El aislamiento preventivo -o cuarentena- significó un mazazo para una buena parte del tejido productivo, que empieza a observarse con crudeza en el plano financiero en la medida que las empresas informan incumplimientos de pago, las calificaciones de deuda bajan, la cadena de pago se tensa al máximo y se hacen patente las complicaciones para acceder al mercado financiero a pesar de las bajas tasas en pesos.
Ayer, Longvie se sumó al club de las empresas que defaultearon pagos de deuda desde que comenzó la cuarentena. La fabricante de artefactos dijo que debido a las restricciones para operar no puede hacer frente a la décima cuota de una emisión de Obligaciones Negociables que tenía que cancelar hoy por un total de $18.740.426,74. Además, la firma convocó a sus acreedores a modificar los términos de la emisión.
El mismo argumento fue esgrimido por Ribeiro, que semanas atrás también incumplió un pago de deuda. El retailer de electrodomésticos incumplió con intereses de correspondiente a la emisión de obligaciones negociables (Clase K Serie 1 y Clase K2 Serie 1), a principios de abril.
El común denominador de estas empresas es que entraron a la cuarentena con complicaciones económicas y financieras de arrastre. A fines del año pasado, Longvie logró refinanciar un pasivo de $200 millones con bancos acreedores, al tiempo que hipotecó un inmueble ubicado en el parque industrial de Catamarca. Ribeiro, por su parte, les habia pedido a principios de enero a un grupo acreedores es que esperen hasta el 31 de marzo para presentarles un plan de pagos de capital e intereses, y cerró varios locales en todo el país, uno de ellos en Santa Fe (ubicado en Villa Constitución).
Debido al incumplimiento de los pagos de sus obligaciones negociables, Longvie empeoró su perfile crediticios. La calificadora Fix SCR bajó su calificación a C(arg) desde B+(arg) “ante la debilitada posición de liquidez y elevadas necesidades de fondos esperados luego de la imposición de la cuarentena y la abrupta caída en la demanda que provocó un mayor estrés en la cadena de pagos del sector”. La calificadora de riesgo estima que en 2020 “la compañía presentará un Flujo de Fondos Libres negativo por $77 millones que, en conjunto con su débil flexibilidad financiera, presionará la capacidad de pago de la deuda financiera en tiempo y forma”.
Consumo en caída, rescate financiero y tensión en la cadena de pagos
Ayer, la Confederación Argentina de la Mediana Empresa (CAME) le puso números al golpe que significó el aislamiento preventivo en el consumo masivo. En abril, las ventas minoristas se desplomaron. Mientras los rubros esenciales disminuyeron 31% anual, los que permanecieron en cuarentena tuvieron una baja promedio del 75% al 80%, comparados con el año pasado.
“Más que un crédito necesitamos un rescate financiero”, dijo el presidente de la entidad, Gerardo Díaz Beltrán, que insistió en la necesidad de que el gobierno cubra el 100% de los salarios y llamó la atención sobre la por las precalificaciones que realizan los bancos para negarse a entregar los créditos al 24% de tasa diferencial.
En el mundo financiero, a pesar de las tasas negativas en pesos no todo es color de rosa, dado que el stress en la cadena de pagos puede dificultar aún más el acceso de las pymes a mercado. Según el director de la firma de finanzas corporativas Worcap, Marcelo Lanche, en las últimas semanas se observa un incremento notable en la mora de las SGR, que creció en más de 5 puntos, y en algunos casos hasta se duplicó como consecuencia de cheques rechazados”. Lo cual, “puede provocar que la capacidad de las SGR para avalar se retraiga y las pymes que puedan acceder a ese tipo de financiamiento serán menos”.
REDACCIÓN ON24
Por Mariano Fortuna / m.fortuna@on24.com.ar