“El mundo está saliendo del confinamiento, no de la pandemia”, advirtió Celina Mesquida, quien recordó que, en Estados Unidos, estados como Florida y Texas están sufriendo un aumento de contagios y evaluando volver a cerrarse. Pero una cosa es el virus, señaló, y otra cosa es si el mundo y Estados Unidos pueden seguir encerrados, dado el alto costo del confinamiento. “La disrupción fue muy grande, hubo mucha pérdida de valor”, dijo, aunque todavía no hay una cuantificación precisa. Un problema fue que no hubo preparación previa, por lo cual, de cara al futuro, es imprescindible “estar atentos, aprender rápido y absorber la información que necesitamos”.
En el marco del congreso de Maizar, Claudio Zuchovicki señaló que las valuaciones indican que los mercados apuestan a una recuperación en 2021. Al respecto, destacó el ahorro acumulado por muchos ciudadanos europeos y norteamericanos durante el confinamiento a partir de los planes de ayuda estatal. Es un potencial consumo futuro que daría lugar a un rebote económico y nuevas oportunidades, dijo. Lo que no habrá, enfatizó, es renta. “Va a haber que impulsar la economía real. Y si los mercados tienen razón, el precio de las materias primas subirá, lo que será una oportunidad para la Argentina”.
Otra enseñanza fue que, en plena crisis, el petróleo llegara a precios negativos, dijo Zuchovicki, lo que marca el peso creciente de la logística y los costos de almacenamiento. Hoy en día, tradujo, las apps de envío ganan más entregando empanadas que el que produjo las empanadas. Hay que pensar eso a futuro, recomendó, porque no va a haber ‘día después’ (de la pandemia). “Habrá que perder el miedo, considerar al Covid-19 como una enfermedad más, que puede matar, y salir con responsabilidad, manteniendo distanciamiento social, porque las cuarentenas sólo sirven para demorar la cuestión”, señaló.
Mesquida contrastó las respuestas china y norteamericana al virus, que explicó en términos de diferencias culturales (un fuerte control estatal en China, celo de la libertad y renuencia a suministrar información personal al Estado en Estados Unidos), amén de la falta de liderazgo de Trump para definir una respuesta eficaz.
Siempre atento a las señales de mercado, Zuchovicki destacó que a partir de la pandemia lo que más aumentó fue el número de cuentas de trading online y la cotización de Zoom, no sólo por su uso en el presente, sino como síntoma de futuro. Un problema de la Argentina, dijo, es no saber hacer cambios programados y terminar “resolviendo” sus problemas con devaluaciones, shocks y licuaciones de deuda.
Al respecto, destacó que la actual negociación del gobierno con los acreedores privados tiene como punto importante la insistencia de los bonistas en cláusulas legales que impidan que el país vuelva a cambiar los términos del acuerdo. La negociación, señaló, es importante sobre todo para las empresas privadas, que deben refinanciar en promedio 5.000 millones de dólares anuales de deuda en divisas. Si el país está en default no tendrán modo de hacerlo y deberán acudir a un Banco Central escaso de reservas. De todos modos, señaló, la clave para una eventual recuperación de la economía argentina es la confianza interna. El Gobierno dice tener un plan, pero nadie lo conoce y eso genera incertidumbre, “Si al Gobierno le importa el sector privado, tiene que arreglar la deuda”, dijo.
La cuestión de la incertidumbre, a su vez, llevó el debate a la decisión oficial de intervenir y eventualmente expropiar al grupo Vicentin. “En Estados Unidos me empezaron a preguntar si eso bajará la capacidad de molienda”, explicó Mesquida. “Pero esa no es la cuestión, porque hay exceso de capacidad instalada, lo que hay es incertidumbre”.
Los dos panelistas coincidieron en la centralidad de China en el escenario mundial. Es la única economía que crecerá este año, destacó Mesquida. Zuchovicki, sin embargo, insistió en que para la Argentina el problema más grave es la credibilidad y transparencia internas. “La confianza es lo más importante que se perdió en los últimos tiempos. La solución pasa por aquí. Los mercados siempre emiten señales. Perú tiene una relación deuda/PBI, una realidad social y una desigualdad peores y problemas políticos iguales que nosotros, ejemplificó, pero un bono peruano rinde 2,5% porque hay confianza y seguridad jurídica. En cambio, los activos argentinos, sean bonos o acciones, valen poco por la falta de confianza interna. Como ejemplo, señaló la caída en el valor de mercado de YPF desde la expropiación de 2012, contra el valor mucho más alto que mantuvo Repsol, de 17.000 millones de dólares. YPF hoy vale apenas 2.300 millones de dólares y se quedó, además, con un juicio que puede costarle 3.000 millones de dólares. Para la empresa española “la expropiación fue el mejor negocio”, recordó Zuchovicki, “por eso insisto tanto en la confianza y en que un cheque nuestro sea aceptado”.
Mesquida dijo que, en lo que resta de la campaña agrícola, es clave cuidar la liquidez, pero admitió la dificultad de ser previsor, mantener el valor de los activos, ser sustentable y ahorrar en un país de alta inflación. “Es un año de transición disruptiva”, concluyó. “Hoy se necesita innovar y tomar decisiones rápidas pensando en lo que realmente sirve, y no por imitación o moda”.