Tres meses escribiendo desde casa ¿Es hora de volver a la oficina?

El debate sigue abierto, pero la mayoría coincide en que las oficinas ya no volverán a ser lo que eran

Cuando el 20 de marzo se instauró el aislamiento social preventivo y obligatorio, ON24 cerró sus oficinas y la totalidad del equipo se adaptó al teletrabajo. En ese momento, me puse en contacto con especialistas de gestión de personal para consultarles sobre la incertidumbre de adoptar el teletrabajo por obligación y de un modo tan abrupto. Hoy, más de noventa días después, volví a consultarles, pero la duda es totalmente diferente: ¿Es necesario volver a la oficina?

El portal de empleos Bumeran realizó una encuesta en Argentina, Chile, Perú, Ecuador, Panamá y México, preguntando a personas si creen que cambiará el paradigma laboral. 80,9% de los encuestados afirma que el home office será una modalidad permanente de trabajo, incluso, una vez que pase la pandemia. La mayoría de los que respondieron la encuesta no contaban con la posibilidad de teletrabajar (67,3%), y han destacado algunos factores ventajosos como ahorro de horas de viaje (58,9%), mejora en la concentración (13,2%), mayor tranquilidad, disfrutar del trabajo en compañía de sus seres queridos y compartir más tiempo de lo habitual con ellos.

La consultora Adecco mostró el 8 de junio un informe focalizado en Argentina, en el que asegura que apenas un 19% de los trabajadores encuestados preferiría volver a la oficina bajo las condiciones tradicionales. El resto, afirman que preferirían hacer home office solo algunos días a la semana (56%) o trabajar todos los días desde casa (25%). Otro dato interesante es que apenas un 11% afirma que el teletrabajo le resultó más estresante que su labor habitual. El resto se divide entre quienes piensan que es más relajante (61%) y quienes creen que es exactamente igual (28%).

Enrique Dans, profesor de Innovación y Tecnología en IE Business School, redactó en su web personal un artículo en el que analiza esta tendencia. “El mayor experimento de trabajo de la historia ha tenido sus frutos, y para muchos, las cosas no volverán a ser como eran antes”, sentencia. Su tesis se basa en algunos datos publicados por el US Census Bureau: 98% de los estadounidenses desearían tener la posibilidad de trabajar desde sus casas el resto de sus carreras profesionales, dos tercios opinan que contar con la posibilidad de elegir la localización del trabajo es un gran punto a considerar a la hora de optar por sumarse a una empresa.

Héctor Correa, fundador de la consultora Dumor, de Rosario, sostiene que “no todo el mundo se adaptó de la mejor forma, pero en líneas generales, los perfiles respondieron muy bien a la forma de trabajo”. Según el especialista, el dilema será, ante evaluaciones similares o apenas inferiores, ¿por qué volver? o, al menos, ¿por qué volver exactamente a lo mismo? “La productividad y la creatividad ahora pasan por un espacio personal y personalizado dentro de cada casa. Quienes han logrado eso y pueden administrar bien el tiempo, corren con mucha ventaja”, explicó.

Mientras tanto, la consultora de recursos humanos Nexa, dice que el teletrabajo “es un beneficio muy grande para las organizaciones y que permite llegar a talentos y culturas que de otro modo estarían muy lejos”. Por otro lado, también aclaran que presenta grandes desafíos, desde la necesidad de incorporar más recursos técnicos, hasta determinar quiénes serán los líderes al frente de implementar y coordinar este tipo de metodologías.

Al tiempo que este debate tiene lugar, los gigantes tecnológicos ya están tomando nuevas decisiones al respecto. Google, que hasta hace poco fue un fuerte defensor de la cultura de oficina, ya anunció a sus trabajadores cuya presencia no es obligatoria que podrán continuar en sus hogares. La compañía ofreció además mil dólares para que cada uno pueda hacerse con el equipamiento adecuado. Según el portal The Verge, Facebook también ha seguido una línea similar, diciendo a sus trabajadores que podrán seguir trabajando desde casa para siempre.

Los argumentos en contra

Por supuesto que no todo es color de rosa cuando se habla de trabajar desde el hogar. Para muchos, abandonar las oficinas puede estar directamente asociado a un costo, que incluso puede no ser enteramente económico. Algunas voces mencionan conceptos como la necesidad de inmersión en un “clima laboral” y la agilidad en la transmisión de información.

“No cualquiera se puede adaptar al teletrabajo”, los entrevistados cambian, pero la frase se mantiene intacta. Correa y Toranzo coinciden en que para ciertos colaboradores es fundamental encontrarse inmersos en un clima de oficina para explotar mejor su potencial. “El gran desafío es seguir siendo productivos al contar con la autonomía del tiempo”, dice la fundadora de Nexa. Por su parte, el de Dumor aclara: “Lo que nos planteamos ahora son los nuevos perfiles que se van a incorporar en el mercado. Uno tendrá que fijarse en personal que se adapte a las nuevas formas de comunicación online. No digo que las generaciones jóvenes sean prioritarias en esto, pero sí es cierto que son los que mejor se adaptan a los cambios”.

Según la encuesta realizada por Adecco, para muchos teletrabajadores forzados, el trabajo remoto ha tenido un impacto negativo en su productividad. La razón principal parece ser las esperas más largas que las habituales para obtener información por parte de sus compañeros de trabajo. También es necesario aclarar que para el 56% de los encuestados, esta metodología era totalmente nueva, mientras que el resto solo lo había hecho esporádicamente. Existe un importante set de habilidades duras y blandas que es necesario entrenar para que los resultados sean satisfactorios.

El cambio impuesto también ha dejado en el ojo de la lupa a los líderes y especialistas de recursos humanos, que debieron primero tomar decisiones rápidas en un contexto que cambió de la noche a la mañana y, ahora, deben ejercer un rol de motivación y coordinación a la distancia. “Una cosa es coordinar equipos presenciales y otra es hacerlo virtualmente, cuando el concepto de grupo no aparece como tal”, explicó Correa. Desde Nexa dicen que mientras que muchos consiguieron optimizar tiempos, han corrido con desventaja en la parte comunicacional, sobre todo para aquellos menos familiarizados con las herramientas tecnológicas.

El punto final y uno de los más importantes es el gris legal. Trabajar desde casa implica que ya no gastamos en transporte y muchos quizás ahorren dinero en sus almuerzos, en el café fuera del hogar o, incluso, en los atuendos de oficina. Sin embargo, habrá que responder por el mayor uso del suministro eléctrico, quizás una mejora en el servicio de internet y la compra de algunas herramientas informáticas. El dilema es quién pagará por estos gastos. 

Según Enrique Dans, las grandes compañías están afrontando la compra de insumos para sus empleados, pero no todas las firmas son Google o Facebook. Incluso en este último caso, se habla de ajustar los sueldos de aquellos que se muden a zonas más baratas. Todavía se están evaluando el cuadro legal, la funcionalidad de la ART y los costos. En un primer momento, la Superintendencia de Riesgos de Trabajo publicó la resolución 21/2020 en la que establecía que el domicilio de los teletrabajadores sería considerado “ámbito laboral”. Sin embargo, no está claro cómo se aplicará la medida.

“Jamás se me hubiese ocurrido algo así”, aseveró el abogado Roberto Vázquez Ferreyra. Y explicó: “La Ley de Riesgos del Trabajo es un sistema por el cual las ART tienen una previsión económica sobre los siniestros que pueden ocurrir, con lo cual, podemos tener un problema con el hecho de que las aseguradoras no hayan calculado esta contingencia”.

El hecho de que no se pueda verificar el entorno en el que un empleado va a realizar sus tareas es otra complicación. “Eso está cubierto cuando los trabajadores se encuentran en la empresa porque la misma compañía se responsabiliza por las condiciones del lugar, que además está inspeccionado por la aseguradora. Pero, ¿cómo hacés para saber si la casa de la persona que está haciendo teletrabajo es segura?”, planteó el abogado. 

Los argumentos a favor

Los números indican que la mayoría le hemos tomado el gusto al home office. Quizás la dicotomía principal se da entre implementarlo de modo total o convertirlo en una opción para ciertos días de la semana. Vale destacar que esta tendencia no es nada nueva, IBM fue una de las pioneras en implementarlo en la década del 80, aunque recientemente había optado por reconciliar a sus empleados con la oficina. Sin embargo, la extensa cuarentena aceleró el proceso de cambio y ahora será difícil volver el tiempo atrás. Veamos algunos argumentos a favor.

Muchas voces apuntan al enriquecimiento de la vida personal de los colaboradores de cada empresa. Las encuestas arrojan que un buen número de trabajadores está conforme con poder pasar más tiempo cerca de sus seres queridos, pero también hay especialistas y líderes que coinciden en que esto puede ser un gran valor. “La mayoría de las personas que tienen hijos plantean que el home office es un paso a favor de lograr cierto equilibrio. Estamos acostumbrados a que lo normal sea que la jornada laboral sea de 10 a 11 horas, contando los tiempos de traslado. Ese tipo de vida no es muy equilibrada que digamos”, afirmó Fabiana Toranzo, fundadora de Nexa.

La revista New Yorker publicó un artículo firmado por el profesor de ciencias de la computación Carl Newport, que respalda este último punto. Según expone el autor, mientras que se desarrolló una infraestructura de telecomunicaciones lo suficientemente potente para sostener el teletrabajo, el modelo nunca se afianzó. Lo que sí ocurrió es que el disparo del salto tecnológico salió por la culata y ahora contestamos mails en el transporte público o mientras cocinamos en casa “Trabajamos en todos lados”, exclama.

El filósofo Valentín Muro participó de un artículo elaborado por el periodista Joaquín Sánchez Mariño en Infobae acerca de esta temática. “Lo que sucede en las oficinas o los hábitos laborales va a ser difícil de revertir. Una vez que se demuestra que un montón de trabajo y la productividad se pueden mantener razonablemente sin tener que asistir a un montón de reuniones, es esperable que se vuelva un argumento demasiado fuerte como para que las empresas rechacen el teletrabajo como antes”, escribió.

Enrique Dans habla de ahorros. Según explica en su artículo, ciertas empresas podrían ahorrar hasta 11.000 dólares al año por persona que pase a trabajar fuera de la oficina la mitad del tiempo. Al mismo tiempo, podría implicar un ahorro de 2500 a 4000 dólares para los empleados que pasen a sus hogares. Además, afirma, podría significar un crecimiento para las zonas menos pobladas o más baratas de las ciudades, que podrían ver la llegada de nuevos residentes que pueden aprovechar el teletrabajo y alejarse de sus oficinas.

“Mi experiencia y el trato con mis clientes me lleva a afirmar que el rendimiento ha sido prácticamente igual”, dijo el consultor Héctor Correa. Para el fundador de Dumor, la creación de espacios personalizados dentro del hogar de cada uno es un factor fundamental en la creatividad y predisposición de los colaboradores. 

La pandemia ha puesto a muchos en la situación de teletrabajar y, al menos de momento, la adaptación se ha realizado de un modo relativamente exitoso. Con estas voces a favor, el nuevo paso será evaluar y, como dice el especialista español, pasar del “trabajo en casa porque hay una emergencia” al “trabajo desde casa porque quiero y me gusta, porque he hecho en ella los necesarios arreglos para que sea cómoda para trabajar, y porque puedo seguir disfrutando de las ventajas de una oficina cuando lo necesite”. Incluso aunque el debate todavía esté abierto, una cosa está clara, las oficinas no volverán a ser lo que eran.

Por Emmanuel Paz – e.paz@on24.com.ar

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