El gobernador Antonio Bonfatti, y los ministros de la Producción, Carlos Fascendini, y de Economía, Angel Sciara, firmaron pasado el decreto N°714, declarando la situación de emergencia y/o desastre agropecuario, a las explotaciones agropecuarias, hortícolas y apícolas afectadas por excesos de precipitaciones, anegamientos temporarios de arroyos y cursos de agua ocurridos en una extensa superficie de la provincia.
La situación de emergencia, que comprenderá el período del 1° de marzo al 30 de junio de este año, abarca todos los distritos —incluyendo los no comprendidos en el anterior decreto N°246/15— de los departamentos Castellanos, La Capital, Las Colonias, 9 de Julio, San Cristóbal, San Martín, San Jerónimo y San Justo; la actividad hortícola y apícola de los departamentos Constitución, San Lorenzo y Rosario; y al distrito La Chispa de General López.
Los productores alcanzados por esta norma deberán completar un formulario de declaración jurada en el Municipio o Comuna respectivo, que será tomado como base para la emisión del certificado que extenderá el Ministerio de la Producción para poder acceder a los beneficios impositivos.
Con respecto a la prórroga para el pago del impuesto inmobiliario, se incluirán las cuotas 2 y 3, estableciendo para los predios ubicados en zonas rurales las fechas de vencimiento para el 23 de octubre y 23 de diciembre próximos respectivamente; y para los predios ubicados en zonas suburbanas, el 24 de septiembre y el 24 de noviembre, respectivamente.
La declaración de emergencia surgió a raíz del perjuicio a las actividades productivas generado por intensas y copiosas precipitaciones, que superaron con amplitud los registros promedios de enero, febrero y los primeros días de marzo; y que generaron anegamientos y desplazamientos superficiales de agua desde las zonas altas hacia los sectores más deprimidos de los terrenos; sumando el aporte de agua de las provincias de Santiago de Estero y Córdoba.
Esta situación afectó la red de caminos, el tránsito de maquinarias y el traslado de la producción, además del aislamiento de algunas localidades; afectando también la posibilidad de realizar la siembra de los cultivos de segunda y el aumento de la incidencia de enfermedades de fin de ciclo en los cultivos de soja.
Además, se vieron seriamente afectados los procesos de otros cultivos. En el caso de la frutilla se vio retrasada la preparación del terreno; y en el del algodón, las altas precipitaciones afectaron el período crítico de cultivo.
También se vio seriamente afectada la producción hortícola, así como el control de plagas con aplicaciones terrestres; y la producción apícola sufrió una importante disminución en el número de colmenas, así como en la población y en su productividad, debido a la disminución de la flora.
La situación general también comprometió la producción de forrajes para ganadería.
En lo específico de la producción tambera, su situación se agravó debido a las condiciones de la red vial que dificultó el ingreso de camiones para retirar la producción. Además se vieron disminuidas las reservas de forrajes (maíz) para los establecimientos ganaderos durante el invierno.
Fuente: La Capital