Siempre hemos sostenido que los precios de exportación de los productos que genera el complejo industrial argentino que muele soja y girasol son elementos relevantes y estratégicos para la economía de nuestro país. Basta con observar que en el año 2014 sólo siete productos derivados de la soja y el girasol generaron el 30% de las exportaciones argentinas. En efecto, si sumamos las exportaciones de Harina y pellets de soja, poroto de soja, aceite de soja, biodiesel, semilla de girasol, pellets de harina de extracción de girasol y aceite de girasol en bruto; el total de ventas externas de estos siete productos alcanzó -el año pasado- 21.857 millones de dólares estadounidenses. Teniendo en cuenta que las exportaciones totales nacionales en el 2014 fueron de 71.935 millones de U$S, este grupo de productos oleaginosos generó el 30,3% del total de las divisas obtenidas por ventas de bienes en el exterior.
Este es el motivo central por el cual es importante efectuar un seguimiento de la evolución de los precios promedios de exportación de los principales aceites vegetales, harinas y semillas oleaginosas; ya que tienen un impacto central en la generación de divisas y en el stock de reservas internacionales del Banco Central de la República Argentina. Lamentablemente, el análisis que hemos realizado en la presente nota sobre los precios promedios de los últimos tres años muestra sucesivas caídas de gran significación, lo cual genera una lógica preocupación para todos los productores agropecuarios argentinos, la agroindustria nacional y el resto de los operadores económicos.
Empecemos evaluando el cuadro N°1. Allí se analizaron los precios promedios de exportación de los años 2012, 2013 y 2014 de los principales aceites vegetales con datos de Oil World Statistic. Los bienes analizados fueron: aceite de palma, de soja, colza, girasol y maíz. En los dos últimos años -entre el 2012 y 2014-, la caída en los precios promedios de todos estos aceites superó el 20%. Y en el último año, salvo el aceite de palma que registró una leve caída del 3%, el resto de los aceites vegetales evidenciaron bajas que oscilaron entre el 11 y el 20%.
Miremos individualmente cada uno de estos productos. El aceite de palma crudo (Precio FOB Indonesia) registró una caída del 18% en el precio promedio de exportación entre el 2012 y 2014. Entre el 2013 y 2014 la caída fue del 3%, la más baja de todos los productos considerados. En cambio, el aceite de soja -en sus distintos precios, ya sea FOB Golfo de México, FOB Brasil y FOB Argentina- perdió casi el 27% de su valor en dos años. Entre el 2013 y 2014, la pérdida de valor estuvo cerca del 14%. Estos datos son preocupantes para Argentina y su industria oleaginosa. No olvidemos que nuestro país es el primer exportador mundial de aceite de soja, ya que en la campaña 2013/2014 Argentina colocó en el exterior cerca de 4 millones de toneladas, superando a Brasil quien remitió a otros países aproximadamente 1.380.000 toneladas.
Un competidor directo del aceite de soja -el aceite de colza- evidenció una baja del 27% en los últimos dos años en el precio FOB Rotterdam Ex mill. En el último año (2014), la baja en el precio promedio de exportación de este producto alcanzó un 16%. Recordemos que según las INCOTERMS, normas estándares internacionales de términos comerciales desarrolladas, mantenidas y promovidas por la Comisión de Derecho y Práctica Mercantil de la Cámara de Comercio Internacional (CLP-ICC); la sigla “ex- mill” -referida a los precios- significa que el vendedor ha cumplido su obligación de entrega al poner la mercadería en su fábrica, taller, etc. a disposición del comprador. No es responsable ni de cargar la mercadería en el vehículo proporcionado por el comprador ni de despacharla de aduana para la exportación, salvo acuerdo en otro sentido. En estas operaciones el comprador soporta todos los gastos y riesgos de retirar la mercadería desde el domicilio del vendedor hasta su destino final.
En el aceite de girasol, rubro que exporta nuestro país, se analizaron dos precios de exportación: el FOB Argentina (mercadería puesta arriba del buque) y el FOB con despacho desde los puertos del noroeste de Europa. Las bajas en los valores de exportación en los dos últimos años son significativas en ambos casos: 22% en el FOB Argentino y 29% en el FOB desde Puertos de Europa. En el último año, la caída en los precios asciende al 15% y 20% respectivamente. Finalmente una mirada a lo sucedido con el aceite de maíz, que aunque es un producto obtenido de un cereal, también es importante tenerlo en cuenta. Allí vemos que el precio promedio de exportación del aceite de maíz norteamericano (FOB Golfo de México) cayó un 30% entre el 2012 y 2014; siendo ésta la mayor caída de todos los productos analizados. En el último año, perdió un 11% de su valor.
Afortunadamente para Argentina la caída en los precios de exportación de las harinas vegetales ha sido menor que la registrada en los aceites en los dos últimos años. Recordemos que Argentina es el primer exportador mundial de Harina de soja y que en la campaña 2013/2014 exportó 25 millones de toneladas. Superó a Brasil quien despachó cerca de 14 millones de toneladas y a los Estados Unidos de América, país que ocupó el tercer lugar con 10,4 millones de tn.
En el cuadro N°2, se evaluaron los siguientes precios promedios de exportación de las harinas:
” Harina de soja FOB Brasil Hi pro 48%.
” Harina de soja. FOB Argentina 47%.
” Harina de colza, 34% FOB Puerto de Hamburgo Ex Mill
” Harina de girasol. Hi pro Origenes alternativos CIF Francia.
La harina de soja con despacho desde Argentina, la de colza y la de girasol registraron leves aumentos en sus precios durante el año 2013. Pero si medimos puntualmente los precios promedios del año 2012 y los comparamos con los precios promedios del año 2014, veremos que se registran bajas de entre el 2 y 7%. El precio promedio de exportación de la harina de soja argentina en los dos últimos años registra una caída de apenas el 2%, lo cual no es tan gravoso para nuestro país viendo el panorama general de baja de precios que registra el resto de los productos (aceites, harinas y semillas). El problema es que la recuperación de precios que se había evidenciado en el año 2013 se perdió totalmente a lo largo del año 2014. Se puede ver con claridad este fenómeno en el cuadro N°2.
Finalmente, en el cuadro N°3 evaluamos los precios promedios de exportación del poroto de soja y de las semillas de colza y girasol. El poroto de soja (precio CIF Rotterdam de mercadería brasileña) registraba en el año 2012 un precio promedio de 597 U$S la tonelada. En el 2014, el precio promedio bajó a 528 U$S/tn. Esto implica una pérdida de valor del 12%. Mucho más grave es la baja de precios registrada en la semilla de girasol. En la medición de los precios de la cosecha norteamericana con destino a Europa (Precio CIF Amsterdam) en dos años perdió un 27% de su valor. Pasó de 625 U$S la tonelada en el 2012 a 457 U$S la tonelada en el 2014. La colza siguió el mismo derrotero que la semilla de girasol, con una baja del 23% en dos años.
Las principales causas que han generado estas fuertes caídas en los precios internacionales de la semilla, harinas y aceites vegetales han sido -entre otras- las siguientes:
a) El fuerte incremento en la producción mundial de poroto de soja, traccionada por las excelentes campañas de los últimos años de los principales países productores: Estados Unidos, Argentina y Brasil. Según la última estimación del USDA, la producción mundial de soja para la campaña 2014/2015 rondará los 315 millones de toneladas. Tres campañas atrás, en la 2011-2012, la producción mundial fue de 237 millones de toneladas. Esto significa que la producción anual de poroto de soja creció 70 millones de toneladas, cifra similar a lo que importa China-el mayor importador mundial de poroto- a lo largo de todo un año. Esta gran oferta de poroto impacta sobre la molienda y disponibilidad de harinas y aceites.
b) El aumento en los últimos años en la producción mundial de aceites vegetales en general (aceite de palma, soja, colza, girasol, almendra de palma, maní, algodón, coco y oliva).
c) Menor dinamismo del consumo doméstico mundial de aceites vegetales en los últimos años, con crecimientos por debajo de la producción y aumento en los stocks mundiales. Los aceites vegetales tienden a mostrar una alta correlación entre sí, especialmente en lo que refiere a soja, palma y colza. Las caídas en los precios de estos productos están relacionadas con la amplia disponibilidad de stocks en los países exportadores y la fuerte baja del precio del petróleo, que impacta sobre los biocombustibles. Esta situación ha sido particularmente visible en el Mar Negro con el aceite de girasol, en el sudeste asiático con la palma y en Sudamérica con el aceite de soja.
d) Parte del incremento en el crushing de semillas oleaginosas observado en los últimos años respondió al crecimiento en la demanda de harinas proteicas, fundamentalmente destinadas al consumo animal. La industrialización para atender a estos consumos aumentó visiblemente el abastecimiento de aceites, un bien complementario en el proceso productivo, generando una relación de precios más favorable para las harinas. Estas son ahora más importantes que antes para determinar el precio de la soja o el girasol que se paga al productor, al menos en la ecuación de las fábricas. Hemos visto anteriormente en el Cuadro N°2 que el comportamiento del precio de exportación de las harinas ha sido notablemente más favorable que el de los aceites vegetales en los últimos años.
e) La apreciación del dólar estadounidense, ya que parte de las bajas en los precios nominales está asociada a la revalorización del dólar frente a las monedas de los países importadores, factor condicionante puesto que en el comercio internacional gran parte de las transacciones se expresa en esa moneda.
f) La caída en los precios del petróleo y su impacto negativo sobre biocombustibles y aceites vegetales.
g) el debilitamiento de la economía global con la consecuente menor tasa de crecimiento de China que de crecer su producto bruto interno a un 11% anual hace algunos años, se espera que en el año 2015 crezca apenas a un 7% anual.
Autores: Julio Calzada – Guillermo Rossi
Fuente: BCR