con una mayor mejora en el 2021. En ese marco, el desempeño de los tres países latinoamericanos incluidos Argentina, Brasil y México es “decepcionante”, señala. “Sus caídas proyectadas para 2020 son sólo peores que las del Área Euro, pero las correcciones hechas por el FMI entre abril y junio fueron las más negativas, y no sorprendería que vuelvan a empeorar”, remarca el economista.
Con respecto al dólar, Llach subraya su depreciación no sólo respecto del euro y del oro, sino también de muchas otras monedas y de las commodities. “En realidad, todos los activos y bienes fueron afectados, pero el peso argentino fue el único activo que cayó junto al dólar”, explica.
“La pregunta que sigue, bastante relevante para la Argentina, es si continuará esta flojera del dólar”, manifiesta Llach y agrega: “En nuestra opinión, continuará sólo si la pandemia vuelve a agravarse o si resultan fallidos los pronósticos de la cercanía de la vacuna. De no ser así, la Reserva Federal aumentará sus tasas de política monetaria y el dólar se fortalecerá. Por lo tanto, aunque hoy estamos mejor que el mes pasado, es poco probable que la Argentina se beneficie significativamente de una sostenida o mayor desvalorización del dólar. Más probable es que pueda aprovechar una mejora proveniente del debilitamiento de la pandemia -que no es poco- y de la consecuente mejora del crecimiento global”, remarca.
Por su parte, Eduardo Fracchia indica que en nuestro país “es relevante la postpandemia pero es clave el corto plazo porque condiciona al futuro”. En ese sentido, el economista destaca la negociación de la deuda: “Sería lamentable que después de tanto esfuerzo y faltando tan poco con información al 28 de julio no se cierre el tema de una vez”.
“En los hechos, parece que se estaría materializando la propuesta de Kiguel y Levy Yeyati, en relación a la estrategia sugerida por ellos de ´pacto de espera´, desde la cual se planteó una ventana de 4 meses de negociación. Hay un consenso general de aprobación sobre cómo se ha llevado el proceso de negociación que aprueban Cavallo, Luis Caputo, Lacunza y el propio FMI. Así todo pareciera que falta capacidad de cerrar diferencias que no parecen tan grandes en el plano de los montos por pagar y de condiciones legales”, explica Fracchia.
Sin embargo, indicó que el éxito en la negociación se presenta como una “condición necesaria pero no suficiente” para la recuperación económica. “Si hubiese default, faltarían dólares y podrían generarse presiones cambiarias, además del efecto en el crédito al sector público y privado”, asegura.
En tanto, sobre la macro, Fracchia considera que “la inversión es anémica” expresa que el crecimiento en el 2021 se basará en el consumo y la sustitución de importaciones, mientras que “las exportaciones serán la rueda de auxilio de este proceso, pero no un protagonista central”.
El economista de la Universidad Austral también hace foco en la “principal preocupación” de la sociedad: la inflación. “Actualmente se encuentra amesetada por los congelamientos de tarifas y precios, y la recesión”, detalla.
Con respecto al sector externo, Fracchia afirma que “existe gran potencial de exportación, si no hubiese retenciones. La demanda mundial de alimentos no ha cedido, esto es positivo para el precio de nuestras commodities agrícolas. A mediano plazo (5 años), si no hubiese retenciones podría llegarse a 200 millones de toneladas de cosecha”.
En este escenario, el economista del IAE Business School vuelve a hacer hincapié en la negociación de la deuda: “Es de destacar que los bancos se encuentren con un volumen importante de depósitos y generen poca masa crediticia. Si el canje de deuda se resuelve con éxito, sería un factor favorable ya que las entidades disponen de bonos en cartera, los cuales pueden subir de precio. Esto sería un efecto positivo para el lado financiero de la economía local y para expandir la capacidad prestable del sector”, finaliza.