@Religion se unió al chat: Líderes espirituales van a internet en busca de sus fieles

Hablamos con representantes del cristianismo, el judaísmo y de la comunidad árabe sobre la espiritualidad y las comunicaciones en estas circunstancias

La imagen se convirtió en una pieza histórica desde el mismo instante en que fue tomada. El Papa Francisco, solamente acompañado por su secretario privado y la lluvia, realiza el tradicional Urbi et Orbi. La plaza San Pedro está sumida en un silencio jamás visto en fechas tan importantes para los cristianos como la Semana Santa. En Rosario, más precisamente en la parroquia de Nuestra Señora de Lourdes, el sacerdote Juan Estrade no está en una situación muy diferente; emite las misas de Semana Santa a través de Facebook Live. 

Mientras tanto, la orquesta filarmónica de Israel organizó un concierto online para animar a los judíos que se vieron obligados a celebrar el Pésaj en soledad. “Fue como si volviéramos a revivir el Pésaj original, como si todavía estuviésemos esclavos y ansiando esa libertad desconocida”, relata el rabino Pablo Iugt, de la comunidad Kehilá de Rosario. En las mesas, acostumbradas a estar desbordadas de amistades y familiares, se encontraban los pocos residentes de cada hogar y algunos dispositivos electrónicos que acercaban por Skype o Zoom la compañía de los otros comensales.

Por otro lado, los musulmanes transitan los últimos días de preparación antes de comenzar el Ramadán este 23 de abril. A partir de entonces, a lo largo de treinta días respetarán el ayuno desde el alba al ocaso y la entrega a la oración. Sin embargo, en este año tan particular, se verán obligados a prescindir de los ritos comunitarios y de la peregrinación a la Meca. “Seguramente se sentirá esa falta, aunque los líderes del Islam habilitarán los medios como para estar en cercanía con las familias musulmanas”, opina Gustavo Ponce Asahad, director del Centro Cultural Árabe Iamame Cherife de Rosario.

La convivencia entre religión y tecnología no es un nuevo descubrimiento. Desde que la radio y la televisión se masificaron, los predicadores han encontrado formas de volcar a las masas sus respectivos mensajes. Sin embargo, resulta interesante analizar cómo la pandemia ha acelerado el proceso de adopción de la web para llegar a los fieles que tienen prohibido visitar los santuarios. “La tecnología es una creación neutra de Dios que puede ser utilizada para bien o para mal”, dice el rabino Shlomo Tawil en un audio de WhatsApp. 

Zoom no ha parado de crecer en Argentina desde la primer semana de cuarentena. La herramienta de videoconferencias ya era la preferida por las aulas virtuales, pero también se ha convertido en una de las más buscadas por los líderes espirituales. Asahad cuenta cómo el Centro Cultural Árabe trasladó a la plataforma los cursos de idioma y cultura árabes cuyo inicio estaba programado para comienzos de abril. El padre Estrade ha tenido que emplear la plataforma para poder dar clases a sus alumnos de la Universidad Católica; mientras que el rabino Iugt cuenta que la comunidad Kehilá se vale de esta plataforma para celebrar un “pre-Shabat” los viernes a partir de las 17:45.

Estos nuevos hábitos y prácticas llegaron para llenar el vacío generado por la imposibilidad de celebrar encuentros comunitarios, sin embargo, ¿desaparecerán una vez que la cuarentena termine? Al menos nuestros entrevistados coinciden en que no lo harán del todo. Según coincidieron, paradójicamente, el aislamiento propició el “acercamiento” entre feligreses y guías. Según observan, la actividad online puede propiciar la práctica religiosa en familia, sin perder al público de tercera edad que, para sorpresa de muchos, respondió rápidamente a los streams y videoconferencias.

“He tenido que repensar en cómo llegar a la gente -cuenta Estrade-. Supongo que por la edad (68) soy un poco reacio a la tecnología, pero como además soy docente me tuve que adaptar. Nunca había implementado estas herramientas, pero seguramente ahora lo vaya a seguir haciendo. El hombre debe ser hacedor de sus cosas y utilizarlas para seguir avanzando”. Iugt, por su parte, traza este paralelismo: “Creo que estamos como en el Arca de Noé. Cuando esto termine y el Arca se abra, es muy factible que prácticas con las que no estábamos familiarizados se vuelvan de uso corriente. Las clases virtuales y las jornadas online son muy prácticas y creo que hay cosas que vienen para quedarse”. Asahad confía en que “de esta situación vamos a salir mejores, así como habrá un mundo en el que se replanteen un sinfín de reposicionamientos”. Según explica, “esta pandemia va a marcar un cambio de paradigma en todos y cada uno de nosotros, tanto sobre el rol del Estado como sobre nuestras ideologías y nuestra relación con las manifestaciones de religiosidad”.

El papel de los líderes espirituales

Fuera de las celebraciones y encuentros comunitarios que se suelen emitir en vivo, las conferencias virtuales parecen propiciar una relación más personal entre fieles y predicadores. “No creo que el rol de los líderes religiosos haya cambiado. Quizás se intensificó. La pandemia provocó un contacto más privado con cada uno. En cierta forma es algo bueno porque se acercan los corazones y uno puede sentir más al otro”, grafica el rabino Shlomo Tawil. 

Gustavo Ponce Asahad también relata el caso de la comunidad árabe, que tiene diferentes preferencias confesionales: los hay católicos a través del rito bizantino, católicos a través del rito romano, cristianos ortodoxos y musulmanes. Cada uno de los líderes religiosos, explica, está en contacto permanente con sus respectivas feligresías.

Pablo Iugt cuenta que “la gente agradece al borde de la emoción un simple llamado para ver cómo están. Agradece todo tipo de muestra de cercanía, pero cuando el gesto proviene de un rabino, ese gesto tiene una importancia que hace que se puedan emocionar”. Mientras tanto, Estrade cambió las visitas a la parroquia por llamados telefónicos o comunicaciones de Skype en busca de consejo y escucha.

No obstante las virtudes de internet, todos coinciden en que el regreso a la normalidad es un anhelo. Muchos ritos litúrgicos requieren de la congregación en los templos para llevarse a cabo. La Eucaristía, por caso, se ha restringido a las pocas personas que pueden acercarse a la parroquia como colaboradores, mientras que el pan y vino consagrados se entregan en las manos de los practicantes. El Shabat, momento semanal de reunión en la sinagoga que da comienzo al día más importante de la semana para la comunidad judía, debió reemplazarse por una sesión de Zoom. El padre Estrade incluso se muestra preocupado por los velorios y entierros. “Creo que se han olvidado de los muertos”, dice en referencia a las pautas de la cuarentena.

Otro posible efecto de la pandemia podría ser la aparición o la acentuación de cuestionamientos hacia la fe. Marco Ventura, académico de la universidad de Siena dedicado al estudio del derecho canónico y eclesiástico, dijo a The Economist que incluso para los creyentes católicos ahora los oficiales médicos eran los nuevos profetas. Los líderes espirituales locales reconocen que puede tratarse de un momento de duda, pero también creen que en las crisis se producen grandes acercamientos a la espiritualidad y la fe.

“(La pandemia) Es algo para que aprendamos a repensar la vida. Somos administradores de vida, pero no dueños. Es un momento para replantear aspectos religiosos, pero no solo debemos quedarnos con la enseñanza de Cristo, sino con aquellas propias de la vida, como la solidaridad”, reflexiona Estrade. Iugt, por su parte, dice: “Creo que hay un poco de cuestionamiento y algo de vindicación. Cada religión deberá ver de qué manera procede y cómo procesa el cambio que vendrá aparejado. Por otro lado, cualquier época de crisis trae como consecuencia un acercamiento a lo espiritual”. Ponce Asahad concluye: “Muhammad sufrió el destierro y se convirtió en el profeta de los árabes. Creo que estos escollos ponen al hombre a prueba para ver cómo las superamos y salimos fortalecidos. Después de las grandes tempestades, viene la calma”. 

Por Emmanuel Paz – e.paz@on24.com.ar

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